La tensión aumentó en menos de un segundo y eso se notaba en los ojos de todos, menos en los de Milett y Rafago, los cuales se divertían ante la actitud que tomaron repentinamente los capitanes y Alely. Era claro que Dievaro, Marlos, Isalia y Arlet dijeron que manejaba su elemento, mientras que la dragona de escamas blancas parecía ansiosa y curiosa, una faceta completamente nueva en ella.
—Es obvio que su elemento es el fuego, lo encontramos rodeado aquella noche —aseguró de forma orgullosa Dievaro.
—El cual pudo haber sido empezado por alguno de los que patrullaron aquella noche, no hay que olvidar los "incidentes" creados sin querer. Puede ser que el elegido maneje el agua — anunció Arlet de forma prepotente.
—Ya que Dievaro se ha quedado sin argumentos y Marlos no se atreverá a decirte. Te recuerdo que Brydres ni siquiera supo cómo nadar, algo natural que hay en los dragones que manejan el agua. Sin embargo, pudo volar, aunque fue breve, su naturaleza de dragón de aire le permitió tal hazaña.
—Se lo hubiera recordado sin ningún problema. Además de que reiré mucho en cuanto de un momento a otro demuestre a todos que por su pelaje, sin ofender a la líder Milett, no podrá soportar ni el fuego a menos que se quiera quedar sin ello.
Todos se gruñeron desafiantes, para terminar con toda la atención en mí en busca de la respuesta que les daría la razón. La única que no mencionaba nada era Alely, la cual tenía la misma atención por saber qué elemento manejaba.
—Yo tampoco lo sé —dije nervioso y presionado levantando mi pata derecha, pero la cara de todos cambió.
—Ja, se los dije —mencionó Dievaro feliz.
Alely y todos los demás quedaron asombrados mientras miraban mi pata, a la cual yo regresé a ver confundido, pero sin saber que la encontraría en llamas. La extraña aparición del caliente elemento hizo que una sensación helada recorriera lenta y espeluznantemente mi espalda.
—Parece ser que la presión hizo que mostrara su elemento sin que él lo deseara. Se le nota en su... —Milett no pudo terminar de hablar, ya que empecé a correr y a gritar de forma extraña... o bueno, como lo haría un zorro.
Teniendo mis otras tres patas libres sin fuego, empecé a moverme como podía, mientras agitaba mi pata derecha delantera en un intento de apagar o por lo menos alejar el fuego lo más posible de mí. Cada segundo que pasaba, sentía que gritaba aún más fuerte y más terror tenía al fuego que no se extinguía.
Para sorpresa de todos, una gran ola apareció de la nada y me revolcó unos metros más de lo que me había alejado del grupo. Habiendo cerrado bien el hocico, esta vez no me ahogué, pero sí que deseaba que me tragara la tierra.
Dievaro, quien era quien más feliz estaba, ahora no podía creerse lo que había visto, al igual que todos. El único en recuperar algo de cordura fue Marlos, el cual estiró su sonrisa burlona y miraba al dragón azul tratando de grabarse su cara de estupefacción ante la noticia evidente.
—No me digas que él... —balbuceó Dievaro.
—Sí, maneja fuego —completó Marlos —. Además que también le teme, algo que sin duda dejará marca en los registros.
El dragón rojo se lanzó al suelo y empezó a reírse a todo pulmón, mientras yo veía quien me había ayudado a apaciguarme.
—No era necesario una ola tan grande —reclamé a Alely
—Apago el fuego en tu pata y te callo tanto lloriqueo.
Aunque bien tenía razón, había algo más que prepotencia en sus palabras y acciones.
—Rivalidad entre mis estudiantes, sin duda algo que les ayudará a ambos.
Rafago no parecía verse afectado ante mi fobia descubierta, que aún no lo sabía, desde lo del bosque y desde que conocí a Dievaro y a Rafago, yo mismo tenía cierta pista de que no me gustaba tanto el fuego. Lo que sí fue una sorpresa es que realmente e irónicamente, también era mi elemento y el que debía manejar, quiera o no quiera.
—Supongo que la idea de que el duerma en la montaña de los dragones de fuego queda descartada, así que supongo...
—¡No, no, no, no! ¡No! —Interrumpió Alely a su madre— Este zorro no irá a dormir a nuestra cueva. Regrésenlo a la celda, a la final ya se acomodó ahí.
—En realidad estaba pensando en llevarlo a nuestro otro hogar —aclaró Milett
Alely y todos los demás enmudecieron al instante, incluso Rafago, el cual desde que lo conocí no parecía ser de los que cambian de ánimo, no pensé verle con una expresión de seriedad. El silencio prosiguió sin un solo de los dragones que tenga algo que decir y siendo Alely la única afectada.
—Mandé a que lo limpien y ya que yo no le iba a dar uso y fue construida para un elegido, creo que Brydres le dará un mejor uso. Además de dos dragonas con alto nivel del elemento agua, podrán con él si hay otro caso de descontrol del pequeño zorro.
—Líder Milett: No es necesario que se esfuerce siendo tan amable con Brydres, sé que es importante, pero si usted lo quiere, seré yo y mi mejor guerrero quienes cuidaremos al zorro. — El ofrecimiento de Arlet, más que para evitarle una gran molestia por cuidarme, parecía más por piedad y compasión.