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Capítulo 36 "La verdad tras el artículo (parte 3)"

La verdad tras el artículo (parte 3)

 

Esto es como jugar al gato y al ratón.

Al menos se siente así cuando llegó al primer lugar dónde se supone que estaba el jodido punto. Ahora, viendo que el jodido punto se mueve de nuevo y de por sí, ya está más lejos...me tiene estresada.

Juro que descuartizaré a quien lo tenga.

Suspiro y tomo el autobús cuando este se detiene. Pago y voy a tomar asiento, miro la pantalla del teléfono y niego. No te muevas, deja de moverte.

Como es obvio, el punto no me hace caso y se desplaza.

¡Agh! ¡Dame un respiro por favor!

Siendo sincera no sabía con quién me iba a topar. Y no es como si pudiera decir: ¡Hey, ese tipo es sospechoso!

Tampoco es como si se fuera a vestir con gafas, gorra y una sonrisa burlona por su acto.

Las películas estafan. No tengo ese sexto sentido.

Decido mirar por la ventana unos minutos y esos son suficiente para que al regresar la mirada el jodido punto se mueve rápido. ¡Joder, está en un auto!

Gruño y voy a quejarme pero una frenada de golpe me hace abrir los ojos cuando termino cerca del asiento. ¡Jesús! ¡Casi saludo a una rinoplastia!

Me alejo con una mano en el pecho y los murmullos llegan a mis oídos. Decido levantarme cuando de la boca del conductor sale la palabra “dañado”.

-¿Qué?-pregunto y me acerco-Disculpe, pero ¿qué ha pasado?

-El bus no enciende.

Debe estar bromeando.

Miro mi mano y encuentro que son casi las tres, suelto una maldición y me acerco de nuevo al conductor.

-Por favor abra la puerta, debo bajarme.

Lo único que hace es mirarme con sorpresa pero le hago una seña y abre la puerta.

-Gracias-le digo con una sonrisa y bajo.

Cuando lo hago empiezo a caminar rápido, miro como aquel punto no asoma y alejo la imagen, suelto un quejido cuando noto lo lejos que está.

-Genial, simplemente genial-mascullo.

Camino casi una hora y ¡no llego! He salido hace unos minutos del pueblo y ahora estoy en medio de una carretera que no me da confort. Algo que me dice que si me coge la noche hacer una cueva en la tierra no es tan mala idea.

Suelto un suspiro y paso mi cabello hacia un lado. Podía solo irme, dejar todo esto y aceptar el castigo pero no podía. Quería de verdad entrar en la revista estudiantil y publicar un artículo.

Uno propio, no una basura impuesta.

Quería sonreír al ver como a los demás les gusta lo que escribo. Pero sobre todo, que me guste a mí.

Ese prácticamente es mi motor para seguir caminando y no darme la vuelta-Eso y querer darle una cita contra la pared.

En algún punto de la caminata quiero llorar, y por un momento pienso en quien pudo ser tan cruel para querer arruinar todo. Puse mucho de mí, tantos años de soportar a Penny, sus comentarios, de noches enteras hasta la noche tratando de escribir algo para que al final se riera y me dijera que debo usar más la cabeza.

No podían mis esfuerzo de años, irse en solo unas horas.

No era justo.

Así que me costará un tacón nuevo-porque le voy a arrojar el que estoy puesto-yo voy a encontrar al jodido culpable.

Y mi hijo, él también era importante.

 

***

 

Una pregunta:

¿Quién demonios dijo que la ropa amarilla era para la buena suerte?-Para el año nuevo, aclaro.

Porque es un completo mentiroso.

Estoy en mitad de la calle, sin comida y con un teléfono que está en sus últimos momentos de vida. Cuando asoma que el teléfono está cerca y voy a poner la ubicación exacta.

Este se paga.

-¡Nooo!-grito al ver que la pantalla se vuelve negra-¡No, por favor! ¡Esto debe ser una broma!

Pero no lo es, lo intento y suelto un bufido cuando me amaga y se enciende para luego volver a apagarse.

-Genial, esto es genial. Pero esto es oficial ¡Nada puede ponerse peor!

Una vez oí sobre las palabras malditas. Esas que nunca, jamás debes pronunciar a menos que quieras atraerlas.

Nunca digas nunca-esa es una de las principales.

Lo entiendo cuando camino unos pasos y el viento sopla con fuerza haciendo que mi cabello me tape la cara. Lo quito para alzar la cabeza y ver como el cielo es de color gris.

-Tienes que estarme jodiendo-me quejo.

Y llueve.

-¡De verdad tienes que estarme jodiendo!-grito cuando el agua empieza a caer con fuerza-¡Ni en mi ducha cae así!

Me trato de tapar con la bolsa pero es inútil y corro tratando de evitar el agua pero me mojo de igual manera, creo que incluso más. Al final me rindo y dejo de correr. Jadeo en busca de aire y siento como el agua resbala por mi cara haciendo que vea extraño.

La limpio de nuevo y sigo continuo, esta vez caminando.  

Cuando empiezo a temblar y creo que moriré por hipotermia veo un letrero brillante.

-¡Gracias a dios!-murmuro y empiezo a caminar hacia el lugar-¡Por favor, abran la puerta! ¡Por favor!

Golpeo la puerta transparente y no me importa lucir como una loca porque solo quiero que el agua deje de golpear contra mi cabeza. Cuando creo que no lo harán, una luz se enciende y alzo la cabeza. La puerta es abierta y me topo con unos ojos dorados.

Son asombrosos. Lo único no tan genial es que se parece sorprendido, e incluso creo que se pone pálido.

-H-hola-tiembla mi voz-¿Crees que p-pueda entrar?

El chico parpadea y asiente.

-Lo siento, claro. Pasa.

Le doy una sonrisa como agradecimiento y se hace a un lado dejando que entre. Cuando la puerta es cerrada en mi espalda suelto un suspiro.

-G-gracias, s-se me olvido mirar el c-clima-bromeo-Pero el día estaba t-tan bonito como para creer que llo-overía.

-Por aquí casi siempre llueve-se encoje de hombros.

-Yo...-mi vista va al suelo y abro los ojos-Lo siento, estoy mojando todo tu piso. De verdad lo lamento. Prometo limpiar cuando deje de ser un mono mojado.




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