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Capítulo 9 "Mensajes y llamadas"

Mensajes y llamadas

 

Me alzo en puntillas como me ha ordenado la señorita Lisbeth y retraigo el estómago mientras miro al frente. Desciendo lento y tratando de que mis piernas no tiemblen.

Ella me mira fijamente, sé que me está examinando para dejarme como una de las finalistas para el papel de la princesa en el Lago de los cisnes y para ello debo de no fallar en ningún movimiento.

Estos deben ser delicados, suaves y elegantes. Tal cual lo es un cisne-sus palabras.

Siento mucha presión para obtenerlo. Mi madre ha estado de manera muy directa explicándome porque debo tener el papel y representarlo más que bien.

Así que trato de trato de mostrar que no me cansa ni está matando el dolor en mis pies y piernas. Mi cara debe ser de póker y no mostrar tensión alguna. Aun si quiero tirarme al suelo y gruñir de dolor.

Cuando voy a rendirme la puerta es tocada y siento alivio cuando ella asiente la cabeza dándome a entender que lo hice bien y me ordena con una seña descansar. Se aleja de mí y solo ahí suelto el aire y hago una mueca mientras agacho la cabeza.

Dios mío, me quedaré sin pies donde siga así.

Hago una mueca y los muevo lentamente de lado a lado esperando que se neutralice el dolor y disminuya el temblor de mis piernas. La campana suena y con ello muchas sueltan suspiros dejándose caer al suelo mientras otras solo sonríen felices por sus nuevos logros.

Yo solo quiero una cama y dormir, pero eso no es posible al tener que ir a pie a mi casa. El carro me fue confiscado porque a mi madre le ha parecido buena idea que llegue a casa caminando.

A lo cual yo creo que es una pésima idea.

Tomo mis cosas y camino hacia los vestidores. Varias se quedan conversando entre ellas y se ríen. Yo no tengo con quien conversar así que las paso de largo y solo cuando llego a mi cancel me zafo el cabello del moño para darle un respiro. Me cambio de ropa lo más rápido que puedo y meto todo en la bolsa.

Al salir de nuevo lo agarro, solo que en una cola media alta.

Me despido de la profesora de lejos porque conversa con una señora y me dispongo a salir de la academia. Cuando salgo veo Sebastián sentando en las gradas.

-¿Sebastián?-pregunto y cuando regresa a ver sonrío-Vaya, no creí verte tan pronto.

-¿Me ibas a evitar?-río negando.

-Solo me sorprendió. ¿Y ese camión es tuyo?-pregunto al ver a un camión de mudanza.

-Sí, hubo un cambio de planes. La casa donde nos íbamos a quedar es más pequeña de lo que esperábamos y nos han ofrecido otra casa.

-¿A qué casa irán ahora?

-A esta-responde indicándome una foto en su teléfono. Abro los ojos sorprendida-¿Es tan fea?-pregunta en broma y niego.

-No es eso, es solo que no sabía que esa casa estuviera en venta.

-¿Por qué? 

Porque no creí que Celina Wylie la vendería...

-No lo sé-me río nerviosamente-¿Viniste a inscribir a tu hermana?

-Mi madre está adentro por eso.

-Así que algún día la veré-afirmo divertida y él asiente.

-Por cierto, tengo una pregunta.

-¿Cuál?

-¿Estás enamorada de alguien?

Siento que me sonrojo y miro de un lado a otro.

-¿Eh? ¿Qué dices?

-Así que si lo estás-asegura con una sonrisa.

-No te he afirmado en ningún momento.

-Lo has dicho todo con tu cara-se ríe y niego avergonzada.

-¿Esa era tu pregunta?

-No, en realidad era ¿hay más chicas lindas por estos barrios?

-¡Claro que las hay! Pero algunas están prohibidas. Así que si las ves, huye.

-¿Huir?-pregunta divertido-¿por qué?

-Sip, de lo contrario te atraparan con sus encantos. Por ejemplo Abigail Martins, ellas es un amor de persona. Es tierna, dulce-empiezo a enumerar-hermosa y peculiar. Pero no está disponible para otro romance. Ella tiene de novio a mi mejor amigo.

-¿Así que es mito que la mejor amiga y la novia se lleven mal?

-No se aplica lo mismo para todas-le digo recordando mi situación con Hilary.

Aunque es patético que lo compare con mi situación, porque no soy nada con Gregory y tampoco Hilary me ha hecho algo malo.

-¿A sí que debo mantener mis ojos lejos de ella?

Asiento.

-Es lo más razonable. Pero si quieres intentarlo te diré que perderás. Ella y él tienen algo que no muchos tienen en una relación, se quieren de verdad. Aunque todo inició por una apuesta.

-¿Él apostó con ella?

-No, al contrario. Ella le propuso una apuesta a él-me mira aturdido y me río-Esa cara pusieron todos cuando vieron el video.

-¿Hay un video?

-Uff, amigo-me río-En este pueblo las cosas no sé quedan como en las Vegas. No las olvidan de un día para el otro, al contrario, las recuerdan para siempre.

-Bien, lo tomaré en cuenta.

-¿Qué cosa? ¿Lo de Abigail o lo del pueblo?

-Ambos-sonríe-Aunque verlos sería interesante.

-¿Interesante?

Asiente.

-Quiero saber que tan verdadero es su amor.

Frunzo el ceño desconcertada pero no puedo preguntarle más porque mi teléfono suena y llega un mensaje de un número desconocido.

“Lo siento”

“¿Podemos vernos?”

“Te esperaré en el puesto de helados”

-Tengo que irme-murmuro distraída-Adiós.

No presto atención a su despido y tomo mi bolsa para luego empezar a correr hacia la plaza. ¿Eres tú de nuevo? ¿Estás intentando contactarme otra vez?

Cierro los ojos mientras corro con fuerza. Por favor, que seas tú esta vez. Te extraño...

 

***

 

Busco con la mirada como leona a su presa y cuando lo veo, sonrío. Claro, no de manera hambrienta, o sea no sé si le veo de esa manera pero...solo esperaba que no y mi cerebro lo dijera de forma metafórica.

Sería vergonzoso verme como una mujer desesperada. ¡Nadie quisiera verse de esa manera!




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