Capitulo-3... El poder de la muerte
Me bañe rápido, me vestí y salí muy rápido, al bajar mi madre y mi abuela estaban sentadas en el sofá llorando muy fuerte, papá y Jeremy estaban en el comedor. Me acerque a la abuela y ella me abrazo, yo no comprendía y pregunte que sucedía, mi madre se puso de pie y como loca comenzó a gritar que el abuelo había muerto; las lágrimas estallaron en mis ojos y mi corazón latía cada vez más fuerte, no lo podía creer, abrace a mi abuela y lloré con ella; pregunte casi en un susurro como era que el abuela había muerto, de un infarto, pero como pudo ser.
- verán hijos, yo sé que ustedes están muy pequeños para entender esto pero...- dijo mi padre pero fue interrumpido por mi madre.
- todo es culpa de ustedes dos, son unos malcriados, en especial tu Emily- dijo mi madre gritando y moviendo las manos consecutivamente. Me aleje de la abuela y mire a mis madre, quería saber porque nos echaba la culpa a nosotros.
-es cierto, son unos malcriados y malos hijos- volvió a gritar mi madre, en ese momento Jeremy comenzó a llorar y yo solo miraba a mi madre con el corazón hecho trizas, mi propia madre diciéndome esas cosas, la rabia se apoderó de mí y desee que ella hubiera sido la que murió y no el abuelo, cerré fuertemente mis ojos para evitar las ganas de llorar, y seguir deseando la muerte a mi madre; un grito ensordecedor me saco de mis pensamientos y me hizo abrir los ojos de golpe, mis ojos horrorizados no podían creer lo que veían. Mi madre era alzada por los aires, por lo que parecía una mano de agua que provenía del grifo de la cocina; la estaba estrangulando, mi padre trataba de soltarla al igual que mi abuela y Jeremy y yo solo mirábamos espantados. Yo por un intento de liberarla lance una cansado grito -BASTAAA!!- inmediatamente aquel extraño brazo se deshizo soltando a mi madre la cual calló al suelo inerte.
Mi madre no respiraba, mi padre con lágrimas en los ojos se acercó a tomarle el pulso, y luego de tirarse a su lado a llorar nos dijo que había muerto. Yo estaba choqueada por muchos sentimientos que me invadían, y ni siquiera era capaz de moverme. Mi abuela me miraba como si yo la hubiese matado, se llevaba las manos a la cabeza y me señalaba consecutivamente sin articular palabra. Mi padre trato de acercarse a ella, pero ella puso una mano de distancia apartándolo, para luego gritar que todo era mi culpa, que yo era una asesina. Yo la miraba atónita, había muchas lágrimas amontonadas en mi cara, me deje caer en el suelo de rodillas y metí mi cara en mis manos, tratando de darme aliento a mí misma, todo esto era demasiado para una niña como yo, y nada de lo que había pasado tenía una explicación obvia.
Comencé a sollozar allí postrada, en mi corazón se formó una gran ira y me levante como dominada por el mismo diablo. Comenzó a llover demasiado fuerte, como una tormenta; me gire hacia la ventana y me acerque para ver atreves de ella, al mirar hacia afuera, una sonrisa torcida se dibujó en mi rostro y tuve miedo de mi misma en ese momento.
Mis pensamientos me obligaron a entender todo: el día en el lago, cuando me estaba ahogando, yo misma me había salido de allí, y aunque fuera imposible de creer había otorgado ese poder sobre el agua. Como no lo había entendido antes, el momento en el que le eche agua a mi hermano, y por ultimo esa extraña mano que había matado a mi madre cuando yo lo había querido.
en ese momento, me gire hacia mi padre, mi abuela y mi hermano, que me miraban desconcertados, de nuevo me cegó la ira y el deseo de poder, de desahogo, en ese momento hice lo peor que pude hacer en mi vida.
Hice que mucha agua llegara hasta mí y me levantara por los aires, fije mi vista en mi abuela, para luego dar la orden de ataque, varias manos hechas de agua se dirigieron a ella, la tomaron y de un tirón la dividieron en dos, mucha sangre. Mucha sangre emanaba de ella y a mí solo me causaba alegría y satisfacción. Luego fije mi vista en mi padre, para que luego fuera levantado por los aires, él estaba muy asustado y lloraba, miró a mi hermano que también lloraba, luego me miró a mí y dijo casi en un sollozo
-que paso con mi dulce nena, quien eres engendro del demonio- termino gritando y su cara solo reflejaba dolor y tristeza, mucha tristeza. Una sonrisa diabólica se dibujó en mi rostro, de mi boca salieron palabras que ni sabía que significaban pero aun así lo hice.
-me convirtió en lo que soy ahora-
-y quién eres? que maldición eres?-
-yo soy Aqua, hija y dueña del agua- termine de decir para destrozar su cuerpo en pedazos.
La habitación estaba invadida por la sangre, estaba tan absorta en esa escena maquiavélica que yo misma había creado, que olvide que mi hermano estaba allí mirando todo lo sucedido, con lágrimas en los ojos y a punto de desmayarse por todo lo que pasaba.
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Editado: 19.09.2018