April ©

07 | Respetado y admirado

     La mirada de Jackson no mostraba expresión alguna. No decía nada, estaba muy tranquilo.

     —Quiero vengar la muerte de mi hermano, Jackson. Quiero saber por qué lo asesinaron exactamente.

     —Yo ya te dije lo que sé. Y estás completamente loca si crees que voy a ayudarte a entrar ahí.

     Mi cuerpo se llenó de ira al escuchar su comentario y la impotencia se adueñó de mí.

     Comencé a recordar la noche en que asesinaron a Evan, lo asustada que estaba, lo impotente que me sentía al no poder hacer nada para salvar a mi hermano. Lo crueles que fueron.

     —Vengaré la muerte de mi hermano, Jackson.

     —No voy a ayudarte. No puedes entrar.

     —Ah, ¿y él si puede asesinarlo a sangre fría? No puedo permitir que ese tipo disfrute su vida cuando le arrebató la suya a mi hermano.

     —¿Y qué harás después de que vengues a Evan? ¿Crees que eso lo va a traer de vuelta?

     Lo miré con dureza y me levanté. Su mirada estaba fija en mí.

     —Al menos descansará en paz —dije y me apresuré a ir hacia mi casa.

     —¡Eso es lo más estúpido que he escuchado!

     —¡Y lo más estúpido que he visto es ver como una persona no salva a su amigo!

     No escuché alguna respuesta de su parte, así que decidí decirle otra cosa más.

     —¡Y gracias! ¡Lo haré yo sola!

     —Te van a asesinar si entras sin compañía de alguien que sea parte de los Dominis.

     Me paré en seco, di la vuelta y lo miré. Jackson se había levantado y caminó hasta donde yo estaba.

     —Te diré la verdad —dijo y abrí los ojos.

     ¿Qué verdad? ¿La verdad de por qué asesinaron a Evan? ¿Qué hizo para que lo asesinaran de tal forma? ¿Si realmente yo tenía algo que ver?

     —No quiero ayudarte —agregó y la desilusión me embargó —. Y sé muy bien que, aunque te diga muchas cosas de Evan, vas a tener más ganas de entrar.

     Nuestros ojos se encontraron y yo tragué.

     —Voy a pensarlo.

     —¿Qué? —dije sin poder creerlo.

     —Le prometí a Evan que te cuidaría.

     —Evan ya no está, Jackson, ya no tienes por qué seguir cumpliéndola.

     Y al decir esto mis ojos se llenaron de lágrimas. Todavía no aceptaba que mi hermano ya no estuviera. Dolía como el infierno.

     —Mañana estaré en la comisaría para analizar la libreta donde Evan dejó escrito el juramento de los Dominis. Y le pediré a papá que me ayude a encontrarlos.

     —Tu papá no te permitirá hacer algo así.

     —Tú no sabes nada sobre él. Haría cualquier cosa para atrapar al asesino de su hijo.

     —¿Cómo para poner la vida de su hija en riesgo? Además, Evan no hubiese querido que hicieras esto.

     —No voy a dejarlo así.

     —Y yo no voy a ayudarte. Lo que quieres hacer es una locura.

     Lo observé fijamente y me acerqué más a él.

     —¿Sabes de verdad lo que quiero hacer? No dejar que la muerte de mi hermano sea en vano. No me importa lo que él haya hecho, siempre me cuidó. Y ésta es mi oportunidad de demostrar que él me importa tanto como yo le importé a él.

     No dejé que hablara ya que me di la vuelta y regresé a mi casa.

     —¿Puedes contarme cómo te fue en la comisaría para analizar el cuaderno que dejó Evan con el juramento de los Dominis escrito? —me preguntó el doctor Glambolia.

     —Supongo que ya llegamos a la parte que tanto usted ansiaba saber.

     Se acercó interesado y empecé a contarle.

     —¿Exactamente desde cuando sabías que Evan estaba con los Dominis? —preguntó el detective Beckett mientras hojeaba el cuaderno. Papá estaba a su lado.

     —Desde hace tres años.

     —¿Cómo pudiste cargar con ese secreto tres años, April? —preguntó papá.

     —Teniendo en mi cabeza que, si se lo contaba a alguien, habría consecuencias.

     —Supongo que lo contaste, ya que lo asesinaron —dijo Beckett.

     —Eso es lo que quisiera averiguar —levanté mi vista y lo miré —. Porque yo no se lo conté a nadie.

     —¿Cómo que lo quieres averiguar?

     No respondí. No podía comentarle lo que pensaba al detective Beckett, porque fácilmente podría verme como una sospechosa.

     —¿Puedo quedarme un rato a solas con mi padre, por favor?

     —No es posible. Todo lo que tenga que decirle, dígaselo en frente de mí.

     Los Dominis deberían hacer algo con este hombre.

     —Beckett —dijo papá —. April prometió decir todo, ahora retírese por favor.




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