Aprendiendo a ser femenina

Capitulo dos

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02| La oportunidad 
 





 

Mi madre, es la persona   más terca que puede existir en el planeta.  Una vez que algo se le mete a la cabeza,  nadie puede quitárselo hasta que consiga lo que quiere: Ambición. Esa es la palabra lema de la mujer que me trajo al mundo.  Ahora, si hay alguien que realmente le hace buena competencia definitivamente esa persona es Cassie.

—Ni de broma, Cass. —Cassie pestañea  y hace un leve puchero con sus labios, me vuelve a pasar el vestido color celeste claro que he estado evitando desde hacia minutos. El pobre trapo pasaba de aquí para allá, sin encontrar  en un lugar donde lo quisieran. Definitivamente, no en mi cuerpo.

—Anda, Clary. Te veras increíble en ese vestido, mujer. Al fin podrás lucir esas hermosas piernas que tu madre te ha heredado. —Insiste, volviendo a arrojar el vestido en mis manos. Quiero gritar de desesperación, o algo así. —Solo será una noche, Cla. Te convertirás en una dama por una noche.

Levanto una ceja con diversión. Preguntándome a qué se refería con eso, según yo. Siempre he sido una mujer.  Entiendo que quizás mi estilo no sea el más guapo del mundo. Pero… Bueno, en fin. La curiosidad me mata, y veo esto como una puerta abierta a la incomodidad.

— ¿Qué quieres decir con esto? —Pregunto, haciéndome la inocente. Pues en realidad, creo saber que quiere decir. Cassie suelta una risilla un poco nerviosa, mostrando que mi plan ha funcionado. 

—Quiero decir que…Bueno, Clara. Eres mi mejor amiga así que te lo diré. Te vistes como el culo la mayoría del tiempo, pero eres consciente de eso. Le pones pocas ganas a la vida, si tal solo te producirás un poquitito más….Uf, te lloverían los hombres uno atrás de otro.
Le doy una mirada en blanco y respondo:

—No necesito un hombre.

—Bueno, lo que sea. —Suspira. —Quiero decir, si aprendes a sacar lo mejor de ti. A conocer tus virtudes y tomar provecho de ellas,  quizás empieces a sembrar un poco más de confianza en ti misma. Clara, sé que eso te falta desde hace mucho tiempo, y quizás uno de los motivos sea que no te preocupas por ti misma.

Su respuesta me deja dudando unos segundos, aún así. No creo estar del todo de acuerdo,  hago una mueca. Tomando el vestido con menos desprecio.

—Sigo sin poder relacionar el amor propio con ponerme un vestido, puedo quererme a mi misma yendo solo en vans. —Sostengo, pero pienso en que tan malo puede ser empezar a salir un poquito de mi zona de confort.  En medio de nuestra charla, la puerta se abre de golpe, mi hermano mellizo entra a la habitación con toda la confianza del mundo.

—Oye idiota, aprende a golpear. —Le advierto. Drake me saca el dedo corazón y sonríe. A decir verdad, nuestra relación es muy buena.  Aunque Drake a veces es realmente un idiota.

— ¿Qué estaban haciendo? —Pregunta, desbordando curiosidad. En un tono infantil, Cassie se pone delante de mí y sonríe con orgullo.

—Hago a Clary más femenina. 

La carcajada de Drake, suena por toda la habitación. Posiblemente, por todo el vecindario. Achino mis ojos hacia él, tratando de entender lo divertido. Al ver que no tenía intenciones de dejar de reír, opte por la opción más sana: Tirarle un almohadón por la cabeza. Para mi desgracia, el rubio idiota lo sostuvo en el aire.

—Avísame si también puedes hacer que vuelen las vacas. —Dijo Drake antes de irse y de guiñarle un ojo a Cassie haciendo que esta, se sonroje.  

— ¡El mismo día que te crezca el pito! —Grito fuerte también,  Cassie empieza a reír y se cubre la boca.  Vuelvo, a concentrarme en donde estaba, miro la tela celeste entre mis dedos y arrugo la nariz. No es que esto me fascine en realidad, no estoy para nada de acuerdo. 

—Solo una noche… —Digo, mirando el vestido y luego a Cassie. — ¿Verdad? Solo tendré que usar este tipo de cosas, por una noche.

Cassie asiente con una sonrisa y empieza a poner manos a la obra. Se encarga del maquillaje, nombra cosas que nunca antes había escuchado en mi vida. Luego, también me ayuda a ondular mi  cabello. Finalmente por último. 

La peor parte.

Ese vestido que quizás cualquier otra chica desearía usar. Siento que me está observando, nunca me he sentido segura con ese tipo de ropas pero tampoco me siento menos mujer por no usarlas. Quizás eso, es lo que mi madre o Cassie no pueden entender. Creen que realmente necesito usarlo para lucirlo. No entiendo porque tanto jodido escándalo, solo es una maldita cena.

La cena muy importante para mi madre.

Agarro el vestido de mala gana y me lo pruebo en el baño. No estoy segura de que me quede bien, pero al parecer quizás hasta me sorprenda. He de admitir, Cassie ha hecho un buen trabajo.  Esto, ha sido un golpe para mi autoestima en una forma muy extraña. Nunca antes, me había preocupado por arreglarme o usar vestidos porque creía que no se verían bien en mí. Ahora, la cosa ha cambiado un poco  y no digo que le tome el gusto pero al menos no me dan nauseas. Buena señal, definitivamente. 

Cuando salgo del baño, Cassie aplaude cual foca. La miro con una sonrisa burlona.

— ¡Estas preciosa! —Chilla, aprobando totalmente mi apariencia. Giro hacia ella con una expresión arrogante y digo algo que en realidad ni yo llego a creerme.

—Como siempre.

Cassie suspira, habíamos desperdiciado toda nuestra tarde en esto. Por lo que faltaba cada vez menos para la cena.  Supongo, que a mi madre le agradara verme así.  Ahora,  deseo que esta jodida noche termine lo más temprano posible.

A mis diecisiete años, rara vez me he puesto nerviosa. Por alguna razón, lo estaba por esta cena.  Cuando mi madre nos avisa a las  ocho de la noche que llegaron los invitados entro en medio estado de pánico.



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En el texto hay: drama, romance, humor

Editado: 30.12.2021

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