Aprendiendo a quererte

Capitulo 9

Mariana

La luz del sol entra por la pequeña ventana de mi habitación dándome en los ojos para que me levante, aun así la ignoro y me acurruco más entre las cálidas sabanas que contrarrestan el frio viento del aire acondicionado

Rodeo la almohada con mi brazo y coloco mi cabeza sobre la suave y cálida tela de ella

Ay Dios ¿desde cuándo este colchón es mucho más suave?, quizás hoy me haga la enferma y no vaya al trabajo, mi jefe lo entenderá, han sido días muy largos después de todo

Mi jefe… un momento, mi habitación no tiene ventana, ni siquiera estoy en mi casa

Poco a poco abro mis ojos y visualizo el lugar, es verdad estoy en la casa de la Señora Verónica

Abrazo con más fuerza la almohada y un brazo se aferra a mi cintura con más firmeza

¡Ay Diablos! Esto no es una almohada, es Xander, ¡estoy abrazando a mi jefe!, estamos muy cerca, demasiado, puedo sentir su respiración sobre mi cabello y su cálida piel envolviendo la mía, esto está mal, muy mal

Comienzo a retorcerme bajo sus fuertes brazos que no dan indicio de querer soltarme, al contrario, solo ha aplicado más fuerza como si fuera un juguete

-deja de moverte tanto y solo duerme- balbucea aun dormido, no dejare de moverme hasta que me suelte

-no, no, no… suéltame- lo empujo tanto con mis manos como con mis pies hasta que por fin logro librarme de él, ¿pero a que costo? Si termine cayéndome al suelo, no me había percatado de que estaba tan cerca de la orilla- ay… ¿Por qué?...- me quejo sentándome en el suelo mientras me froto la cabeza- eso dolió

-estoy despierto… ¡ay Santo! La llorona- levanto mi mirada encontrándome con la de Xander

-¿a quién le llamas llorona idiota?

-¿Mariana?... ¿Qué haces en el suelo? ¿Te caíste?

-no sé, dime tú, después de todo si me caí fue por tú culpa- me extiende la mano para ayudarme a levantar y la tomo, me siento en la orilla de la cama sin verlo a la cara

-¿mi culpa? ¿Por qué?

-por nada, solo olvídalo…- cierro mis ojos con fuerza, la distancia entre la cama y el piso no era grande ni nada de eso, pero el golpe que recibí por el impacto sí, me duele demasiado

-¿te duele mucho?- acaricia mi cabeza con suavidad como si eso pudiera calmar el dolor

-n-no, estoy bien gracias- me levanto con rapidez de la cama- me voy a arreglar, con permiso- entro corriendo al baño y cierro la puerta con seguro

Suelto el aire que estaba reteniendo lentamente y luego de despojarme de mi pijama entro a la ducha

Dejo que el agua tibia caiga sobre mí e intento relajarme

Cuando termino de ducharme y haber encontrado la paz que necesitaba cierro la regadera para colocarme la toalla y salir, pero ¿adivinen qué? No tengo toalla ¡qué suerte! ¿Verdad?

Busco en la encimera que esta sobre el escusado, quizás eso de la mala suerte solo este en mi cabeza ya que hay varias toallas dobladas en orden, hasta que algo sale bien

Agarro una y la enrollo en mi cuerpo para salir del baño, si seré estúpida dejé mi ropa allá en la habitación sobre una de las mesitas de noche

Quito el seguro de la puerta y la abro lentamente, por suerte no veo a Xander así que salgo tranquila hasta dónde está mi ropa

-que bien ya saliste, ahora voy yo- su voz no solo me asusta si no que me espanta, pero si no lo había visto, retiro lo dicho, si tengo mala suerte

-¿de dónde saliste?

-estaba buscando mi ropa en el armario, cuando saliste del baño no te molestaste en ver hacia atrás, no es mi culpa que seas despistada- deja la ropa sobre la cama para luego verme y recorrer mi cuerpo con su mirada, esa acción hace que aferre con más fuerza la toalla sobre mi cuerpo

-pero si es tu culpa que seas un pervertido, deja de mirarme

-perdón- dice y rápidamente se da la vuelta- mejor me voy a bañar- es lo último que dice para luego dirigirse al baño

Intento olvidar lo que acaba de pasar y me visto, juro que si llevo una sorpresa más me da un paro cardiaco

Me siento frente a la peinadora y coloco mi maquillaje en la mesa, cuando estoy terminando de maquillarme la puerta del baño se abre llamando mi atención

Volteo y de ahí sale Xander con una toalla rodeando su cadera mientras que con otra se seca el cabello, su cuerpo sigue mojado haciendo que varias gotas de agua resbalen por su torso

A pesar de que esta es la otra sorpresa que está haciendo que mi corazón deje de latir poco a poco, o al menos eso creo yo porque no lo siento, tengo que admitir que está muy… se ve bien

-¿y se supone que el pervertido soy yo? No has dejado de verme desde que salí del baño y quiero vestirme- dejo de verlo para guardar mi maquillaje lo más rápido que puedo en mi cartera, que vergüenza debo estar tan roja como un tomate

-no seas tan arrogante yo solo… yo…- ¡diablos! ¿Dónde están las buenas excusas cuando las necesito?- ay solo olvídalo ya salgo, tengo que llevar a Santi al liceo- me levanto y camino hacia la puerta

-oye Mariana- me detengo antes de salir de la habitación sin mirar hacia atrás- espérame, yo los llevo solo dame diez minutos

-claro- digo sin pensarlo y por fin salgo de esa habitación que pareciera estar maldita, primero desperté abrazando a mi jefe, segundo me caí, luego él me vio en toalla y ahora esto

Bajo las escaleras y me dirijo a la sala donde me encuentro a Alicia y a Santi hablando y riendo muy tranquilos

-hola Alicia, Santiago ¿estás listo?

-hola Mari- me saluda la Castaña

-hermana ya despertaste ¿pero te peinaste? Tu cabello sigue húmedo y enredado

-ay… casi se me olvida, Alicia ¿me puedes prestar una secadora para el cabello?

-si claro, en mi cuarto hay una, ven vamos, Santiago ya vengo y seguimos hablando

Alicia me lleva a su habitación y me presta la sacadora, luego de secarlo lo más rápido posible me lo cepillo y bajo nuevamente, casi de inmediato bajan Xander y la mamá




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