Locura de boda (parte 1)
Cristina
Termino por cerrar el cierre de la maleta y sonrío cayéndome de estómago sobre ella. ¡Ah! Que cansado. No debí traer tantas cosas como sugirió mamá. Pero si ella lo sugiere es por algo, nunca se sabe que puede pasar.
En especial si ella lo decía, podría no tener ese lazo especial con ella pero Violet sin duda tenía un sexto sentido como madre.
Raro, teniendo en cuenta nuestra situación pero efectivo en varias circunstancias.
Una vez me dijo que revisara dos veces la maleta por si me olvidaba algo y lo hice, me estaba olvidando la cartuchera. Otras lo hacía con las personas, trataba indiferente a algunas amigas que al final resultaron solo queriendo disfrutar de “mi” fortuna.
De lo cual me hubiera burlado diciéndoles que no tenía un solo peso porque mamá no tocaba nada del dinero que papá enviaba. Se podía decir que vivíamos como el resto, solo que en una enorme casa que guardaba las apariencias.
De ahí, el lujo, compras y todas las chorradas que inventan de mí el resto, era pura mierda. Incluso para las dichosas fiestas, lo sacaba de los premios que yo ganaba o de cuando me pagaban. Por eso las daba cada cierta larga temporada, no tenía nada que ver con mi actitud de diva extravagante.
¡Ojalá hubiera sido por eso!
Pero la realidad es que vivíamos del trabajo de mamá, nunca me supo decir porqué y era algo molesto cuando las personas se burlaban diciendo que ella era un derrochadora y vividora de mi papá.
Sabía que se casó por mí, y que luego supongo se quedó con él por algún motivo que todavía no entiendo. Pero jamás se casó con interés. Mi padre afirmó eso, ella lo rechazaba todo el tiempo y sabía de su gran sumatoria de dinero.
Frunzo el ceño dándome cuenta que me desvío el tema. Mi mochila siendo cerrada. Me levanto de ella y me acuesto en la cama deseando dormir más. Pero cuando cierro los ojos la puerta es abierta y la cama siendo sacudida me hace abrir los ojos.
-¡Despierta holgazana!-grita Dalia riendo sobre mi cama. La veo mal-No, ni me mires así, ¿quién te manda a fugarte por ahí con quien sabe quién?
-¿Qué has dicho?-pregunto abriendo los ojos.
-Oh, vamos ¿de verdad crees que nosotras no lo notamos? ¡Por dios, Bowen! Es mil veces obvio.
La veo asustada y con el corazón en todos lados menos en mi pecho.
-¿Quién lo sabe?
-Solo nosotras, nadie más. Los del equipo son muy tontos para verlo-rueda los ojos-siempre pensando en sus teléfonos, juegos y apuestas. Ah, que desgracia. Tantos buenos genes desperdiciados en ello. Pero bueno, a lo que vine-se levanta y extiende la mano-vámonos.
Soltando una queja me levanto y tomo mis cosas. Solo la bolsa donde tengo mi pasaporte la dejo en mi canguro y la cierro, no vaya a ser que se me pierda y jodidos.
En la recepción ya están todos y cuando estamos por irnos... ¡me dan ganas de ir al baño! trato de evitar querer ir pero ver a los del equipo tomando agua no ayuda y luego finalmente luego de moverme tanto, no lo soporto y le entrego mi bolsa a Dalia.
-¡Te la encargo unos segundos!-grito y me saco el canguro para dárselo también-¡Ya regreso!
Ella ríe cuando se da cuenta a donde voy y yo aguatándome la vergüenza corro hacia el restaurante. Cuando veo el baño no lo pienso y abro la puerta. Alguien más está en el baño pero lo ignoro y entro de golpe al baño.
Cuando entro soy feliz y suspiro. Solo cuando salgo, soy consciente de la gran vergüenza que acabo de hacer.
-Dios mío-niego y me lavo la cara cuando me sonrojo-Yo de verdad no tengo filtro para mi boca.
¡Ahhhh! Supongo que todos se dieron cuenta de mis ganas de ir al baño. ¡Joder! Se supone que soy ya casi una adulta ¿qué clase de adulta grita que quiere ir al baño?
¡Solo yo!
-Bueno, nada se puede hacer ¿verdad?
Hago una mueca y suelto un suspiro antes de regresar.
-¿Estás mejor?-pregunta Dalia y oigo las risas de algunos chicos. Siento mis mejillas colorearse. Dalia los mira con ojos entrecerrados y les golpea con su mano en la cabeza-¡¿De qué se ríen idiotas?!
-N-nada-balbucea entre risas un chico-¡¿Y por qué me pegas Dalia?! ¡Yo no soy tu Derrick!
Dalia frunce el ceño y yo abro los ojos como el resto del equipo de porristas. Mencionarle a la chica que el chico que le gusta y que no le corresponde mientras agregas el “tu” cuando claramente al estar enamorado de otra no aplica, duele.
Pero ella es la excepción.
Suelta una risa y niega.
-No es mi Derrick, no digas tonterías. Además, yo nunca le pegaría.
-¿Por qué lo amas?
Este chico busca ser asesinado y sepultado en París.
-No, porque no tiene sentido-se encoge de hombros y entrecierra los ojos-Y no quiero una risa más, o lo próximo que sentirán no será mi mano, si no mi bolso ¿de acuerdo?
Ellos asienten y ella se ríe para luego verme y acariciar mi cabeza. Me entrega la bolsa y me susurra.
-No te avergüences por esos idiotas, los que deben avergonzarse son ellos. Son inmaduros por reírse de cosas normales. Es algo idiota, es como un niño cuando se ríe mientras le explican sus partes íntimas.
Río y asiento tomando mi bolsa. Ella grita hacia Olivia cuando la ve bajar junto a su amado, quien se sonroja y trata de huir de Dalia, pero ella no la quiere dejar en paz y la molesta.
Río y volteo para guardar mi canguro dentro de la mochila, ahí veo en la pared arrimado al chico que mencionó Dalia que no le correspondía. Enmarco una ceja cuando observo que él la está viendo.
A veces somos tan idiotas como para no darnos cuenta de lo que sentimos.
Tal vez nadamos contra la corriente por miedo al rechazo, o por miedo a lo que el resto piense de ello.
Sea como sea, todo sería más fácil si viviéramos el presente. Aunque si olvidáramos el pasado sería también poco favorable, no aprenderíamos. Y si no viéramos el futuro, sin duda no habría porque soñar.
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Editado: 30.03.2021