Apocalipsis sentimental.

31: Traiciones...

 

Tomas.

 

 

 

– Las cámaras mostraron que tu abuelo fue el que disparó-ruedo mis ojos.

– Si las cámaras dijeron su trabajo, ¿Por qué me lo están repitiendo? ¿Creen que no vi lo que pasó?

– ¿Tuviste  algo que ver con el plan de tu abuelo?-golpeo bruscamente la mesa provocando que se sobresalten.

– Pueden dejar de llamarlo mi abuelo, no tiene nada que ver conmigo. Puede que llevemos el mismo apellido, pero no es mi familia.

– ¿Y por qué le entregaste la empresa, si no es tu familia o alguien de confianza?

– ¿Eres empresario?-suelto molesto.

– No se trata de ser empresario, sino de tener confianza con tu familia o alguien cercano-me río en su cara.

– No diré nada sin mi abogado-me cruzo de brazos.

– Como quieras-ambos se ponen de pie y desaparecen de mi vista.

No tengo idea de qué demonios debo decirle a los policías sobre el plan de urbano. Podría ir a la cárcel por querer fingir mi muerte y ser otra persona o por haber matado a esas personas que entraron a mi casa. Pero si voy prisión ¿Quién cuida de Jessica? Su madre no tengo idea en donde está y no creo que pueda pagar los gastos médicos. Esto sí que se ha convertido en un gran problema.

– Tomas-el amigo de Barry, que es mi abogado entra a la sala de interrogación-No entiendo cómo puedes meterte en tantos problemas ¿Qué ocurre está vez?

– Solo quiero salir de aquí e ir al hospital-escucha con atención-Urbano quiso que le de la empresa y finja mi muerte.

– ¿Chantaje?-levanta una ceja. Me conoce tan bien.

– Por mi historial-suelto provocando que suelte un suspiro.

– Urbano sabe todo sobre ti, pero si le mostramos tu historial psicológico al juez, disminuirán tus días en prisión. Si asesinaste a tu ex, la pena es de uno a cinco años.

– No contaste a los que asesiné en mi casa. Unos hombres que trabajaban para Urbano entraron y tuve que matarlos-levanta una ceja.

– ¿Enserio tenías que matarlos? ¿O solo fue por instinto?-le mando una mirada que solo él entiende.

Olvide mencionar, que él, es uno de las pocas personas que saben sobre mi historial, a demás de Urbano.

– Olvídalo-suelto mientras golpea con fuerza la mesa de metal.

– Si hablamos sobre tu historial, te liberaras de la pena de muerte. Haz hecho muchas cosas malas.

– Y si hago eso, me enviaran a un Centro de Salud Mental. No quiero involucrarme con personas iguales a mí. Se supone que para cambiar, tengo que estar con personas distintas a mí, no iguales. Eso lo empeorará.

– Lamento decirte que no te haría daño-lo fulmino con la mirada.

– Estos últimos años, no he hecho nada malo. Todo comenzó cuando Rose murió-escucho como carraspea se garganta-solo tú, Urbano y yo sabemos lo que en realidad pasó. Tengo que hacerme el tonto y dolido cada vez que hablan sobre ella. Me está irritando.

– Sabes que no estás bien y que necesitas ayuda, no te culpes-me río irónico mientras lo observo.

– No me estoy culpando-le reprocho-esa chica era igual que Emma, es detestable.

– ¿Pero si eras tan apegado a tu hermano…por qué lo mataste?

– Mi plan salió mal, y también lo maté a él-suelto como si nada.

– No me refiero a que creaste un plan y que al salir mal te costaría la vida de tu hermano-me regaña-no piensas las cosas dos veces. Eres impulsivo.

– ¿De qué lado estás?-me pongo de pie quedando a su altura, que es un poco más bajo que yo-¿Tengo que matarte a ti también para que me entiendas?

– Necesitas ayuda y lo más pronto posible-lo tomo del cuello de su camisa atrayéndolo a mí-no puedes hacerme daño.

– Esto no es de hace unos minutos, sino años. ¿Crees que está vez va a ser igual?-sonríe apenado.

– Aléjate de él-los mismos policías que me interrogaron entrar con armas apuntando hacia mi dirección-tenemos todo grabado, no puedes negar que fuiste cómplice de las acciones de Urbano.

– No puedo creer que me hayas apuñalado por la espalda-lo suelto bruscamente y me alejo, mientras me colocan nuevamente las esposas-30 años-le digo y agacha su cabeza-hace 30 años que trabajas para mi familia ¿Y por una suma de dinero, ya nos apuñalas por la espalda?-no dejo de sonreír. Enserio es valiente.

– Les daré su historial-habla abriendo su maletín.

Antes de que saque algo, golpeo la cabeza del policía con mi nuca y me suelto rápidamente, mientras que él otro trata de detenerme, pero tomo su arma y disparo. Busco por todos sus bolsillos hasta encontrar la llave y me quito las esposas, sin dejar de observar a mi supuesto abogado.

– Enserio eres valiente-coloco el arma en su cabeza y levanta sus manos.

– Por favor, no lo hagas. No quise hacerlo, no quise traicionarlos-sus ojos cerrados se comienzan a llenar de lágrimas y no deja de decir que no lo asesine.

La venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena…-finjo recordar-¿Cómo sigue?-niega con su cabeza y no puedo dejar de sonreír-pero si de traición se trata, si vale la pena-comienzo a reír-me traicionaste, me apuñalaste por la espalda-recargo el arma y escucho como su llanto aumenta-No lloraste así cuando aceptaste el dinero para traicionarme-coloco mi dedo en el gatillo pero antes de disparar siento un arma posada en mi nuca.

– ¿Crees que puedes hacer lo que quieres? Estás enfermo-escucho el sonido del disparo y siento mi pierna arder como el infierno-llévenselo-colocan mis manos detrás de mí y me las esposan-te pudrirás en la cárcel-es lo último que escucho para luego sentir un pinchazo en mi brazo y cerrar mis ojos lentamente.

 

 

3 meses después

 

Jessica.

 

Me quitan la aguja que estaba clavada en mi muñeca y me indican que tengo que sentarme. Siento que mi cuerpo se va a desarmar. Me duele hasta el último mechón de cabello.




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