Capítulo 3. Acercamientos

Aurora hojeaba los últimos párrafos de “Cumbres Borrascosas” mientras caminaba hacia la biblioteca de la secundaria Hilton. La primavera había llegado a Nueva York, y los últimos vestigios de la lluvia y el frío, eso que le gustaba mucho iba desapareciendo para dar lugar a un mejor clima, pero para Aurora, el cambio de estación no significaba nada. Su mente seguía envuelta en sus estudios y en aquellas historias donde se encontraba consuelo y refugio.

Le quedaba poco tiempo para llegar a la hora pactada con Connor, luego de que ella le había entregado el cronograma de actividades luego de las horas de clase, quedarían a último momento antes de marcharse a su casa. Al llegar a la biblioteca, su mirada se cruzó con la de Connor, el chico popular, quien ya estaba sentado en una mesa con su habitual aire de confianza. Realmente estaba sorprendida, pensó que lo esperaría por horas y no aparecería y al final terminaría ella haciendo todo el proyecto, esa idea no le desagradaba, así no tendría necesidad de pasar tiempo junto a él. Pero estaba allí irritante, una sonrisa de esas que hacían que todas las chicas en la escuela suspiraban, excepto Aurora.

—Hola, Aurora —dijo Connor sin borrar esa sonrisa de su rostro. —¿Listos para trabajar en nuestro proyecto de literatura clásica?

Aurora dudó por un segundo, antes de asentir con la cabeza. —Sí, tenemos mucho que hacer. ¿Ya leíste el libro que nos tocó? —tiró su mochila sobre la mesa y tomó asiento frente a él.

—Claro —respondió Connor mientras sacaba su copia de “Cumbres Borrascosas” de su mochila—, Aunque, debo admitir, no es mi tipo de lectura habitual.

La frialdad con la que Aurora lo miró habría desconcertado a cualquiera, pero Connor no se inmutó. Decidido a ganar la apuesta que había hecho con sus amigos, se esforzó por mostrarse amable y genuino, aunque en su mente su plan avanzaba paso a paso.

—Supongo que podemos empezar con un resumen de los capítulos —sugirió Aurora, cambiando la conversación a un tono más profesional. —Dividimos las tareas y cada uno hace su parte.

—Me parece perfecto —contestó Connor. Mientras Aurora hablaba del proyecto, él no podía evitar notar la forma en que se expresaba. Su voz temblaba ligeramente, demostrando su nerviosismo, pero sus palabras eran precisas y bien escogidas. A pesar de su apariencia fría y distante, Aurora era alguien que se tomaba todo muy en serio, y eso intrigaba a Connor más de lo que esperaba. Sin contar que no podía dejar de mirarle las pecas que adornaban sus pálidas mejillas.

Pasaron la siguiente hora trabajando juntos. Aurora, con su mirada concentrada en las páginas del libro, apenas levantaba la vista. Connor, por otro lado, trataba de encontrar maneras de romper el hielo. La distancia entre ambos era abismal, aunque estuvieran sentados uno frente a otro.

—¿Siempre te ha gustado leer este tipo de libros? — preguntó Connor en un intento de iniciar una conversación más relajada.

Aurora levantó la vista y lo observó, desconfiada. —Sí —respondió sin explicar más.

—Vaya. La verdad es que yo prefiero las novelas gráficas o los libros sobre deportes —dijo él con una risa leve. —Pero admito que esta historia tiene algo especial.

Aurora volvió a su lectura. En su mente, se repetía una y otra vez que debía mantener las distancias. A lo largo de los años, había aprendido que la amistad con los chicos populares sólo traería problemas y atención y Connor no daba señales de ser diferente, por más amabilidad que mostrara.

Aunque él parecía tan relajado y simpático, Aurora sabía que no podía confiar en él. Sin embargo, mientras analizamos juntos la trama y los personajes del libro no pudo evitar sentir una ligera conexión. Quizás era el interés falso que Connor mostraba o simplemente la forma en que él se expresaba, eso llamó poderosamente la atención de ella. A medida que avanzaban, Aurora no podía creer que estuviera hablando con el chico que siempre había evitado.

El tiempo pasó volando, y antes de que se dieran cuenta, la biblioteca estaba a punto de cerrar. Aurora recogió sus cosas y se levantó.

—Bueno, creo que eso es todo por hoy —dijo mientras guardaba su copia del libro en su mochila.

—Sí, hicimos bastante hoy — respondió Connor. Pensando que Aurora continuaría una enérgica conversación, pero nada de eso sucedió contrario a eso…

 —Hasta la próxima sesión, nos vemos —respondió Aurora apurando sus pasos para abandonar la biblioteca. Ella comenzó a hablar en voz alta, se preguntaba si Connor realmente estaba interesado en el proyecto o si había algo más detrás de su disposición. Connor, por su parte, sonreía, satisfecho con su progreso. Sabía que ganarse la confianza de Aurora no iba a ser fácil, pero este era solo el comienzo.

Afueras de la biblioteca, mientras las luces de los pasillos se apagaban una a una, la apuesta había comenzado y ambos desafiaban sus propias expectativas. Aurora luchaba por mantener sus barreras levantadas, y Connor por derrumbar esas barreras y avanzar con su plan.

—¡Aurora, Aurora, espera! —gritó Connor corriendo por los pasillos vacíos para alcanzarla. Ella sorprendida batió sus pestañas deteniéndose cuando él le bloqueó el paso.

—¿Sucede algo? —cuestionó con cautela.

—Te llevo a tu casa, es tarde —ella se había quedado muda, mientras veía la sonrisa de Connor iluminar ya el oscuro pasillo.

—No, bueno, mi madre debe estar esperándome afuera, gracias Connor, hasta mañana —dijo ella pasando de él totalmente nerviosa. No era cierto, su madre no iría por ella, raras veces lo hacía, pero no ese día.

Entonces salió del campus de la secundaria Hilton, volteó a los lados y apretando sus libros contra su pecho apuró su caminar inclinando la cabeza. Y luego unas luces detrás de ella iluminaron su camino.

—Anda, Aurora, déjame llevarte a tu casa —dijo nuevamente Connor mientras iba en marcha lenta al lado de ella.

Aurora suspiró al mirarlo.