Sin previo aviso, lo que estaba pensando desapareció, dejando apenas un oscuro rastro. Una extraña sensación empezó a molestarme. Confundido, traté de volver, pero lo único que hallaba en mi mente era un espacio negro, el vacío de un recuerdo usurpado. Un intenso ardor en mis fosas nasales, me arrancó de mi confusión, llenándome de una aterradora tranquilidad que me asfixiaba.
De golpe, desperté de mi letargo. Enormes girones de humo se levantaban a mi alrededor, atragantando mi garganta con el sabor dulzón del eucalipto. Las llamas escupían ardientes bocanadas, sus altas crestas apuntaban hacia la nublada noche. El insaciable fuego apenas iluminaba la base de los árboles más cercanos, mientras que sus copas se perdían en la oscuridad. Mi respiración y mi corazón golpeaban desbocados, pero mis ojos solo podían mirar las hipnotizantes llamas. No hacía más que preguntarme cómo fue que terminé en medio de un letal incendio.
Las llamas crepitando a mi alrededor doblegaban mi cuerpo. El temblor se originaba en mi pecho y se expandía por todo mi ser, dejándome como un cobarde ante el fuego. Su sola presencia agarrotaba mis músculos y colapsaba mis pensamientos. Sabía que me haría daño, pero la abrazante amenaza no me permitía actuar para enfrentarlo.
Cerré los ojos esperando mi fin, pero un rugido espeluznante me obligó a buscar en mi entorno. Tal vez el destino no se conformaría con mi muerte en medio de las llamas, sino que además había algo acechando en el bosque, algo que en cualquier momento me insertaría sus colmillos por la espalda. Un nuevo rugido se escuchó sobre el dosel del bosque, pero esta vez algo en mi interior despertó. De pronto los vi, aparecieron volando en círculos, exhalando una lluvia de fuego para convertirlo todo en cenizas.
Totalmente abrumado, busqué una manera de escapar del fuego, pero las llamas habían formado un anillo infranqueable. En ese momento, una de las extrañas criaturas descendió en picada hacia mí, escupiendo llamaradas. Un impulso me obligó a agacharme y tras una torpe voltereta conseguí que las llamas no me alcanzaran. Tal fue mi suerte que las llamas de sus fauces solo consiguieron abrir una brecha en el anillo de fuego. Aprovechando la oportunidad, me abalancé hacia mi escapatoria pero tras intentar dar el primer paso descubrí que mis extremidades no respondían a mi desesperación. Mi cuerpo hizo un movimiento extraño, trastabillé y empecé a rodar hacia las llamas más cercanas.
Justo cuando mi final parecía inminente, una enorme y escamosa ala interrumpió mi recorrido. Al chocar con la magnífica criatura pude ver por primera vez sus facciones con claridad. En medio del terror distinguí dos hileras de filosos dientes. La sangre abandonó mi rostro y sentí la muerte recorrer mi espalda.
—¿Qué rayos estás haciendo? — preguntó una apática voz.
Asombrado por escucharlo, miré sus ojos azules que demostraban un profundo enojo, pero al observar más detenidamente pude distinguir que también había preocupación y asombro en su mirada. La criatura se paró firmemente en el suelo, exhibiendo su prominente torso, esbeltas alas y larga cola. Definitivamente se trataba de un espécimen de gran tamaño. Su cuerpo era de dos colores; sus patas, dorso, alas, cola y la parte superior de su cabeza se cubrían de escamas azules, por otro lado su mentón, torso, vientre y la parte inferior de su cola estaban pobladas por escamas blancas y por más increíble que pudiera parecer, todo su cuerpo se envolvía por una ligera capa de ceniza al rojo vivo. No había duda, eran dragones.
El dragón de las escamas azules me miraba con especial curiosidad, como si hubiera algo que su mente no pudiera comprender. Mientras tanto, el resto de dragones se concentraban en apagar el incendio, esta siempre fue su verdadera intención. Al mirarme, las criaturas no podían ocultar su asombro y susurraban desconcertadas. Aquel dragón no dejaba de mirarme con un semblante de enfado. Repentinamente, empezó a olfatearme, su rudeza me ponía nervioso y reforzaba la idea de que aún estaba en peligro.
—¿No es muy pronto para que aparezca? —Preguntó uno de los dragones que había acabado su trabajo.
—Lo sé —respondió sin dejar de mirarme —. Esto lo tiene que saber Milett.
Bienvenido y gracias por empezar a leer esta muy rara historia. Si anteriormente habías leído su anterior edición, no te preocupes. Aquello es la base de donde está saliendo esta nueva edición. Solo que esta vez aprovecharé en lo mejor posible cada momento y situación.
Espero que lo disfrutes :D