Apocalipsis sentimental.

28: La Destitución.

 

Catalina.

 

 

Es la tercera vez que tengo que salir del cuarto porque Barry tiene que contestar una llamada. No sé por qué estoy haciendo esto. Sé que mi trabajo es cuidar de él, pero…

No tiene caso imaginar algo con él, a pesar de que me haya dicho que lo cuido mejor que su esposa, siento que estoy de más. Tomas me ha dicho que debo dejarlo cuando se recupere y renunciar. Solo quiero que pase lo más pronto posible así no estar relacionada con su familia. No quiero ocasionar problemas cuando puedo evitarlos.

Dentro de unas horas será la junta y no he visto a Tomas visitar a su padre o llamarlo. Me preocupa que Urbano lo destituya estando en ese estado. Los problemas de los ricos, sí que no se comparan con los míos.

Hace tres años comencé a trabajar para su familia cuando mi madre enfermó. Tendría que estar en una universidad, pero estoy limpiando la casa de un rico que también me gusta. Con mis 24 años tendría que estar viajando con mi madre, como le prometí, pero lo que menos hice fue mantener mi promesa. Ella está muerta y yo…cuidando a la persona que amo. Enserio si no termino con esto, me volveré loca.

 

 

 

***

 

 

 

– Ya hay que irse, señor-uno de los guardaespaldas de Barry lo está llevando en una silla de ruedas a la asamblea de accionistas. Agradezco que no me dejen entrar, pero odio que no pueda votar para poder dejarlo en la empresa.

Esto me da mala espina. Tomas no ha vuelto desde que se fue con ese hombre y dentro de unas horas será la votación. ¿En dónde demonios se metió? Se supone que ya debería estar aquí.

– Señor-detengo la silla de ruedas y Barry me observa sorprendido-El joven Tomas no ha llegado aún. A menos que ya esté en la reunión-el guardaespaldas toma de nuevo la silla y mira al frente.

– No es de tu incumbencia. Solo…ordena el cuarto y déjalo listo para cuando regrese-otra vez su voz fría como el hielo-ya podemos irnos-ordena desviando su mirada al frente.

¿No es de mi incumbencia? ¿En verdad no lo es? Tal vez es cierto. Debo mantenerme firme eh ignorar todo lo que pasa por mi cabeza, solo la realidad. Será mejor que limpie el cuarto antes de que termine la reunión y que no lo hayan destituido.

 

 

 

 

Tomas.

 

– Por enésima vez, me han traído-cierro mis ojos tratando de calmarme. He pasado la noche aquí, en ningún momento vi a la madre de Jessica y no tengo señal para hacer una llamada a Barry por la junta. Esto no puede ser peor-no es mi culpa que ese perdedor te haya robado todas tu cosas. Tu auto creo que ya lo vendió-suelta un risa. ¿Enserio voy a poder creerle?

– Tengo que ir a la junta Jackson. A Barry le destituirán si no estoy ahí, tenemos que hacer algo-saca su teléfono y lo observa-¿Qué miras?

– La junta será dentro de dos horas-presiono mis nudillos y siento como mi palma comienza a arder-Tal vez…-el sonido de un claxon suena dejándonos sordos a ambos-¿Qué fue eso?

– ¿Qué más?-ambos corremos a la puerta, salimos y no encontramos con un auto, viejo que yo jamás usaría, pero que estacionó fuera del motel. Lo que me paree raro es que no ha apagado el motor ¿A quién espera? O ¿Tiene que hacer algo rápido?-¿Quién es? ¿Alquila una habitación?

– Nunca lo había visto por aquí-comienza a caminar en su dirección conmigo por detrás-Hola, señor.

– ¿Quiénes son ustedes?-pregunta mientras baja la ventanilla-¿Necesitan algo?

– ¿Espera a alguien?-asiente dudando pero a la vez confiado-Sé qué hace unos segundos nos conocemos, pero necesito…

– Llegaste-esa voz. Giro bruscamente y me encuentro con ella, su madre. Ana-te tardaste un poco-camina hacia nosotros y frena frente a mí sorprendida-¿Tu eres…?  ¿Eres la persona que nos salvó en Estado Unidos?-asiento sin dejar de mirarla. Es idéntica a Jessica-antes de que te vayas… ¿Quieres verla?-frunzo el ceño realmente confundido-ella está adentro de la habitación trece, en donde me estuve quedando desde que volvimos de esa horrible ciudad. Anoche, ella vino conmigo, ve a verla, tal vez la alegres. Ha estado muy triste desde que llegó y…tuve que decirle que su padre murió en esa ciudad, tal vez no lo recordaba por su golpe en la cabeza-parpadeo varias veces al darme cuenta que espera a que diga algo. No creo poder verla, en este preciso momento. Tengo que ir a la junta.

– Tengo que pedirle un favor, prometo pagarle. La persona a mi lado, la estúpida persona a mi lado provocó que me roben mi auto. Iré a ver a Jessica y… ¿Podría llevarnos a la ciudad?-arquea sus cejas por unos segundos para luego asentir-ya vuelvo-le comento a Jackson y corro hacia el cuarto trece.

Creo que estoy igual de nerviosos que cuando iba a tocar la puerta. Toco la puerta, pero nadie responde, vuelvo a tocar y nada. Decido entrar sin más y me encuentro con Jessica dormida. ¿Cuántas veces la he visto dormida?

Una pequeña sonrisa surca mi rostro al verla. No quiero admitir que la extrañé. Me siento a su lado y la observo. Tiene sus ojos hinchados, tal vez lloró hasta quedarse dormida. No quiero irme y dejarla, pero tampoco quiero que esté conmigo y que esté mal.

Acaricio suavemente su rostro y sigue igual de suave que la última vez que logré tocarlo. No sé cómo pude dejarla ir. Debí quedarme a su lado y tal vez, solo tal vez, las cosas serían diferentes.

– Lo siento-suelto sabiendo que no me escucha-debí quedarme a tu lado cuando más me necesitabas. Quiero jurar y prometer que no te dejaré ir, jamás, pero…todo me lo prohíbe-quiero estar contigo. Me acerco depositando un beso en su frente para luego ponerme de pie e irme, pero veo como se despierta y me observa sorprendida.

– ¿Tom?-solo su mirada fija puede detener mi mundo completo. No entiendo todas las cosas que genera en mí-Tom-se reincorpora abrazándome del cuello. Solo escucho como llorisquea y acaricio su cabello-eres un estúpido, un cretino-se separa y golpea mi pecho. Tomo sus manos y la detengo-idiota-me río.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.