1 semana después…
He tenido que sobrevivir poco a poco con mi maleta de dinero. He comido gusanos, alguna que otra rana para poder sobrevivir al hambre y claro hacerme una choza con los árboles putrefactos que hay en este monte. No he podido salir para nada de este agujero.
Cada noche miro al fondo y puedo ver las luces de los edificios, edificios en dónde está la gente trabajando honradamente y uno que otro haciendo lo imposible para poder ayudar a algún político corrupto. Un día era un simple administrador de empresas en una prestigiosa empresa de llamadas y ahora soy un simple vagabundo.
Desde que he estado aquí he tenido tiempo de reflexionar, no sé si hay personas que están buscándome, mi hermana esta presa y no sé qué ha pasado con Yoselin. No es momento de introspección, tomo unos palos gruesos de árboles frondosos y mi maleta llena de dinero para ir en búsqueda de respuestas.
Coloco el primer palo de madera en el lodo y luego comienzo a escalar colocando el otro, y así hasta lograr salir a lo que es la calle principal. Por suerte hay unos trapos sucios que la gente tira para cubrir mi rostro. Camino desoladamente por las peligrosas calles de la ciudad hasta encontrar un motel barato y también cosas en una tienda de conveniencia como una rasuradora, comida y un agua embotellada.
Al llegar a mi cuarto me doy un baño con una agua fría para reavivarme y tratar de pensar en que debo hacer primero. Porque mucho de las personas cercanas deben de estar manteniéndose al margen. Voy a la recepción y pido que me cambien mi billete de cien por más dinero, ir a la tienda y comprar algo para que me den monedas para poder llamar a un teléfono público.
Marco los números para llamar a la cual la persona más importante:
—Hola
—Hola Lazaro.
—¿Por qué mierdas me estás llamando?
—Quiero saber como está la situación contigo.
—Eres un hijo de puta. Yoselin y yo hemos estado en problemas e interrogatorios por tus malditos negocios y ahora tienes todo embargado — dice Lazaro furioso.
—Sé lo que paso, lo que jamás me imagine fue que pasará todo esto —digo.
—Idiota, estás metido en corrupción y negocios turbios. Esto iba a pasar, ahora eres conocido como el administrador del narco. Una reputación que no es bien vista porque lograste robar a manos llena—dice Lazaro.
—No porque estés absuelto de los delitos significa que eres una buena persona, si me atrapan ten por seguro que los delitos de tráfico de influencias y cómplice de lavado de dinero no serán bien vistos en tu expediente y CV, idiota. Además, te llamo por otra cosa —digo.
—¿Qué quieres idiota?
—Saber como esta ella — digo.
—No lo sé, estoy bajo vigilancia todo el maldito día. Tengo un maldito trabajo que no me gusta y debo cumplirlo. Ese trato fue hecho con la policía y no es algo que me agrade hacer. Yoselin no sé qué hizo, pero está absuelta de todo delito— dice Lázaro.
Eso me tiene completamente satisfecho, pero no contento. Tengo que hablar con ella. Cuelgo mi llamada con Lázaro y es momento de comentar algunas jugadas. Saco un cuchillo de plástico y me dirijo a calles solitarias para empezar asaltar gente.
Una de las calles finales es la más peligrosa y donde muchos borrachos están tirados para robar sus cosas, pero también jóvenes que están de fiesta. Me acerco lentamente a mi primera víctima que se encuentra distraía, pongo mi mano derecha en su boca y el cuchillo en el cuello.
—Tranquilo muchacho — dame tu teléfono.
—No me hagas daño—dice.
—Ya le hice daño a mucha gente, no pienso matarte. Dame lo que te pido y lárgate—digo.
El muchacho entrega el teléfono amablemente, también le exijo todo el dinero que tiene. Me voy rápidamente antes que una patrulla me vea. El sujeto no merece morir por sus pertenencias y yo ya no soy un asesino, recordé a Alan en esos momentos y no estoy dispuesto a ver más sangre.
Regresando al cuarto del hotel puedo ver por unas horas las noticias sobre mi persona. Por suerte el muchacho traer las redes sociales populares: Facebook, x, Instagram y TikTok.
En X fui tendencia por al menos tres días con el hastag #Elnarcoadministrador y #el admindelnarco. Comentarios horribles y ante todo mi información pública al igual que se me involucra con la muerte del diputado Zarceño. En Facebook la gente sigue compartiendo fotos de supuestas personas que se parecen a mí, pero sin duda alguna están fracasando en el intento porque yo estaba en un montón de lodo y árboles.
El teléfono trae consigo la aplicación de Uber, así que pido un transporte que me lleve hacia un destino en específico. Salgo del motel y el transporte me espera.
El piloto se porta callado dentro del transcurso del camino y lo que puedo hacer mejor es mantenerme en silencio. Al llegar a mi destino le doy una buena propia al joven y me bajo frente a la colonia que solía vivir con mi familia. Entro por el paso peatonal tratando de que nadie me reconozca, es de madrugada pero puede que haya alguien que aún se recuerde de mí. Enfrente de mí esta el parque en dónde jugaba de pequeño con los hijos de mis vecinos y la famosa tienda que ofrecía unos deliciosos batidos de chocolate y vainilla.