Aprendiendo a vivir

Capitulo 3

     «¿Los seres humanos podemos hacer lo queramos si nos lo proponemos?»

     *Ring ring*


     Eh despertado por el sonido del despertador, empezaba otro día y esté sería él dia decisivo en el que tendría qué entrar al salón de clases, abracé fuertemente mis piernas. En verdad no quería ir pero tenía que hacerlo si no quería bajar mis calificaciones.


     Busqué entre mi armario mi uniforme y a un lado de éste encontré mi uniforme de la escuela media, estaba totalmente rasgado y en mi camisa se encontraban palabras obscenas. Decidí guardarlo para recordarme todos los días qué no existen las personas buenas. Todos me volverán a molestar si se los permito.


     Me dirigí al baño a tomar una ducha, mi cuerpo estaba lleno de cicatrices, estaba asqueada con sólo verlo.


     Para arreglarme no me hice nada, sólo me puse mi uniforme y cepille mis dientes, no era necesario hacer nada más, salí de mi casa azotando la puerta, a pesar qué mis padres trabajan duró por mí no dejó de sentir cierto despreció hacía ellos, después de todo jamás intentaron defenderse a pesar qué sabían de las agresiones que sufría.


     Me encontraba en la parada de los semáforos esperando poder cruzar cuándo escuché un grito.


     — ¡Hey! ¡La de la falda larga! — Los gritos provenían de atrás, un chico venía acercándose hacía mí en una bicicleta roja.


     «Qué despreciable»


     — ¿Quieres qué te llevé al colegio? — me regaló una sonrisa.


     Es asqueroso qué haga eso. No hay nada bueno por lo cuál sonreír, sólo me límite a ignorarlo y seguí caminando cuándo los autos se detuvieron.


     — ¿Oye por qué me ignoras? hiciste eso mismo ayer — avanzaba con su bicicleta a un lado de mí.


     «¡Qué insoportable es!» pensé.


     — Y lo seguiré haciendo hasta él día de la graduación, déjame en paz — hablé con desinterés esperando qué mis palabras funcionarán.
     Pero el chico no tenía intenciones de irse.


     — Vamos sube, no tengas miedo.


     apreté mis puños, sólo quería qué me dejará tranquila.


     — ¡¿Y TÚ QUÉ SABES SOBRE EL MIEDO?! — grité con mis ojos llenos de irá.


     El chico se quedó perplejo, no supo cómo reaccionar pero eso no era de mi importancia. Seguí avanzando hacía la escuela y parece qué él se dió por vencido pues siguió su camino sin dirigirme la mirada.


     Llegué a tiempo al colegio, apenas acababan de tocar él timbre. Decidí esperar a qué todos los estudiantes entrarán incluído el profesor, así no tendría qué pasar vergüenza por "sentarme en el asiento de otra persona"
     Me dirigí al baño de chicas, ese siempre había sido mi mayor escondite. Cuando sentí qué todos habían entrado decidí asistir también.


     — Bueno alumnos tomen nota, ésto vendrá en el exámen la semana qué viene.


     — Hay no,profe. Apenas iniciamos clases está semana.


     — ¡No es justo!


     Se escuchaban los gritos desde adentró, tenía el picaporte en mi mano. Quería girarlo pero mi mano estaba temblando, todas las miradas estarían sobre mí.


     Comencé a llorar de impotencia, no quería volver a ser la víctima, no otra vez. Las lágrimas no se detenían, salían una tras otra por más qué me las limpiaba con mi brazo. En ese momento se abrió la puerta del salón.


     — Señorita ¿Qué es lo qué le ocurre? — preguntó el profesor, intentó acercarse a mí pero por un reflejo me alejé — ¿Se encuentra bien?


     No quería ni siquiera mirar, seguro todos mis compañeros me estaban mirando y se estarían burlando de mí, eso es lo qué están acostumbrados a hacer.


     — ¡Quiero ir a casa! — hablé sollozando.


     — Esta bien, vamos te lle…


     — ¡Quiero ir sola!


     Él profesor me miraba impactado por haberle gritado de ese modo, en un momento de descuido por parte mía él se percató de mis cortadas en los brazos, creí qué me iba a regañar creyendo qué yo me las había pero sólo guardó silencio.


     — ¿Quieres hablar de ésto?


     — ¡No!


     Empecé a escuchar murmullos por parte de mis compañeros, seguro ya habían empezado a hablar mal de mí.


     — Disculpa pero no puedo dejar qué te vayas, es cómo si estuviera teniendo preferencia por uno de mis estudiantes y no es correcto para los demás qué han estado desde la primera hora aquí. Por favor, pasa — el profesor se hizo a un lado para dejarme pasar.


     Observé todo a mi alrededor, todos me quedaban viendo y después del ridículo qué hice era lógico qué lo hicieran.


     Un pupitre al final del salón quedaba libre así qué opte por tomarlo, en ese lugar podría pasar de inadvertida todos los días, aunque en éste momento todas las miradas se clavaban en mí.


     — Hola soy Tamara mucho gusto, puedes llamarme Tammy — una chica qué estaba sentada frente a mí me sonrió amablemente.


     «Los odio a todos, mujeres y hombres por igual»


     Saqué mi libreta e ignoré la mano qué me había ofrecido.


     El profesor hizo el sonido de una carraspera.


     — Si alguien te saluda debes responder amablemente — nos observó, al parecer se había percatado de todo.


     — Soy Alice — la saludé tal y cómo ella quería.


     Con ésto debería estar bien para qué me dejé de molestar.


     El profesor prosiguió con la clase cómo si nada hubiera pasado, los susurros habían cesado y eso es algo bueno.


     — Para la clase de mañana no olviden hacer sus tareas, el que no lo traiga será un punto menos — el profesor sonrió mientras se preparaba para irse a su siguiente clase — hey tu, la chica que llegó tarde ¿Puedes venir por favor?
 

   Asentí y apresuradamente comencé a caminar atrás del profesor.



#21238 en Novela romántica

En el texto hay: bullying, romance, amistad

Editado: 04.11.2021

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