Aprendiz De Bruja Enamorada

Capítulo 4: Brujos entrometidos

Me quedé mirando al chico en la ventana que tenía la boca abierta sin saber que hacer. Tenía que poner alguna excusa coherente 

- Es un truco de magia- me apresuré a explicar

¿ En serio? No podía haber dicho algo más patético que eso...

- Es para un concurso de talentos- seguí mintiendo 

- No sabía que te gustara la magia- respondió el algo avergonzado. ¿ Me había creído? Tenía suerte de ser guapo...

- Oh si, siempre quise ser una maga profesional

Bien, si el chico alguna vez había tenido algún interés en mí, con eso ya debería haberse perdido 

- ¿ y como haces el truco? 

- ¿ qué?- pregunté desconcertada 

- ¿ Cómo haces para aparentar que la escoba vuela? 

- Un mago jamás revela sus secretos 

y un aprendiz de brujo, por suerte, tampoco.

Más tarde en la heladería y ya con mi helado de frambuesa en mi mano estábamos conversando alegremente con David, el chico perfecto. Me sentía verdaderamente feliz 

- Te oí tocar la guitarra anoche- le comenté 

- Lo siento, ¿ te he despertado? 

- Estaba despierta, no podía dormir 

- ¿ porqué? ¿ algo te preocupa? 

Notaba que se interesaba por mi aunque no entendía bien porqué, tal vez yo si le gustaba algo. Iba a responder que simplemente estaba pensando pero apareció Elliot junto a mi compañero Ben ¿ recuerdan que les hable de él? Que suerte la mía...

- ¿ Cómo estás Ángela?- me saludó Ben. Pobre chico, no tenía idea de nada

- Bien, ¿ y tú? 

- Me he convertido en un ratón ayer sin querer- susurró- pero estoy bien 

- Creo que escuché mal a tu amigo- dijo David- creí haber oído que se convirtió en ratón 

Me reí para aparentar que era un chiste y ojalá así lo fuera 

- ¿ quién te acompaña, preciosa?- preguntó Elliot con una gran sonrisa en el rostro. Sabía que hacía todo esto para molestarme y eso me enfurecía

- Chicos, el es mi vecino David. David, ellos son Ben y un chico con quién no quieres encontrarte jamás 

- ¿ Estas molesta?- me preguntó David en tono amable

- ¿ Se nota demasiado?- le susurre al oído para que los demás no pudieran oír

- Bueno, cuando te enfadas normalmente comienzas a agitar las manos al hablar y lo estabas haciendo 

Me sorprendía y a la vez me halagaba que notara esos detalles de los que ni yo era conciente. Claro que estaba interesado en mi pero eso sería un problema y más aún sabiendo que Ben y Elliot lo sabrían 

- Elliot... ¿ puedo hablarte un momento?- me apresuré a preguntar. Tenía que aclarar esto 

- Seguro- respondió sonriendo aún más

- Disculpa- le dije a David. No quería dejarlo con Ben pero debía hacerlo y esperaba que mi compañero no dijera nada acerca de la magia 

Fuera de la heladería, intente contar hasta diez para no golpear al chico que tenía al frente y luego le dije : 

- Deben irse

- ¿ Porque? Acabamos de llegar, quería una paleta de chocolate 

- Pues te la compras y te vas ya 

- ¿ porque tanta prisa, preciosa? Sé que quieres que yo este aquí

Lo peor del caso es de que él estaba seguro de que así era y eso  provocó que nuevamente tuviera que contar hasta diez. Odiaba a ese chico, lo odiaba profundamente y estaba jodidamente ligada a él

- Es lo último que quiero- dije e intenté golpearlo

Ya habrán notado que no tengo mucha paciencia ¿cierto? Pero lo único que logré fue que me tomara del brazo y me acercara a él. Me aparté bruscamente 

- Te odio- le dije cruzando mis brazos, ya estaba cansada de todo esto 

- Lo sé- dijo él riendo- pero aún no entiendo que tiene ese brujo de especial 

Lo miré a los ojos con expresión seria, no sabía cómo pero esperaba que entendiera. Él arqueó las cejas, se había dado cuenta de lo que significaba mi mirada

- ¿ Él no es brujo?

Me encogí de hombros a modo de respuesta 

- ¿ Te das cuenta de que dejé a Ben hablando con él y que es el aprendiz más torpe y despistado de la clase? Podría decirle cualquier cosa, si tú me hubieras dicho en un comienzo yo no...

Elliot iba a seguir hablando pero  Minos apareció en mis pies con pelusa sobre él. Le hice señas al aprendiz de brujo para que fuéramos detrás de un árbol. No podíamos hablar con un libro a plena luz del día. Abrí el libro y pregunté que sucedía

" Tu primera pista te espera y debes ir a tu clase de pociones para encontrarla"

- Pero mi clase de pociones es en una hora

" No queda tiempo, aprendiz Ángela" 

Si había un color que definía a Minos era el dorado, muy sabio pero a la vez muy obstinado




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