Historia Sin Título

Un libro entre tantos otros, amontonado entre viejos estantes de madera podrida, cae hacia el suelo y abre su cubierta desgastada en una página cualquiera, sus hojas blanquecinas han sido manchadas por la presencia de hongos invasivos a causa de la humedad y la falta de luz. El título de la historia ha sido, literalmente, arrancada con precisión; las demás letras del texto parecen ser legibles. Empecemos con esta lectura rápida, puede ser que encontremos respuestas en el medio. Pero, para su mayor disfrute, lo leeré primero y luego les relataré una versión ligeramente diferente…

(Minutos después)

“Esta historia nos sitúa en un pueblucho cualquiera, una comunidad que perdió su nombre porque Dios y el tiempo cumplieron su promesa con los anatemas. Pero me estoy desviando… En este pueblo vivían dos amigas que habían crecido juntas hasta ahora, aunque una fuere mayor que la otra, no se molestaron por un simple detalle, y se amaron como hermanas.”

“La mayor se llamaba Sol y la menor, Luna. Si parecen que son nombres inventados es porque todos lo son; aunque en el material original los nombres son diferentes, le estoy dando un sentido metafórico más elevado. Sigan escuchando. Sol era como su nombre dicta, una luz resplandeciente para todos aquellos que la buscasen, repartía felicidad a donde fuera o pasare. Por supuesto, todos quedaban maravillados por su belleza y su presencia agradable…Todo lo contrario con Luna, su destreza social no era la mejor, su presencia era ordinaria y su belleza estaba debajo del promedio. En otras palabras, no era la gran cosa. Pero se sentía especial al lado de Sol.”

“Cierto día, nada de especial, un colibrí pasaba por la jardinera de ventana, de la no tan deseada Luna. Sus aleteos despertaron a la durmiente y lo vio irse, este fue el primer contacto de muchos. En esta parte hay una descripción larga de como Luna se va alistando para dirigirse a la casa de su amiga. Lo recortaré un poco: Se preparó y fue a donde su amiga. En esta parte, también hay descripciones largas de cómo es el interior de la casa de Sol, pero lo recortaré en la parte más, interesante: Los ventanales del salón eran grandes y reflejaban los rayos del a través del cristal. Por si aún no te has dado cuenta, son parte de una simbología que tendrá sentido más adelante.”

“Mencioné sobre la casa de Sol, aunque no necesariamente se olvida de Luna. De hecho, el texto es bastante explicito con los detalles del pueblucho este y la vida diaria de estas dos amigas, sin embargo, solo menciono lo que es importante… Aun así, vale la pena contar algunas anécdotas del dúo cosmológico…”

1.- En una ocasión, Sol se encuentra con una niña perdida al lado del camino cuando volvía a su hogar. Parece que la niña había salido para pasear a su perro, pero su can, por la emoción, corrió hacia direcciones desconocidas y terminó soltándose en el mismo lugar en donde se encontraban. Sol tuvo la paciencia de aguantar los llantos desenfrenados del infante, aunque eso fue solo al principio, pues al escuchar el melodioso canto de Sol, se calmó casi de inmediato. En el medio, se topan con el perro al lado de una carnicería comiendo un generoso pedazo de carne, al reconocer a su dueña salta hacia ella, luego le compra un helado y finalmente, la niña regresa con sus padres.

2.- Un hombre abatido por la vida se encuentra sentado, mirando hacia el suelo tratando de pensar que no es un fracaso, es inútil, porque la realidad nos lleva a todos de regreso y a este personaje extra, también. Aparece primero Luna en escena y lo observa desde lejos, con una mirada compasiva y a la vez de indecisión, ¿debe acercarse y preguntar? Su titubeo no le permite avanzar y en ese momento, Sol ocupa su lugar al lado del hombre. Ya que estamos desde el punto de vista de Luna, no entendemos nada de su conversación. Eso no importa, pues ella logra ver al colibrí otra vez revoloteando en los alrededores, y cuando vuelve su vista a los demás, el extra se veía con una sonrisa triunfante.

3.- En un párrafo, mencionan una situación que me llamó la atención. Lo contaré a mi manera. Luna estaba siendo invadida por una tristeza profunda, y aunque no lo dice explícitamente, sé que fue por la etapa de transición, esa puerta a la adultez por donde todos pasamos alguna vez. Un tema hormonal que no explicaré, debo continuar. Ella le cuenta a Sol del cómo se sentía y, sin embargo, Sol solamente le da palabras de aliento vacías. Uno, al final del párrafo, dice: ¿Qué? No es un error tipográfico ni de imprenta, genuinamente, Sol no entendió para nada las palabras de Lunita; es más, en medio de su despliegue emocional, unas palabras brotaron del vacío diciendo, “estarás bien, confío en tu fortaleza”. Esas palabras no terminaron ahí, continuaron hasta conformar un discurso de superación; Luna se sintió peor por ser interrumpida.

4.- Describiré una escena corta. Sol y Luna en medio de una iglesia antigua, el ocaso refleja los últimos rayos de luz que le queda e irradia en los ventanales de colores puros. Las amigas yacen sentadas en el banco. Una rezando y la otra contemplando el vitral del centro. ¿Quién ora? Pregunta tonta. Sol reza por el pueblo y Luna se detiene a observarla. Logra notar que sus susurros no dicen nada, es decir, no oraba en verdad. ¿Lo hará desde su corazón?

“Las anteriores anécdotas que nombré son un resumen de todos los hechos importantes en la historia, antes de llegar al punto de inflexión, en donde todo va en picada; el colibrí cansado de volar, se posa en las heridas manos de Luna, y muere en ese instante; las heridas de la mano fueron provocadas indirectamente por Sol, al pedirle que buscara flores silvestres y encontrara rosas, ¿la razón? Un simple capricho de su amiga, Luna no supo negarse; la inminente tristeza de algunos pueblerinos fue opacada por la alegre presencia de Sol, algunos entendieron que su actitud entusiasta no era invasiva. Muchos comprendieron todo lo contrario.”