Apocalipsis sentimental.

22: [Extra 2] Barry

Barry.

 

– Gisela no estoy para tus bromas, tengo una junta en unos segundos-le comunico mientras bajo las escaleras.

– Pero necesitaba mostrarte algo, era solo un minutos-no le doy importancia a lo que dice y desvío mi camino a mi oficina. ¿Cree que no la conozco? Sé que me está ocultando algo y voy a saber que es. Entro, me siento y mi teléfono comienza a sonar-Es mejor que vengas en persona, ya sabes cómo es-cuelgo sin escuchar nada. Todos sabemos cómo funcionan las cosas aquí, no sé por qué hay que estar repitiéndole una y otra vez que hacer. Luego de unos segundos llega-habla rápido, tengo una junta en unos minutos.

– La llegada de las personas de Estados Unidos ha sido con éxito, los han puesto en cuarentena por si alguno de ellos está infectado-asiento-pero uno de ellos quiere verlo, le hemos dicho que tendrá que esperar a que acabemos con su aislamiento.

– Muchas gracias John, puedes irte-gira sobre sus pies y sale. Algo bueno en el comienzo del día y sospecho quién puede ser esa persona.

– Barry-Gisela entra por la puerta sin siquiera tocar-vino tu secretario, volvió de la empresa-lo deja entrar y se para frente a mí

– ¿Lo puedo ayudar?-suelto con mi vista en los papeles de mi escritorio.

– Lamento decirte que Urbano organizó una junta de accionista en N.R.C, la cual tenía que dar un anuncio-lo miro sin entender ¿Por qué rayos está haciendo esto?

– Cancela la junta de Revolution Company y vamos a la junta de Urbano-tomo mi saco y salgo a pasos ligueros de ahí. ¿Qué planeas Papá?

Llegamos, el chofer estaciona, nos encaminamos hacia la junta y nos encontramos no solo con todos los accionistas de Urbano, sino también con los míos. Nos sentamos en nuestros respectivos asientos, ya que debía venir pero nadie me ha avisado.

– Les damos la bienvenida a la Asamblea de Accionistas-Urbano se mantiene en pie posando sus manos en la mesa-daré el anuncio de que a partir de ahora, más de él 4% de los nuevos accionistas tienen derecho a voto-dicho esto comienzan los susurros entre las personas ¿Qué está haciendo?-la destitución de mi hijo Barry se realizará en la próxima junta-las quejas, susurros aumentan y sus miradas se clavan en mí. No puedo dejar de mirarlo-gracias por venir-gira y sale por la puerta, sin dudarlo lo sigo.

– ¿Qué crees que estás haciendo?-lo detengo. Me observa con tristeza ¿Le doy lastima?

– No hablaré del tema Barry, el 4% completo está de mi lado. No intentes nada o empeoraras las cosas-gira sobre sus pies y se va.

¿Qué está pasando? No puede pasar esto. No dejaré que me quiten el puesto, no lo permitiré. Me subo al auto y el chofer comienza a conducir. Necesito que Tom y Oliver estén aquí, ambos deben saber de esto. Estaciona en casa y voy directo a mi oficina, otra vez. ¿Por qué mi propio padre quiere destituirme de ser presidente de una de sus empresas? ¿A caso está loco?

Me he quedado todo el día aquí en mi oficina, no he comido nada y el hambre no aparece en mi cuerpo, lo cual es raro. Lo que ha dicho Urbano fue grave, porque acaba de provocar una guerra.

 

 

***

 

 

Me despierto tranquilo, sudado, como siempre, me doy una ducha y bajo las escaleras. Gisela no está en casa, no me sorprende y el sol aún no ha salido. Me encamino hacia la cocina y me encuentro con Catalina, nuestra ama de llaves.

– ¿Podrías hacerme un café, por favor?-se sorprende ante mi pregunta. No la culpo, nunca he sido tan bueno con ella-¿Me has escuchado?-sacude su cabeza, abre una de las tantas puertas y comienza con su trabajo-llévalo a mi oficina-salgo, entro a mi oficina y me siento en el sofá al lado de la puerta.

Esto es estresante. Necesitaré ayuda de otros accionistas con derecho a voto, porque él ya debió de hacer comprado a todos mis accionistas. Paso una mano por mi rostro frustrado. Estaré frito si no lo hago. Me recuesto y ciento el sonido de la puerta ser abierta.

– Aquí está su café, señor-lo deja sobre la pequeña mesa rectangular y se va.

Este día va a ser un poco agotador. No tengo idea, o al menos no quisieron decirme, cuando será la próxima junta. Si llamo a mi secretario, talvez pueda contactar a algunos accionistas y que firmen su voto. Me incorporo bruscamente y busco mi teléfono, que no lo encuentro por ningún lado.

Marco el número de Denis, mi secretario y luego de unos segundos contesta-escucha, necesito que hables con los accionistas de Estados Unidos ¿Los recuerdas?-escucho que asiente-tenemos que ir a Estados Unidos y hacer que firmen unas cosas-paso mi mano, por mi frente sudada-no podemos permitir que Urbano me quite la empresa, no sé lo que trama, pero quiero esa compañía para Tom y Oliver, ellos son los únicos herederos que tengo y que lo harán-miro fijo el piso-Tengo una idea.

Salgo de la oficina y me encuentro con Gisela entrando a la casa, miro sus pies y se quitó los zapatos para no hacer ruido.

– Puedo explicarlo-coloca lento sus zapatos en el suelo, me mira y se acerca. La observo unos segundos y sigo mi camino, a mi habitación, sin decirle nada-Barry-me detengo a mitad de las escaleras-¿Qué es lo que te pasa? ¿Por qué actúas de esa forma conmigo?

– ¿De qué hablas?-bajo algunos escalones para quedar a su altura.

– ¿Cómo crees que me siento que actúes así?-humedezco mis labios sin mirarla.

– ¿Cómo crees que me siento que te acuestes con alguien más, en mi propia casa?-desvía su mirada avergonzada y nerviosa-puedes hacer lo que quieras con tú vida-coloco mis manos en los bolsillos de mi pantalón-puedes estar con quien quieras, pero no dejes que te vean las personas o comenzaran los rumores y será malo para la compañía-vuelvo a subir los escalones pero su voz me detiene otra vez.

– Eso es lo único que te importa. Esa estúpida compañía-giro sobre mis pies.

– ¿Por qué crees que estoy casado contigo? ¿Con que dinero pagaste lo que tienes puesto, lo que tienes en el cuello, lo que tienes en tus pies?-tenso mi mandíbula-no digas estupideces-trato de subir.




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