Apocalipsis sentimental.

34: Cuentas por cerrar y Una puerta abierta.

 

Tomas

 

 

 – ¿Qué crees que estás haciendo?-se suelta bruscamente de mi agarre al verla y se aleja-¿Por quién me tomas?

– Tomas-desvío mi mirada hacia ella-te he dicho porque eras el único que estaba en la azotea, no para que vengas a lastimarlo o a molerlo a golpes-Debe de ser una broma, y una de mal gusto.

– ¿Qué le has dicho?-mi vista de enfoca cada segundo en ambos esperando a que hablen-¿Jessica que le has dicho que vino a golpearme y a tratarme como si fuera un tacho de basura?

– Solo le dije lo que hiciste-arquea sus cejas sin comprender. Cada segundo entiendo menos-por favor Fred-suelta irónicamente.

– Si no va a hablar, lo puedo obligar-comento ante su tensa pelea.

– Me utilizaste, y fue solo para acercarte a mi compañera de trabajo, solo por estar en diferentes secciones. Te consideré un amigo-¿Qué acaba de decir?

– ¿Me estás diciendo que no te lastimó físicamente, sino que fue por una mala ilusión?-no puedo creer que se haya puesto así, solo por pensar que esta basura de persona puede llegar a ser su amigo-Por más que me digas que cambiaste estos últimos años, pues déjame decirte que sigue igual Jess.

– Solo que odio que me utilicen y tú lo sabes muy bien, no es algo que me agrade-suelta molesta comenzando a caminar lejos de nosotros.

No digo nada y me alejo poco a poco dejando a Fred solo como un tonto. No entiendo que le está pasando a Jessica últimamente para estar así de sensible. Todos alguna vez nos hemos sentido o nos ha pasado que fuimos utilizados, pero no es para que provoque un escándalo.

Vuelvo a mi edificio en donde se supone que están los demás, pero me encuentro con un vacío y un silencio rotundo que dudo si seguir con mi recorrido o no. Me dirijo hacia una de las habitaciones y localizo un cuarto totalmente limpio y vacío.

¿Acaso estos imbéciles me acaban de dejar?

Saco mi teléfono y marco el número de Brad, luego de unos minutos contesta.

– ¿Estoy alucinando o me acaban de dejar como perro en carretera?-hablo sin siquiera decir hola.

– Lo siento Tom, estamos en el aeropuerto, no quería interrumpir tus momentos románticos. Ya trajimos tus cosas, ya sabíamos que no iba a funcionar y solo tienes que venir-solo frunzo el ceño ante todas sus confesiones.

– ¿Okey?-dudo-iré enseguida. Haré una última cosa y tomaré un taxi-asiente y cuelga.

No puedo creer que haya venido aquí en vano. Quería recuperar a Jessica, pero la dejé ir como a Rose. Estar enamorado apesta y más cuando es amor no correspondido. Solo quiero que sea feliz y si es feliz sin que esté aquí, entonces me iré. Me encantaría despedirme de ella, pero sé que no será posible y que acabará mal como hace unos minutos.

Es solo cuestión de tiempo para que me olvide, o tal vez ya lo hizo y encuentre a su verdadero amor. Hemos pasado por tantas cosas juntos que ya no sé si pensar que ella realmente fue mi verdadero amor y que Rose fue mi espejismo para volverme más fuerte. Nunca me cansaré de decir que Jess es especial.

– ¿Hola?-escucho una voz del otro lado de la puerta-¿Hay alguien ahí?-camino en su dirección y giro el picaporte.

– ¿Puedo ayudarte?-hablo mientras abro la puerta encontrándome con un hombre de unos 60 o 70 años, más o menos.

– ¿Tú eres Jackson Torres?-frunzo el ceño negando.

– Es un amigo, pero no se encuentra-asiente pensativo sin creer lo que le acabo de decir.

– Vendré en otra ocasión-sin despegar su mirada de la mía comienza a caminar.

Eso sí que da miedo. Pero suerte que ya me iré y no se encontrará con absolutamente nadie en este apartamento.

Mientras que esa persona se aleja, cierro la puerta a mis espaldas y decido salir de ese edificio de camino al aeropuerto. Solo quiero irme y quedarme en Estados Unidos sin cruzarme con Emma o mi padre. Quiero ver a Oliver, pero sé que me detesta por fingir mi muerte, pero esta ciudad ya se olvidó de mí por completo.

Salgo hacia las iluminadas calles y observando para todos lados comienzo a caminar chocando con, lastimosamente, Jessica.

– Lo siento-me doy el tiempo de observar su gran pila de carpetas y papeles. La ayudo y sin decir nada sigue su camino.

Trato de pensar positivo y sin pensar dos veces, me acerco a un taxi, subiendo y dirigiéndome hacia el aeropuerto.

Muchas personas dicen que la vida es como un libro y que las relaciones que no funcionan son solo una parte del cuento, pero ella es mi historia completa y con quién viví mis mejores experiencias, junto con las peores. El tiempo pasa muy lento estando solo, pero prefiero estar solo que estar en una relación que sé, no va a funcionar.

Le pago al taxista, bajando, mientras mi mirada se posa en las personas que siempre me apoyaron y me siguieron en todo momento.

– ¿Cómo te ha ido con tu princesa?-suelta Jeison.

– Esa princesa ahora es una Reina, pero el Rey no soy yo, más que no tengo permitido entrar a su castillo-comienzan a reír.

– Ríanse mientras puedan-suelto provocando más risas de estos.

 

 

 

 

***

 

 

 

– ¡¡Volvieron!!-grita Luck súper contento abrazando a Jeison. Al ver su escena romántica y feliz, agacho mi cabeza y me encamino hacia mi cuarto.

– Volvimos a lo deprimente-arrojo mi mochila y me recuesto sobre mi suave cama.

– ¿Luego de un viaje largo, piensas solo dormir?-Jack se apoya en el marco de la puerta y me observa-¿Quieres salir?

– Me vendría bien, pero quiero estar un momento a solar-cierro mis ojos y escucho como sale de la habitación cerrando la puerta lentamente.

Debo analizar muchas cosas y tirar a la basura mis sentimientos.

Cuando mi cuerpo y mi mente estaban a punto de caer en un sueño extremadamente profundo, mi teléfono comienza a sonar descontroladamente. Meto mi mano en mi bolsillo y justo cuando iba a ver de quién se trataba, unas manos me lo arrebatan rápidamente.




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