Corazones Vacíos

Cuando los ángeles descendieron del cielo, estaban decididos a cambiar la vida de las personas. Pero más pronto que tarde, se dieron cuenta que no había interés por parte de la humanidad en cambiar. La mediocridad y la costumbre se apoderaron de los corazones del hombre y los obligaron a permanecer estáticos en el mundo.

Los ángeles no se rindieron y dieron planes para contrarrestar estos males del mundo. Se dividieron en dos facciones:

Por un lado, muchos dijeron que debían de mimetizarse y caminar junto a los hombres.

Otros dijeron que sería mejor pedir permiso al Creador para predicar su palabra a través de la tierra.

Sus intentos fueron, rápidamente, mal recibidos, y algunos perdieron su voluntad y ganas de ayudar a la gente. Todos regresaron al cielo. Sin embargo, un ángel se quedó en la tierra por más tiempo y esta se llamaba Lilith.

Ella pertenecía a la primera facción y se mimetizaba con apariencia de mujer. Por supuesto, era muy hermosa pero las demás personas no podían notar su belleza, debido a que sus corazones ya estaban llenos por la mediocridad, y ya no podían ser llenados con nada más. De nada sirvió acercarse a la gente.

Mientras Lilith caminaba sin dirección, se topa con un hombre herido por la vida, sentado en el suelo, reflexionando y observando el suelo. Al verlo desahuciado, decidió acompañarlo. Pasaron horas, y ellos no se movieron.

Cuando la luna los tocó, el hombre herido gira a ver a su acompañante, un poco desconcertado. Resulta ser, que si se había dado cuenta de su presencia y no esperaba que su presencia aun le estuviera invadiendo.

No pudo evitar reírse un poco de la situación, y Lilith también lo hizo; no por la misma razón, sino que, a diferencia de los seres humanos, los ángeles son inmortales.

Aun así, Lilith también estaba feliz porque un hombre había notado su presencia, y al notar que tenía espacio en su corazón, decidió entrar.

Pasaron los días y el hombre ya no estaba herido, al contrario, se sentía con nuevas fuerzas y ganas de vivir. Su caminar fue notado por otras personas. Poco a poco, los demás se le iban acercando y preguntado “¿Cómo había logrado alcanzar la felicidad, si hace poco te vimos herido en la oscuridad?”, al principio no respondía. Solo cuando tuvo a más de 8 000 millones de personas en su espalda respondió.

Todo el mundo se maravilló de lo simple que era encontrar la felicidad, que empezaron a buscar a esas “personas”. Los ángeles del cielo, escucharon el tumulto de la tierra y nuevamente descendieron. La mediocridad y la costumbre iba en descenso constante porque la humanidad había dado paso a que estas “personas” entrasen a su corazón.

Las dos facciones se encargaron de distribuir amor por medio de los mensajeros que repartían palabras de amor, y los miméticos que al igual que Lilith, iban de persona en persona en busca de corazones vacíos.

Cuando el mundo quedó lleno de amor, los ángeles se elevaron del suelo hacia su hogar, pues había cumplido su labor. Lilith, aunque se quiso quedar, no se resistió por mucho más. Aquel hombre, quedó herido de nuevo.

Final Alternativo:

Cuando el mundo quedó lleno de amor, los ángeles se elevaron del suelo de nuevo al paraíso, pues ya habían cumplido su propósito. Lilith, por sus acciones, no pudo volver con el creador y como castigo fue exiliada. Dejó de ser un ángel y se convirtió en una persona normal; esto la puso deprimida. Aunque estaba al lado del hombre que amaba, algo más faltaba en su vida. Con el tiempo, se fueron acostumbrando en su muta compañía y poco a poco, el hombre herido abría nuevas heridas imperceptibles en ella.

Final Alternativo:

[…]Lilith, por sus acciones, no pudo volver con el creador y como castigo fue exiliada. Dejó de ser un ángel y se convirtió en un ser humano. Pero eso lo alegró de sobremanera, porque estaba al lado del hombre que más amaba en su existencia. Para ella no fue un castigo, más bien una recompensa. Y así el creador lo concibió desde el inicio. De mismo modo, el hombre recibió un corazón nuevo para compartirlo con ella.

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Nota del autor

Este cuento nació al recordar la imagen de mi amada. Ese recuerdo fue el motor que impulsó la escritura, en un momento marcado por la soledad que me invadía. Entre ese dolor, descubrí la posibilidad de dar vida a un personaje que la representara tal como yo la veía. Considero que el intento valió la pena, pues en él quedó plasmada una parte esencial de mi experiencia y de mi visión del amor que alguna vez nos tuvimos. Aunque sé que estaba destinada al fracaso.