Muy pocas veces tus ojos brillan con esa intensidad. Puedo incluso contarlas y no llegaría a ocupar todos mis dedos. No preguntes como lo sé. Aunque creo que la respuesta es más que obvia.
No debería importarme, no debería sentir que hago algo mal.
Sin embargo lo siento de esa manera, y la pregunta que ha atormentado mi cabeza no deja de repetirse mientras te veo.
¿Qué crees que haces? ¿Qué intentas? ¿A qué juegas? ¿Se te acabaron los chicos con quienes jugar? ¿O es que acaso ya tienes todos sus corazones y ahora quieres coleccionar también el mío?
Quiero gritarte eso cuando te veo pero no lo hago. Solo lo dejo pasar.
No entiendo por qué lo haces.
Pero no caeré en tu juego. No quiero, y no seré parte de esto.
Eso me dije mientras revisaba que los documentos estuvieran en orden. Eso me repetí mientras caminaba lejos de aquella puerta en la que aseguraste estar.
Te vi esperarme, irte y cuando tu tristeza la ocultaste.
Vi como cambiaste tu actitud al verlos y no entiendo...
De verdad no entiendo como alguien puede manejar dos bandos.
¿No te cansas de hacerlo?
¿De ser...
(...)
Te lo prometo...jamás fui detrás de ti. No llegué al lugar y tú no estabas.
No te deje ir.
Porque nunca fuiste mía.
Así diga lo contrario la profecía.
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Editado: 30.03.2021