Arma de doble filo
Cuando era niña solía evitar los problemas. Claro, como cualquier pequeño jugaba y desordenaba un poco, pero jamás quería romper algo.
Recuerdo que mamá solía jugar conmigo, tengo vagos recuerdos de ella riendo o aplaudiendo algo de lo que he hecho, pero los pocos, los atesoro. Uno de esos momentos era antes de las audiciones. Ella solía venir a verme y me daba un beso en la frente para luego darme una sonrisa y decirme: “Eres mi mayor tesoro, muéstrales el brillo que yo veo en ti”
Y yo con esa oración era feliz. Aquellas simples palabras me daban fuerza, alegría y sentía que podía mover todo. ¡Incluso la roca más grande del mundo, en ese momento yo la quitaría del camino! Ajá, me daba un arranque de Popeye el marino, solo que no me volvía fuerte con espinacas. Las palabras eran el motor de mi fuerza.
Pero nada es para siempre, y el cuento acabó. Ahora esta escena me recuerda cuando ensuciaba mi vestido sin querer o terminaba rompiendo las mallas. Y como aquellas veces que me enfrentaba a mi madre, me quede sin palabras.
Atrapada y sin excusas.
Un silencio sepulcral se forma apenas Gregory McFly se asoma en nuestro campo de visión. Sus ojos grises están acompañados de un ceño fruncido y su mirada no es muy cálida que digamos.
Se me seca la garganta y es un pésimo momento para que mi lengua se enrede y mi cerebro no cree oraciones. No sé qué decir, o más bien no sé cómo expresarlo. Toda su atención esta jodidamente en mí y eso hace que me ponga nerviosa.
Creo que incluso empiezo a sudar, y no es para nada agradable.
-¿G-gregory?
Avanza pasos hacía mí y eso no ayuda en nada a mi ataque nervioso. Retrocedo asustada cuando su cara se acerca a la mía.
-Tú me mentiste-afirma.
Abro los ojos y niego. Después de todo ir de compras no fue mi intención. La verdad por la que salí como desesperada no era una pila de ropa. Era literalmente parte de mi vida. Pero no podía decírselo.
>>No debí creerte cuando saliste, debí haberte retenido ¿eres una compradora compulsiva? ¿De verdad hacer compras es lo más importante de tu vida?-niega y aprieta su tabique-De verdad creí que era algo diferente.
¡Y lo era! ¡Para mí si ese mensaje hubiera sido de quién me imaginaba me habría puesto como una niña y lloraría!
Parece decepcionado y eso me hace sentir regañada. Sé lo que cree y está en el derecho de molestarse. Yo le pedí el favor y luego pongo excusas como si no quisiera ir y me buscara para que yo estudiara, cuando debería ser al contrario.
Eso no ayuda nada en la concepción que ya tiene sobre mí.
Su mirada se va hacia Lara y entrecierra los ojos. Ha encontrado otro culpable.
-Y tú también me mentiste-le acusa-¿De verdad imaginaste que “Se siente mal y se fue a casa” es una mentira creíble?
-Lo siento-se encoge de hombros-no soy buena mintiendo y me puse nerviosa.
Niega la cabeza y suelta un suspiro para luego verme y cruzarse de brazos para enmarcar las cejas en mi dirección.
-¿No dirás nada en tu defensa Bowen? ¿Ni siquiera intentaras mentirme como al resto?-miro hacia otro lado. Suspira esperando mis palabras-¿Ni siquiera una excusa?
-Yo si fui de compras.
Sí, es lo único y estúpido que sale de mi boca. Sonríe de manera irónica y asiente.
-Lo sé, lo he oído-se da la vuelta para tomar su mochila que estaba en el suelo y se la pone-Bien, creo que ya me quedaron claras las prioridades en tu vida. Veo que somos muy diferentes en eso. Que tengas buena vida Bowen y suerte en las pruebas.
Parpadeo aturdida y suelto un ¿Qué? Mientras lo veo irse. Abro los ojos cuando entiendo sus palabras y el pecho me punza. Es como si un espejito se rompiera detrás de mí y todos los trozos se quieren caer.
¿Me está dejando? Oh, esto es malo, muy malo. Él no... ¡Reacciona, joder que se va!
Corro detrás de él y a unos pasos grito su nombre, como es de esperarse no se detiene. Me ha ignorado.
-¡Espera! ¡McFly detente! ¡McFly!-grito molesta-¡Detente ahora!
Creo que escojo mal mis palabras porque consigo que se dé la vuelta, pero con violencia y me deja helada con sus ojos que han dejado de ser grises y han pasado a ser más oscuros.
-No soy un perro para obedecer tus órdenes y tampoco un sirviente que ve por tus caprichos, Bowen. Quise ayudarte pero no creo que te pueda brindar responsabilidad. ¿Quieres hacer compras y perder tu tiempo en lugar de estudiar y tener un futuro? ¿Eso es lo que quieres? Pues hazlo, es tu vida. No me meteré en ella. Tú me pediste el favor a mí, no yo a ti.
-Lo sé, sé que soy yo la que necesita de tu ayuda y también sé que soy una estúpida al quedarme plasmada y no saber que responderte. Sé que todo esto te debe parecer algo superficial y es mi culpa que lo veas de esa manera por no explicarte pero... ¡no todo es lo que parece!
Cuando acabo tengo la respiración algo agitada y mis gritos nos han hecho un centro de atención que no quiero llevar. No quiero otro rumor, gracias. Me ordeno no sonrojarme ante la escena de loca que acabo de hacer porque no tengo cabeza para responder si me pregunta algo sobre la razón del sonrojo, en mi mente suenan las alarmas de ¡Se va a ir! ¡Joder que se va! Y no puede irse, no mientras yo no tenga el coraje para decirle que me gusta.
-Ven conmigo-le extiendo la mano-te explicaré cuando no haya nadie más.
Duda y vira la cabeza como si tratara de descifrarme o al menos entenderme pero no lo logra, al final para mi suerte o no, alguien viene.
-¡Chicos!-grita una ajetreada estudiante-Qué bueno que les encuentro. Penny solicito que todos los de tercero se quedarán para conversar sobre la obtención de fondos.
Casi suspiro. Al menos eso creí, porque al final si termine haciéndolo y ganándome cejas enmarcadas por Gregory. Le sonrío inocentemente cuando la chica pasa de largo y va por otros estudiantes, pero él niega y alza la mano para ponerla en mi hombro.
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Editado: 30.03.2021