Aprendiendo a Amar

Parte 10

Al llegar a casa después de varios minutos me encontré únicamente con Melody despierta, la cual miraba por la ventana que daba una vista no muy placentera que digamos, ver las casas vecinas no era el mejor relajamiento. Volteo su mirada a mi seguramente al escuchar mis pasos por el frío tablón de madera que tenía únicamente el pedazo de la entrada, el resto era una baldosa negra con blanco que daban como si de un tablón de ajedrez se tratara.

—. ¿Por qué has llegado tan tarde? Me tenías preocupada.

—. A la arquitecta hoy se le dio por dejarme acomodando a mi solo, bueno como necesito el empleo, no me podía negar, lo siento.

Me acerqué a está tomando asiento dejando caer mi libreta sin darme cuenta en el sillón, Melody simplemente asintió con la cabeza aunque reflejaba molestia, supongo que no le gusto lo que Rosie hizo, pero ¿Qué más podía hacer? A veces toca agachar la cabeza ante los demás. Al servirme la comida me dirigí al comedor para poder disfrutar dicho platillo, mi contraria se fue a sentar nuevamente al sillón, estaba disfrutando del delicioso muslo de pollo cuando vi que tenía la libreta en sus manos y aparentemente leía la primera hoja a lo que por poco y me ahogo llamando de nueva cuenta su atención.

—. Karl, ¿Estás bien?

Dice con tal preocupación mientras se levanta corriendo a la cocina por lo que sería un vaso con agua, al tomar el líquido pude respirar y en bocanadas de aire la miré avergonzado mientras sentía su mano acariciar mi pecho.

—. Karl... ¿Qué te pasó? ¿Se te fue por el gallo viejo?

—. De hecho... es que me sorprendí al verte leer mi libreta...

—. Pero, sí esta bello y el fragmento que leí, el cual es para mí o eso supongo... ¿O conoces otra Melody? No quiero quedar en humillación.

—. No, tú eres la única Melody que conozco, y jamás te humillaría, porque te amo.

Confesé notando su sonrojó, el cual le hacía compas al mío, ella se acercó de nuevo al sillón para tomar la libreta y mientras se acercaba a mí leía en voz alta ese mar de palabras, su voz era una melodía al leer, cómo sí todo el amor que brotara de ella tuviera lugar en ese mismo instante.

—. Las flores decían que eras mía, más mi misero orgullo lo impedía, te amo como nunca he amado, sin importar mi errores de vida, tu mujer hermosa me has perdonado… por lo que a veces pienso que fueses llegado a mi mundo, es simplemente un maravilloso regalo”

Att: Karl – Para: Su diosa Melody… eres un poeta Karl.

—. Por lo que puedo notar ¿Te gusta verdad? Y no soy el mejor, pero realmente salió de lo más profundo de mi corazón…

—. Me encanta y para mi si eres un poeta, ahora te toca preguntarme, sí quiero ser tu pareja para cerrar con broche de oro esta maravillosa noche.

Dijo manteniendo su sonrojó, a lo que mis mejillas se pusieron más rojas aún, lo único que pasaba por mi mente en esos instantes era ¿Qué me ocurre? Es decir, yo nunca había sentido algo por una mujer de esta forma, mis sentimientos están que saltan de una pata llenos de felicidad, por lo que tome una nueva bocanada de aire para arrodillarme ante ella tomando su mano.

—. Melody... ¿Quieres ser mi novia?

—. Claro que quiero serlo Karl.

Dijo con tal emoción dejando salir un pequeño gritillo, me levanté para poder abrir mis brazos siendo correspondido en un feliz abrazo, juro que nunca me había sentido así en verdad, sus labios por fin tocaron nuevamente con los míos, y ahora se juntarían más seguidos. Por fin estaba viendo que la suerte estaba de mi lado a pesar de todo.

Debo aceptar que esa era la noche más feliz del mundo, por primera vez en tanto tiempo también dormimos juntos abrazados con Karolina en medio, creo que ahora si debo ahorrar para su cuna, no me gustaría aplastarla sin querer o causarle daño... Pero era feliz, porque dos personas que nunca pensé que llegarían a mi vida, llegaron y se adueñaron de ella en un abrir y cerrar de ojos.

Pero cómo dicen por allí lastimosamente no todo es color de rosa, la mañana siguiente amaneció con un torrencial aguacero dejando nuevamente que trabajemos en jornada de tarde, mi madre había tomado la noticia de maravilla, ella estaba feliz por nosotros. Cuando nos encontrábamos acomodados en el sillón, esperando que las horas pasaran mientras hablábamos, la puerta sonó. En ese preciso momento me levanté sin saber que abrir había sido el peor de mis errores... por favor karma no me arruines mi felicidad... por favor...

—. Cariño, ¿Quién está en la puerta?

—. ¿Cariño? ¿Te están diciendo cariño Karl?

—. Sí, tienes algún problema frente a eso.

—. Para nada, solo que tú no sabes lo que es amar, una pobre ilusa más a tu encantadora y larga lista.

—. Di lo que quieras no me vas a afectar, dolida.

No pude más a lo que cerré la puerta al escuchar una risa de su parte y luego los pasos de Melody detrás, esta me miro extrañada, a lo que solo me acerque a ella mientras tomaba sus manos, juntando nuestras frentes antes de dejarle un tierno beso en sus labios.

 —. Si algún día te llegan a hablar de mí, no les creas porque puedo asegurarte de que he cambiado desde que nos topamos ese día en el hospital, nunca pensé que sería capaz de sentir esto que siento por ti.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.