Aprendiendo a quererte

Capitulo 21

Mariana

Mierda la cabeza me está matando… ¿Cuánto tomé anoche?

-¡SANTIAGO!- grito y siento mi cerebro palpitar, me revuelvo en la cama mientras sujeto mi cabeza con fuerza

Por eso no me gusta salir a tomar con Camila, siempre abuso con los tragos

-¡SANTIAGO POR FAVOR, TRAEME UNA MALDITA ASPIRINA!...- ¿Por qué sigo gritando?... oh si… es porque Santiago no me responde

Como puedo intento abrir mis ojos y me quedo viendo el techo

Se ve más alto de lo normal… quizás es por el dolor de cabeza y este alucinando… hasta el color se ve diferente

Me siento en la cama y me paso la mano por la cara para ver si logro reconectar mis sentidos con mi cerebro

Cuando estoy por volver a abrir mis ojos escucho que la puerta de mi habitación es abierta, no me preocupo en fijarme a ver quién es, solo puede ser Santiago, así que me tiro de espalda devuelta a la cama con los brazos extendidos

-yo… necesito algo para este dolor de cabeza…

-ya lo sé Señorita Mariana, aquí le traigo un poco de agua y una aspirina

Rápidamente reacciono y me vuelvo a sentar haciendo que mi cabeza de vueltas

-no tan rápido niña, anoche tomaste demasiado

-¿Señora Lucia?- veo a la mujer acercarse a mí con el vaso de agua y la pequeña aspirina

-no esperaba que supiera mi nombre Señorita- dice amable mientras me extiende las cosas las cuales agarro y no dudo en tomar de inmediato

-Xander me ha hablado de usted, la considera como su segunda madre… su nana, por lo que me ha contado

-ese es un hermoso detalle de mi niño, el hecho de que ya sea un hombre y aun me vea como una figura materna hace que ame aún más cuidarlo todos los días, pero dígame Señorita Mariana ¿le duele mucho la cabeza?

-dígame Mariana, y muchas gracias por la aspirina, oh… y… perdón por estar gritando… no me había percatado del lugar en el que estoy…- digo apenada

-no te preocupes niña, pero te recomiendo que bajes a comer en cuanto te sientas mejor, debes tener hambre

-sí, muchas gracias- la Señora Lucia sale de la habitación y me vuelvo a acostar esperando que el dolor de cabeza se me pase por lo menos un poco

 

Pasan aproximadamente unos diez minutos cuando salgo de la habitación en donde me encontraba totalmente descalza ya que no sé dónde están mis tacones

Y para colmo solo con una camisa cubriéndome, juro que si Xander me cambió de ropa lo asesinaré, no solo por haberme cambiado él, si no por ponerme algo tan… tan despectivo

Es más… ahora tengo un problema más grande… ¿Dónde está la cocina?...

Veo a un hombre Caminar por lo que creo es la sala y no tengo otra opción más que pedir ayuda

-ey…- lo llamo y enseguida el hombre voltea a verme solo para después volver a aparta su mirada con rapidez

-Señorita Mariana ¿en que la puedo ayudar?- dice a la vez que me acerco más

-¿Cómo sabes mi nombre?...

-el Señor Xander nos ha informado de su visita, además… algunos la vimos llegar anoche en la madrugada…- puedo notar algo de burla por el tono en el que lo dijo, ¿a este que le pasa?- y creo que debería estirar por lo menos esa camisa un poco más, si el Señor Xander me encuentra hablando con usted mientras se ve así podría perder mi trabajo, ¿podría decirme en que la puedo ayudar?

-oh si claro, perdón… no fue mi intención- agarro el borde de la camisa y la estiro hacia abajo en un intento de poder cubrirme un poco más- la cocina… ¿hacia dónde está?... es que… esta casa es ridículamente grande

-por supuesto, siga derecho por ahí y eso es todo…- señala la dirección y le agradezco para irme casi corriendo

¿Por qué necesita una casa tan grande?

Llego a la cocina y lo primero que percibo es el aroma de la comida, hasta ahora no me había dado de cuenta que tenía hambre

Pero eso no es lo importante, primero necesito saber cómo llegué aquí y porque estoy vestida así

Sentado en la mesa logro ver a Xander pero como esta de espalda él no me ha visto aun, por lo que me le acercó hasta quedar al lado suyo para comenzar a reclamarle

De inmediato voltea a verme y juro que se me olvido lo que le iba a decir

¿Qué demonios le ha ocurrido? Se ve horrible

-¿Qué pasó?- me pregunta sin ninguna pizca de ánimo o emoción, está cabeceando y le cuesta mantenerse con los ojos abiertos, eso incluyendo que tiene unas ojeras horribles, creo que está al borde de la muerte

¡Oh cierto! A lo que vine

-primero que nada, ¿Qué te pasa? Te ves… horrible, segundo, ¿Cómo llegue aquí?, tercero, ¿¡tú me cambiaste de ropa!? , cuarto, y si fue así ¿Por qué carajo me pusiste algo tan denigrante?, y quinto, ¿Qué mierda te pasó? ¿Te estas muriendo?

Suelto pregunta tras pregunta, aun así, él se lo toma con toda la calma del mundo y vuelve a dirigir su mirada a la mesa para agarrar la taza de café y tomar de ella

Acomoda la silla en una posición donde pueda verme con más facilidad y apoya su codo sobre la mesa para reposar su cabeza en su mano y responderme con pereza

-Respondiendo a tu primera pregunta, no he dormido en casi dos días, segundo… mm… anoche en la madrugada me llamaste quejándote y fui a buscarte, mi casa quedaba más cerca que la tuya, por esa razón estas aquí, la tercera y cuarta…- suelta el aire con pesadez y tapa su rostro mientras se declina hacia atrás en la silla y revuelve su cabello para después volverse al frente- yo no te cambie de ropa, y si lo hubiera hecho no te hubiera puesto algo así…- agarra con delicadeza el borde de la camisa y jala levemente hacia abajo- revela mucho y te estas paseando por la casa como si solo estuviéramos nosotros dos, y quinto… ya te dije, no he dormido nada en casi dos días, es normal que me vea así, aunque… eso de estar muriéndome suena como una posibilidad… el café no me está ayudando mucho

¿¡Lo llamé!?

-¿¡Qué te dije en la llamada!?- me inclino hacia el frente encarándolo con nervios, ¿y si dije una estupidez?... he dicho muchas cosas borracha de las cuales luego termino avergonzándome o arrepintiéndome




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.