Aprendices de Politicos

Capítulo 1: Conociendo la miseria propia

Sin duda, conocer los afines de los diferentes puentes políticos y estructuras sociales son temas que todo ciudadano debemos conocer. Durante mucho tiempo he conocido gente de los diferentes estratos sociales y puedo decirles que todos tienen sus beneficios y desventajas. Estar implicado en ellos me ha enseñado que una sociedad sumergida en conformismo está destinada a simplemente fracasar porque no llegarán a conocer el máximo de sus habilidades.

 

Mi nombre es Jacobo López y esta historia sigue siendo una de las más impactantes que leerás, vas a entender que la codicia, la ambición, el querer seguir queriendo más te puede llevar a las peores decisiones y ante todo que conocerás gente que te apoye pero a la vez que te quiere ver podrido como ellos mismos son. 

 

Soy administrador de empresas, uno de los mejores promedios que pudo salir en mi promoción, uno de los que aspiraba a ser el mejor de lo mejor y mi desgracia apenas comenzaría. Todos sabemos las dificultades de encontrar trabajo en los países latinoamericanos porque simplemente somos mezquinos y decidimos seguir un patrón de enseñanza en vez de buscar nuevas opciones frescas, pero eso ya es responsabilidad del departamento de Recursos Humanos que a pesar de sus escasos intentos de querer buscar al “candidato idóneo” solo demuestra de lo que es capaz de hacer; una serie de ineptitudes y justificaciones mediocres.

 

Durante años he estado buscando trabajo como asistente administrativo, auxiliar y a pesar de que las oportunidades se han presentado, se me han sido revocados y no sé cuáles son las razones. Esto solo me llevo a la opción que todo joven graduado de un país del tercer mundo puede hacer, trabajar en un call center, sin duda es triste saber que las oportunidades son escasas o es más triste saber que a pesar de todo esfuerzo que hagas en cualquier parte del mundo no es suficiente.

 

Estoy tomando llamadas desde hace tres años y he sufrido de muchas cosas: maltratos, abusos de mi jefe, acoso por parte de mis compañeros, asaltos, extorsiones, descuentos ilegales a mi salario, sobrecarga de trabajo y un sin fin que podría comentar.

 

Mi familia no es la gran excepción, ya que a pesar de ello me apoya, pero a veces es duro vivir bajo la sombra de mi hermana Samanta. Sam como le decimos nosotros. Ella es abogada y apenas se está incorporando al sistema de justicia y a pesar de ello me ha apoyado en este duro bache de mi carrera profesional.

 

Mis padres hacen sus esfuerzos para poderme apoyar en la búsqueda laboral, pero eso no es suficiente para mí, ya que puede estar perdiendo el tiempo. 

 

No todo está perdido para mí, a pesar de todo este augurio y autoflagelación que me doy a mí mismo en este trabajo, con lo poco que me queda de salario puedo rentar una oficina para dar asesorías para hacer lo que de verdad me gusta y no un simple idiota que responde llamadas.

 

Todos los días siempre se desata un nuevo infierno para mí, la primera semana los hipócritas de mí jefes tratan de venderlos la idea de que todo está bien y quedemos de llegar a las metas establecidas para nuestros bonos y para las damas siempre hay una opción alternativa. La segunda semana es dónde se viene el peor de las cosas y son las actividades grupales que no conseguimos más que aumentar nuestra falsa imagen en nuestros compañeros, la tercera semana empieza el discurso aturdidor para saber nuestros desempeños anteriores y como siempre soy un asco porque mis métricas son las peores de la cuenta y la cuarta semana es dónde me doy cuenta de que me descuentan el doble de lo que gano actualmente. 

 

Cada mes ha sido peor, por suerte llego para poder comer y sin duda es un abuso por parte de las organizaciones y si demandas serás tachado como un conflictivo por exigir lo que te corresponde, algo que este sistema podrido no lo permite.

 

Hay cosas buenas en mi vida, mi novia, Yoselin, me ha apoyado desde que nos conocimos en la universidad. Ha trabajado tan duro que ahora es jefa administrativa en una organización bancaria y ha sido nombrada con varios premios en la escuela de negocios y administración. Otra de mis razones para no arrancarme la vida. 

  

Les he contado sobre mi vida actualmente, pero no les he contado que fue que paso el día en que decidí cambiar y aprender sobre la casta política del país. 

 

Recuerdo ese día, ese mes y esa fecha en dónde conocía a uno de los mayores idiotas en esta vida. Lazaro, un idiota que conocía en mi época de primaria, trabajando como jefe de supervisión de informática, alardeando que trabajaría en el ministerio de economía. Tienen razón con el dicho que dice que “Dios cuida a los idiotas y borrachos”. 

 

Lazaro durante toda su vida nunca ha sabido que es ganarse la vida, es una persona que simplemente se le presentan las oportunidades, simplemente nació con suerte. Ha cambiado de trabajos durante meses, según me han contado excompañeros de clase, simplemente no le gusta un trabajo y renuncia , la mayoría de ellos solo dura una semana o un mes. Nunca comprenderé que es lo que hace.



 

—Jacob — dice Lazaro.

—Hola — digo mientras enciendo mi máquina.

—Ya sabes la noticia — dice un poco fanfarrón.

—¿Cuál? — digo desinteresado.

—Trabajaré para el ministro de economía.




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