Aprendiendo a ser femenina

Capítulo veinticuatro

—No entiendo porque me pediste que te acompañe.





 

Mire a mi madre con un poco de cansancio, estaba abrazando mis rodillas en el auto. Me había tocado a mí acompañar a mi madre a la empresa luego de que hablo con Kate.

—Te agradará el motivo,  corazón. —Aseguró mamá estacionado el auto. Me encogí de hombros restándole importancia, baje del auto una vez que había terminado de estacionar.

—¿Recuerdas lo que dijimos sobre los compromisos, no?   Me preguntaría antes  de cualquier cosa…

—No es sobre eso, tranquila.

Bueno,  solamente la seguí en silencio confiando en que no me metería en ningún tipo de problema. Camine con mis manos metidas en los bolsillos de mi buzo.
 

—¿Entonces de verdad se irán papá y tú?—Quise saber, mirando mis pies. Supongo que en otro momento me hubieran dejado ir con ellos, pero ahora era el turno de Becky y  Wendy. 

Mamá se dirigió a la oficina de Kate y yo me quedé media preocupada ¿Y si me pedían que renuncie o algo así? No, supuestamente lo estaba haciendo bien. Lo había dicho en voz alta ¡Me vería como una idiota! 

—Chicas, bienvenidas. — Sonrió Kate al vernos. —Bueno Clary,  estás aquí porque ya es momento de darte tu paga. el resto de tus compañeros  fueron cobrando a lo largo del día… —Explicó muy feliz. 

Ahí me tranquilicé, oh era eso. Significaba que no había hecho  ninguna estupidez.

Todavía…

—Ah, si. No lo sabía, lo siento. —Dije, sin saber cómo reaccionar. Tendría mi primer sueldo, mi primer sueldo de verdad y no las monedas que dejaba el ratón de los dientes debajo de mi almohada. me emocioné un poquito pero traté de disimularlo. 

Kate extiendo  un papel hacia mi.

Lo miré.

Muchos números.

No entendí.
 

—Ehm…¿Esto es…?

—Treinta mil  dólares ¿Te parece bien? Este es tú sueldo mensual  de ahora en adelante.
 

Me ahogue con algo

Ay, era mi baba.

Maldición, treinta mil para mi que no hacía nada además de esto era simplemente una locura.  Me aclaré la garganta y recé para no tartamudear.

—¿Realmente creen que es...Necesario que yo…?

¿Tenga tanto dinero? Porque no puedo cuidar ni una planta, esto es demasiada responsabilidad sobre mi y simplemente no lo entendía.  Bueno, me arrepiento de haber insinuado que trabajar en la empresa Ross era malo, al contrario era bueno buenisimo.
 

—Es lo que vale tu trabajo. —Dijo Kate.—  Te paramos eso porque recién estás comenzando, quizás si decides seguir algún día llegarás a las cifras de lo que gana por ejemplo Scott.

En realidad me dio miedo preguntar, así que no lo hice.

—Bueno yo...Muchas  gracias por confiar en mi, Kate.

—Sigue haciendo un buen trabajo, Clary. ¿te molestaría dejarnos un momento? Debemos hablar sobre el viaje de mañana.

No estaba prestando del todo atención.

—Si, seguro.
 

Salí de la habitación para que ellas puedan hablar de no se que, me asegure de guardar bien el cheque y acomode mi cabello. Estaba en una nube de felicidad y emoción que bajo cuando me encontré con Liam que iba prendiendo un cigarrillo como si nada, del otro lado del pasillo.

 

—¡Hey, tu!  —Grité llamando su atención, se volteó a verme confundido y eché una corridita para llegar a él. — Hola ¿No?
 

—Hola...—Hablo con curiosidad subiendo sus cejas. — ¿Qué sucede contigo?

—Me preguntaba lo mismo sobre ti.

Parecía confundido. Era obvio, no sabía de lo que estaba hablando.  Di una mirada en blanco y puse mis manos en mis caderas.

—Kate me ha dicho que no estaba enterada de eso de la canasta. —Quise atraparlos, sus mejillas empezaron a tornarse de un color rojo.
 

¡se estaba avergonzado!

—Creí que lo había dicho.

—En realidad no lo hizo.

—Ah bueno, como sea. —Dijo nervioso. — Voy a fumar  ¿Quieres venir?

—Yo no fumo.

—Bueno, entonces yo fumare y tú me verás hacerlo.

Antes de que pudiera dar algún tipo de explicación, Liam me tomó del brazo con cuidado  y me llevó con él a la  terraza porque supuse que quería que me quede ahí para verlo. Lo miré con desaprobación.

—¿Crees que no tengo nada mejor que hacer,  nada más estar aquí contigo?

—¿Tienes algo mejor que hacer?

—Si.

¡Gastar mi sueldo!

—Uhum, supongamos que lo creo. —Dijo ladeando su cabeza hacia mi. — ¿Entonces?

—¿Entonces que?  Si tu me secuestraste.
 

—¿Por qué diablos te secuestraría a ti?  Hablas todo el tiempo.

¡Lo estaba haciendo!  Me dieron ganas de golpearlo, entonces se me ocurrió algo mejor:  Lo quería fastidiar.

—Tú me recuerdas  tanto a un personaje de Disney. —Le dije, cruzandome de brazos. Él siguió fumando  y giró sus ojos.

—Algún príncipe tonto, seguro.

Esboce una sonrisa burlona.

—No, a Gruñón de Blancanieves  y los siete enanos. 

Me miró con el ceño fruncido ¡Era igual!   A Liam  no lo puso muy feliz esa comparación lo que me hizo dar más gracia. estaba enojandose.  Solté una risita por lo bajo cuando voltee para irme.
 

Pero sus brazos volvieron a frenarme.

Siempre lo hacían.

Me quedé mirándolo fijamente, y él a mi también. Su respiración era tan tranquila y estaba demasiado cerca. 

Demasiado.

—Podría darte una patada en las bolas ahora mismo. —Digo, con un poco de dificultad. Esboza una sonrisa llena de arrogancia.

—Si quieres que me vaya solo hazlo.

¡¡¡Nooo!!! Huele muy bien

Creo que si esperaba que hiciera eso, sin embargo tomé otra decisión. La decisión de ser yo quien lo termine acorralando contra la pared, porque estaba cansada de ser la única que siempre terminaba perdiendo. Tenía que ser impredecible  por una vez y por como Liam pestañeo un par de veces, lo había logrado.

—¿Ahora qué estás haciendo? —Preguntó y empezó a toser hacia un costado. 
 

—Te daba una sorpresa. —Exclame muy sonriente, el me frunció el ceño.   —Dos pueden jugar a este juego, Liam.
 



#19108 en Novela romántica
#3282 en Chick lit

En el texto hay: drama, romance, humor

Editado: 30.12.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.