Apuesta de amor

Capítulo 9 Decisiones que pesan

Subo a mi auto y salgo de allí tan rápido como puedo. No dejo de pensar en esa chica y en toda la sangre que la cubría de pies a cabeza. Mi corazón no ha dejado de palpitar desde que decidí dejarla atrás. Se veía perdida y desorientada.

―¡Maldición!

De repente, pego un frenazo, viro el volante de forma brusca y decido regresar. Tengo que estar seguro de que ella está bien, de que consiguió ayuda antes de que sea demasiado tarde. No puedo cargar con la culpa de otra muerte más. Mi consciencia no lo soportaría. En menos de quince minutos entro a la propiedad, me estaciono en el lugar más apartado, guardo la llave en el bolsillo de mi pantalón y salgo del auto como alma que lleva el diablo. Rodeo la casa y me dirijo al mismo lugar en el que la vi por primera vez. Recorro los alrededores minuciosamente, pero no la veo por ninguna parte.

»¿A dónde fuiste?

Resignado, retrocedo sobre mis pasos y me dirijo hacia el auto, pero, de un momento a otro, escucho un gemido de dolor. Me detengo y hago silencio para identificar la dirección de donde proviene. No obstante, pasan algunos segundos sin que se escuche nada. Resignado, emprende de nuevo mi marcha, pero otro gemido vuelve a llamar mi atención. Giro la cabeza y la fijo en el arbusto que está ubicado a menos de un metro de distancia del lugar en el que estoy parado. Con el corazón marchando a mil, atravieso la espesura y, casi muero de un infarto, al verla tirada en el piso.

―¿Hasta cuándo vas a ser un estorbo para los demás, Patricia? Nadie te extrañaría si algún día decides desaparecer. Les ahorrarías muchos problemas y desilusiones. Quizás este es mi final.

¿Qué demonios? ¿Por qué se refiere a sí misma de esa manera? ¿Está delirando? Me acuclilló frente a ella y meto los brazos por debajo de su cuerpo frágil y débil.

―No, cariño, eso no va a suceder mientras estés conmigo.

Bendito sea Dios. Está más fría que un témpano de hielo Esta chica necesita ser atendida de inmediato. De lo contrario, morirá desangrada o debido a las bajas temperaturas a las que ha estado expuesta durante todo este tiempo. ¿Qué hago con esta chica? Pienso en diversas opciones, pero ninguna de ellas me convence. No pienso volver a dejarla abandonada.

―¿Estoy muerta? ―bajo la mirada e intento ver a través de la maraña de pelo ensangrentado que cubre su rostro―. ¿Eres el ángel que vino por mí?

Bufo con ironía. ¿Un ángel? Quizás sea uno, pero de la muerte.

―No, estás más viva que nunca. Pero necesito que te mantengas despierta, ¿puedes hacerlo por mí?

Suelto el aire contenido en mis pulmones en cuanto responde con un asentimiento.

―Haré todo lo que me pidas.

Giro la cara y observo la carpa. De repente, tengo la intención de dirigirme hacia ese lugar y pedir ayuda, buscar un médico entre los invitados. Sin embargo, descarto la idea. No quiero encontrarme con ninguno de los miembros de la familia Cortez. Debo resolver esto por mí mismo.

―¿Cómo te llamas? ―no responde, es más, creo que ni siquiera comprende nada de lo que le estoy diciendo―. ¿Viniste con alguien? ¿Tienes el número de alguna persona cercana con la que pueda comunicarme?

Nada. Comienza a preocuparme que se haya quedado dormida. Tengo que evitarlo a toda costa.

―No te duermas, por favor, necesito que te mantengas despierta.

Suelto maldiciones, cuando no obtengo ninguna respuesta. Apresuro mis pasos para llegar cuanto antes a mi vehículo y trasladarla al hospital. Abro la puerta y la acomodo en el asiento del copiloto, pero tan pronto como la suelto, prende sus dedos de mi chaqueta como si estos fueran garfios.

―¡No! ¡No me abandones!

Santo Dios. ¿Qué carajo la puso en este estado? Parece aterrorizada. Le explico que solo la estoy asegurando a mi asiento para llevarla a un hospital, pero se niega rotundamente a la sugerencia. ¿Qué no quiere ser atendida? Bufo con impotencia.

―Has perdido mucha sangre, si no recibes atención médica cuanto antes, puedes morir. Además, tu temperatura está muy baja. Estuviste expuesta al frío por demasiado tiempo, puedes sufrir de hipotermia.

―¡No!

Sigue negándose, aun con todas las advertencias que acabo de darle. Repaso mi cabello en señal de frustración.

―¡Joder! ―piensa, Enzo, te estás quedando sin opciones. Vuelvo a girar la mirada hacia la carpa, pero los gritos y ovaciones que se escuchan en el interior, me convencen de que es la peor decisión que puedo tomar en este momento. Vuelvo a dirigir la mirada hacia la criatura inconsciente que reposa sobre mi asiento y tomo una determinación―. Bien, no iremos al hospital, pero tengo que sacarte de aquí. Lo más importante ahora es darte calor y atender esa herida.

Por fortuna, me hace saber que sigue consciente cuando responde con un nuevo asentimiento. Después de subir al auto, me quedo pensando en lo que haré a partir de ese momento. ¿Llevarla a casa? De ninguna manera. No quiero a mi padre entrometiendo su nariz en mis asuntos. Además, cómo le explicaría esto a mi madre y a mi pequeña hermanita. Niego con la cabeza.

»Lo mejor será que te lleve a mi cabaña.

Comento más para mí mismo para convencerme. Una vez que tomo una decisión, enciendo el motor del auto. El sonido le hace pegar tal brinco que por poco atraviesa el techo. Pongo la mano en su rodilla para tranquilizarla. Me sorprendo cuando la veo acercar su mano a la mía de una manera que me hace pensar que es la primera vez que tiene algún tipo de contacto con otro ser humano sobre la tierra. Me quedo mirando, sin siquiera atreverme a respirar para no asustarla. No obstante, en cuanto me acaricia con la yema de sus dedos, siento un extraño latigazo de corriente que recorre todo mi cuerpo y me deja desconcertado. La sensación me hace sentir tan inquieto que decido apartarla, pero antes de que pueda hacerlo ella la atrapa y evita que la aleje. Elevo la mirada, pero solo me consigo son aquella cortina de cabellos castaños que me impiden ver nada detrás de ella. Vuelvo a bajar la mirada y, observo con incredulidad, la manera en que nuestros dedos están entrelazados. Nunca antes tuve un gesto tan íntimo como este con alguna mujer.



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En el texto hay: romance, drama, venganza

Editado: 11.12.2024

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