Aprendiendo A Conquistar

I. El trato.

—A ver si te entendí bien.—Hace una pausa con un gesto de mano, mientras posa la otra en su mentón, como si estuviera resolviendo el más complejo problema matemático.—Desde que tienes ocho años te ha gustado el mismo chico,—Afirma levantando un dedo con una manicura perfecta, contando con sus dedos los hechos que le había comentado anteriormente—te negaste a decirlo y ahora el solo te ve como una amiga pero tu ya no quieres eso, por lo que esperas que yo haga mi magia y te haga irresistible, así puedes conquistarlo.—Mueve la cabeza incrédula. Creo que es la primera vez que alguien le plantea algo así, genial, soy la primera.

—Efectivamente, eso es lo que quiero.—Me remuevo en mi asiento, nerviosa e inquieta. 

Ella sigue mirándome, esperando que yo llegue y le diga que es una broma, pero no puedo decirle eso. No es ninguna broma. Me pasé días pensando en esto, y ahora que estoy más decidida que nunca no me echaré para atrás, no soy así. Sin previo aviso, estalla en carcajadas.

Todos los clientes de las mesas cercanas miran con curiosidad a la bella chica rubia que no para de reír. Yo me escondo un poco en mi asiento, ruborizandome sin quererlo. Espero pacientemente a que pare, y cuando por fin lo hace, toma un sorbo de su deliciosa bebida de frutilla que pidió minutos antes. 

—¿Ya intentaste hacerle un amarre?—Me pregunta escondiendo su sonrisa con una mano, claramente divertida con la situación.

—Por supuesto que no. Yo no haría algo así.—Me sonrojo y desvío la mirada, causando que suelte una risita.

—No lo decía en serio, tranquila. Supongamos que acepto ayudarte, ¿Que ganaría a cambio?—Eso no lo había pensado, por lo que busco en mi mente algo que decir rápidamente. Muevo mi pie, nerviosa, hasta que se me ocurre algo.

—Haré todo tus deberes académicos por un semestre. Sabes que soy quien tiene mejores notas en toda la escuela, ya no tendrías que buscar a alguien más para hacer eso por ti.—Me mira poco convencida.—Y podrás copiarme en las pruebas. Así tendrías las mejores notas, como yo.

No estoy muy segura de que acepte, por lo que me desanimo rápidamente. No sé por qué creí que esto funcionaría, ya veo que no es así. Aceptando que no va a ayudarme me levanto de la mesa con la cabeza baja.

—Te ayudaré. Comenzamos al finalizar el curso. En dos semanas te contactaré para cambiar un poco de ti. Y durante todo el verano te enseñaré a conquistarlo.—Se levanta de su silla, con su mano deja su hermoso cabello rubio detrás de su hombro.—Espero que estés lista para este reto. Yo lo estoy.

Dicho eso, me guiña un ojo y se va caminando tranquilamente hacia la salida, haciendo que inconscientemente todos los chicos de nuestra edad que están en el lugar la miren. Yo quiero causar ese efecto. Sintiéndome satisfecha conmigo misma sonrío y doy unos aplausos cortos. Luego salgo del lugar.

En ese día, comienza nuestra aventura. 




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