Apocalipsis sentimental.

33: Errores

Tomas.

 

 

– Tiene que escucharme-comento ante todo el silencio.

– Ha cambiado mucho. No creo que te escuche-se sienta en una lápida-a demás dudo que un cementerio sea un buen lugar para arreglar un desamor. Y más si es el aniversario de la muerte de su madre…

– Cállate-contesto molesto. Fue pésimo que quiera venir a arreglar las cosas con ella. Creo que Jackson tiene razón. Me pongo de pie-vamos.

– ¿Vas a su casa?-asiento-¿Qué harás? ¿La convencerás con…?-no termina haciendo gestos raros.

– ¿Crees que luego de más de cinco años, vuelva de la nada y quiera tener sexo con ella?-mi propia mente me cuestiona mis pensamientos.

Si quiero, la he extrañado, pero hay cosas más importantes en este momento.

– Solo digo, tú eres impulsivo, actúas sin pensar-niego con mi dedo-¿Qué?

– Eso se llama improvisar y no cualquiera lo hace-rueda los ojos mientras seguimos caminando.

Luego de un pequeño y eterno viaje de nuevo a nuestro departamento me encuentro con Brad y Jeison, ambos fumando y riendo.

– ¿Qué está pasando aquí?-sus sonrisas desaparecen bruscamente al vernos-me dijiste que la última vez que fumaste te hizo daño, no tienes que hacerlo-le arrebato el cigarrillo y lo termino yo. Ha comenzado a fumar hace poco, pero su sistema no lo soporta muy bien.

– Vimos llegar a tu ángel hace unos segundos. La trajo un chico-comenta lo último casi a risas.

– ¿Hablas de…?-trato de recordar su nombre. Sé que Jessica gritaba su nombre cuando quería escapara-¿Fred?-termino. A penas lo conozco y ya lo odio.

– No tengo idea de quién es, pero trajo a Jessica a su departamento. Ya han pasado…-mira su reloj que decora su muñeca-dos horas y aún sigue adentro.

¿Qué? ¿Ambos están en esas cuatro paredes pequeñas y diminutas? Mi reacción al escuchar eso hace que comiencen a reír. No me parece algo que fuera divertido. No voy a permitir que ambos permanezcan ahí dentro. No lo haré.

– Ya vuelvo-suelto caminando hacia el departamento de al lado.

Ninguno me detiene y sospecho que eso es lo que querían generar. Pelea. Me adentro en el ascensor y ahí es el momento en el que mi cabeza queda en blanco. ¿En qué piso está ella? Mis dedos están dudosos de qué botón presionar.

– ¿Cuál demonios es su piso?-maldigo para mis adentros, hasta que comienzo a escuchar risas femeninas acercarse al ascensor.

– Te lo dije, es súper sexy. Hasta creo que te estaba mirando-alaga una.

– No lo creo, pero me parece muy familiar, juro que lo he visto en algún lugar-ambas se adentran, giro sobre mis pies dándole la espalda y oprimen los botones-Disculpa-parpadeo varias veces al darme cuenta de que me están hablando-¿Eres de aquí?

– Hay Wen déjalo en paz, tal vez viene de visita. No molestes a las personas de este edificio a pesar de conocerlas.

– ¿Alguna conoce a Jessica Álvarez?-giro bruscamente enfrentando a ambas. No tolero la idea de que Jessica esté con Fred en una sola habitación.

– ¿Ves? Te lo dije-la que creo que es Wen golpea a la otra-todos la buscan a ella y todos chicos guapos.

– ¿Qué?-¿Qué quiere decir con todos y guapos?-¿En qué piso está?

– ¿Qué obtendremos a cambio?-sueltan ambas en unísono.

– ¿Y qué es lo que quieren?-no puedo perder tiempo, esto ya me está alterando.

Ambas se ríen y justo antes de que hablen, las puertas del ascensor de abren y detrás me puedo encontrar con esos hermosos ojos grises que no he podido sacar de mi mente en todo este tiempo.

– Jess-es lo único que logro formular antes de que salga corriendo hacia los pasillos del edificio y sin dudar la sigo-Jessica por favor-tomo su antebrazo para detenerla pero se logra zafar. Esto no está bien.

Atraviesa una puerta que va hacia las escaleras de emergencia dirigido a la azotea. Aún no creo como pudo sacarme tanta ventaja en subir las escaleras, pero no decido detenerme, quiero  hablar con ella y explicarle el por qué huí.

– Jess, tienes que escucharme-hablo casi a gritos para que me logre escuchar, pero localizo como abre otra puerta llegando a la azotea.

Intento abrir la misma puerta pero está trabada, no lo pienso dos veces y me decido en golpearla hasta que se abra. No espero a que la cerradura se rompa para entrar a la helada azotea.

– ¿No te bastó verme en el cementerio y arruinar el aniversario de mi madre?-sale de detrás de una pared-¿Por qué volviste? ¡¿Por qué demonios volviste?!-grita molesta, mientras avanza-estaba bien sin tu compañía, tú solo me generaste daño y no quiero verte ¿Por qué lo hiciste?

– Lo siento-suelto.

– Por favor, no me hagas quedar como la mala de la película o la que termina loca. No te disculpes y solo vete.

– Jessica, no quise irme, no quise dejarte. Era la única forma en la que te podía mantener a salvo y que la compañía de Barry no quede en banca rota.

– Por favor Tomas, solo vete-corro hacia ella y tomo su antebrazo acercándola a mí-¿Qué demonios haces?

– Tienes que escucharme, te diré la verdad y me iré, lo prometo-intenta soltarse hasta lograrlo. Ha ganado mucha fuerza últimamente.

– No quiero escucharte, eso empeorará las cosas. No lo diré una vez más-tomó sus manos, las junto mientras las llevo por encima de su cabeza y la arrincono contra una pared.

– Tal vez no quieras escucharme, pero si me sentirás.

– ¿Qué…?-no logra terminar ya que estampo mis labios contra los suyos evitando que termine su oración.

Mis manos sujetan las suyas mientras tratan de soltarse pero su esfuerzo es en vano.

– Tomas…-logra decir tratando de alejarse-déjame-patea mi entrepierna haciendo que la suelte y salga huyendo.

– Oh mierda, hace tanto tiempo que no siento este…dolor-maldigo para mis adentros, corro tras ella pero para mí desgracia la he perdido y no tengo idea en que habitación está-Demonios.




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