Aprendiendo a quererte

Capítulo 27

-perdón amor, fue mi culpa, debí haber dormido un poco por lo menos, ahora estas cansada.

-no, no, estoy bien, no te preocupes, fue mi decisión quedarme despierta contigo.

-¿quieres un café antes de llegar al trabajo?

-si por favor, me gusta el café que prepara la cafetería que queda en la esquina.

-¿Cuál esquina?- le pregunto confundido.

-la que está cerca de la empresa- dice adormilada.

-¿no te preocupa que nos vean juntos?

-escucha amor, estoy muy cansada como para estar preocupándome de con quien me ven, luego del café estaré mejor, y podré trabajar con mi eficacia de siempre, o al menos eso espero….

-podrías decir que estas enferma y te quedas en casa hoy.

-no, no quiero tratos especiales, yo no estoy enferma, puedo trabajar, solo compra el café, yo esperaré aquí en el auto.

-¿te llevo hasta el trabajo?- le pregunto confundido, esta sería la primera vez.

-¡no!, mejor me bajo contigo para tomarnos el café y yo llego sola.

-Mariana por favor, te puedo llevar hasta la oficina, si algún chismoso pregunta algo, le puedes decir que te vi y me ofrecí a traerte, di que hice mi buena acción del día si tanto te incomoda- estaciono el auto frente a la cafetería.

-amor, no me malinterpretes, no me incomoda que me vean contigo, solo no quiero que estén hablando de alguna preferencia o algo similar- se acerca a mí y me besa- ¿me entiendes?

-sí, te entiendo…

-pero supongo que solo por esta vez podrías llevarme hasta la oficina y si algún metiche pregunta le digo lo que me has dicho.

-¿de verdad?- asiente- esto es un avance- digo en broma a lo que ella solo pone los ojos en blanco en respuesta.

-¿de todo lo que ha ocurrido este es el único avance?

-no, ya conocí a tu familia.

-jaja si, ya los conociste, ahora ve a comprar el café por favor que se nos va a hacer tarde.

-voy- bajo del auto y entro al local

Es temprano pero eso no parece importarles a las personas, las pequeñas mesitas están ocupadas y una no tan larga fila en la barra.

Me incluyo en ella hasta que llega mi turno y espero a que me den mi pedido para pagar e irme.

Cuando regreso al auto Mariana está dormida.

Sé que me dijo que iba a ir a trabajar pero está muy cansada, no puedo dejar que trabaje en esas condiciones.

Enciendo el auto y me dirijo a su casa ya que queda más cerca, cuando llego busco las llaves dentro de su cartera, sé que no debería pero no quiero despertarla, y dejarla tirada en el frente de su puerta no es una opción.

La saco del auto y la llevo a su casa con cuidado, creo que primero debí haber abierto la puerta de su casa, esto fue difícil pero por lo menos ya está acostada en su cama y yo puedo ir a trabajar más tranquilo.

 

-esto no funciona- dice rendido Mitchell- Mariana era la que sabía que anotar y que no con exactitud, estas reuniones sin ella para que nos apoye o de su punto de vista son absurdas.

-no me gusta admitirlo, pero es verdad- Patricio le da la razón a Mitchell- de todas las asistentes que has tenido, ella es la más eficaz, ¿Por qué no vino a trabajar hoy?

Exhalo cansado, resulta que las consecuencias por desvelarme anoche ya están apareciendo, yo también estoy cansado, y mi razonamiento y atención no son los mejores en este preciso momento.

-lo sé…, ella… ella está enferma.

-¿te lo vuelvo a preguntar para que me digas la verdad?

-bien… ella está en su casa, anoche surgió un inconveniente y no dormí en toda la noche, ella decidió que no se iba a ir a dormir hasta que yo lo hiciera y no lo hice, no pensé que se fuera a quedar despierta conmigo.

-uhh así que los dos se desvelaron anoche.

-cierra la boca Patricio, estoy cansado, tengo sueño y por sobre todo no estoy para estar aguantando tus bromas de doble sentido, anoche no hicimos nada.

-lo que estas tratando de decirme es que… ¿ya lo han hecho?

-eso es problema nuestro, no tuyo.

-¿eso es un sí?

-¿no sabes cuándo cerrar la boca, verdad?

-vale, vale, ya no digo nada, mejor regreso al tema principal, ¿Qué hacemos?

-ya regreso- me levanto y salgo de la sala de juntas hacia el resto de cubículos y me dirijo a un cubículo en específico- Camila ¿nos podrías ayudar el día de hoy?

-¿Xander?... digo, ¿Señor? ¿Qué necesita?

-¿podrías suplantar a Mariana por el día de hoy?

-¿Qué le sucedió?- pregunta preocupada

-creo que está enferma ¿no te pasó un mensaje? Ella dijo que no había inconveniente en que la sustituyeras hoy.

-¿ella… enferma?..., ohh claro, si perdón, si me envió un mensaje, discúlpeme jefe, enseguida voy- agarra su cartera, se levanta de su escritorio y me sigue, cuando estamos lo suficientemente  lejos de los demás vuelve a hablar- ahora dime, ¿exactamente porque Mariana no vino?

Con calma le explico de forma resumida lo que ocurrió anoche y la causa de que su amiga no haya podido venir a trabajar.

-oh… ya veo… ¿tú estás bien?

-eso no importa, solo ayúdanos por favor.

-por eso lo estoy siguiendo, no se preocupe, hoy suplantaré a mi amiga, debe descansar.

 

-estoy agotada…- Camila se deja caer en uno de los sillones pequeños que está en mi oficina- ¿Cómo Mariana hace esto todos los días?

-ella hace más.

-¿¡Más!? ¿Me estas jodiendo, verdad?

-es la verdad, últimamente ha estado más ocupada por el desfile.

-si es verdad… lo había olvidado…, pero el día ya llegó a su fin así que no es mi problema, ¿vas a ir a su casa?

-sí.

-yo voy contigo, quiero ver si está bien

 

-¡eres un idiota!, ¿con permiso de quién me trajiste a mi casa?, ¡Te dije que yo tenía que ir a trabajar!

-¡estabas dormida!- busco defenderme utilizando a Camila como escudo humano

-¡esa era mi decisión!

-Pero…

-¡Pero nada!

-Mariana- me acerco a ella y la agarro de los hombros- me preocupas, anoche no dormiste por mi culpa, me sentía culpable, no quiero que te enfermes por falta de sueño, por tener tus defensas bajas.




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