Aprendiendo a ser femenina

Capitulo veinte

—Al menos contigo no me sentiré tan extraña.










 


Drake me miró con curiosidad, envidiaba su capacidad de convencer a mamá de que lo deje hacer cualquier cosa.  Aún así,  me alegraba de que estuviese en la fiesta.  Quizás si tenía suerte, no se alejaría de mí para impedirme hacer algo idiota.
 

—Ah, no te preocupes. Está en nuestro ADN ser inseparables, ya sabes somos mellizos.

—Creo que lo estás confundiendo con los siameses.—Rei.—Pero bueno, puede servir de igual forma. 

—Vale, acabo de descubrir que lo he dicho mal toda la vida.—Confesó entre risas.— ¿Viste al lunático de Liam  por alguna parte?

Apenas habíamos llegado, no me había dado tiempo de ver a nadie. Menos a Liam,  negué y él se encogió de hombros. Sabía que le daba curiosidad sobre todo porque Drake siempre termina enterándose de todos los chismes. 

 Y ahora pensaba en Liam  como en un fenómeno de circo. 
 

Cuando la fiesta comenzó nos acomodamos a un costado, había muchísima gente por todos lados. Fije mis ojos en el escenario y no entendí como esperaban que yo pise ese temible lugar, ni siquiera sabía si podía hacerlo algún día.
 

Hubiese sido un patético espectáculo.

 

Scott fue el primero en salir al escenario, llevando gritos de alguna que otra fanática infiltrada en el público.  En realidad era muy fácil querer a Scott,  luego siguió Ana ganándose la mirada de envidia de muchas otras.
 

En ese momento me sentí mal, porque pensé en lo fácil que era adorar a un hombre y en lo sencillo que era envidiar a una mujer solo porque hace bien su trabajo. En parte, yo había sido más de las segundas.

La nueva colección era increíble y sabían cómo lucirla, cada uno de ellos. Era obvio que tenían experiencia en esto.

—Oye, creo que estoy viendo mal...—Murmura Drake a mi lado con su mirada fija en el escenario.— ¿Ése no es…?

Mire al mismo lado de él, y trague saliva casi ahogándose con la misma.
 

Liam.



 

Liam estaba desfilando, en realidad lo estaba haciendo. Si de por sí estando normal era guapo, no podía encontrar una palabra que pueda definirlo  en este  momento. Sentía que mi mandíbula caería al suelo en cualquier momento.
 

—¡Es precioso!

Aquella no fue mi conciencia, si no una señora que estaba atrás nuestro. Drake volteo a verla y luego me susurro:
 

—Tiene como ochenta años, debería estar en la cárcel.

Tendría que darle alguna respuesta pero no fui capaz, mi atención todavía  estaba centrada en Liam y en su forma tan segura de caminar.   Nunca en la vida  me hubiera imaginado esto, según todo las cosas indicaban que Liam no era modelo.

Pero sin embargo, aquí estaba. Dejándonos a mi y a la señora veterana con la boca abierta.

 

Mi capacidad de razonar regresó una vez que Liam salió del escenario, espere a que pase otra vez pero no lo hizo. Por un segundo pensé en que quizás solo había sido una fantasía, pero Drake también lo había visto.
 


Entonces vi a Liam salir por la parte de atrás del escenario, con una increíble cara de culo que aparentaba querer irse de ahí lo antes posible, lo se porque yo tampoco soy capaz de disimular mi cara cuando un lugar no me gusta.

—Espérame un momento.

No deje que Drake responda, pues antes de que siquiera pudiera pensarlo mis pies ya estaban dirigiéndose al chico que estaba a unos metros de mi ahora con su concentración puesta en el celular. 
 

—Liam.— Le llame, no sabía porque estaba siendo tan insoportable con respecto a él.  —No sabía que eras modelo.
 

No lo dije con intenciones de nada, solo estaba sorprendida. 

Su respuesta fue cortante y simple 

—No lo soy.
 

—Pero si estabas….
 

—¡Que no soy modelo! 
 

Me quedé callada, tampoco tenía que dar explicaciones. ¿No era modelo? Pues el mundo debería llorar una gran pérdida, él era increíble en eso como si realmente alguna vez lo hubiese sido.
 

—Ya.—Dije, sin querer insistir más. —Bueno, debo regresar con mi hermano.

Cuando comencé a alejarme de él, pude sentir su voz a mis espaldas:

—Se te ve increíble ese vestido.

No fui capaz de voltear a verlo, preferí fingir que no lo escuche. Así que, en vez de ir de inmediato con  Drake me fui al baño porque necesitaba olvidar lo que había sucedido  y quería estar sola cinco minutos.

 

Una vez dentro  me encontré  con que el baño no estaba del todo vacío, ya que Ana estaba frente al espejo acomodando su maquillaje. No dije nada a primeras, se me estaba haciendo una mala costumbre hablar solo para meter la pata.
 

—¿Puedo preguntarte algo?  —Ella habló,  haciéndome entender que si había visto que estaba ahí. Asentí un poco indecisa. —¿Ha ocurrido algo entre Liam y tu?

Diugs.
 

—Ew, no.—Arrugue mi nariz.—No hay nada entre nosotros, solo ganas de hacernos la vida imposible mutuamente.

Ella asintió. 

—Va, deberías tener más cuidado respecto a ellos. Todos ¿Alguna vez escuchaste esa frase de todos tenemos un muerto en el ropero?

Me espante.

—¿¡Liam es sicario!?

Ana dio una mirada en blanco y bufo.

—No, no es literalmente.  Me refiero a que nadie es un santo en este lugar, tienes que ser cuidadosa sobre a quién le confías tus sentimientos.
 

—Bueno, por ahora estoy haciéndolo de la forma más inteligente:  No sintiendo nada por ninguno.

—Trata de mantenerlo así entonces.

Antes de que Ana se vaya, mi curiosidad explotó.
 

—No eres una mala persona ¿Sabes?  No entiendo porque te esfuerzas por demostrar lo contrario.

Me dedico una última mirada antes de irse.
 

—Espero que nunca tengas que entenderlo.











 

(••••)



 



#22727 en Novela romántica
#3886 en Chick lit

En el texto hay: drama, romance, humor

Editado: 30.12.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.