Capitulo - 7... ¡Es tu casa no puedes irte!
Tomé mi cuaderno y comencé a cantar la canción, se sentía bien cantar y me parecía que lo hacía bien. la puerta se abrió de golpe, y me lleve un gran susto, aquel rubio que se hace llamar Joe, entro imponente por la puerta, con un vaso plástico en su mano, se sentó en mi cama y me comenzó a observar con una sonrisa en el rostro.
-estas muy linda hoy- lo ignore y seguí cantando.
-cantas muy bien pero déjame ayudarte- me arrebato el cuaderno, me giré a verlo enfurecida, el comenzó a cantar y yo lo acompañe. Cuando terminamos de cantar él se acercó a mí y me acaricio la mejilla, me aparte de el rápidamente poniéndome de pie, fulminándolo con la mirada.
-que bien cantamos juntos, no crees?- sonrió de medio lado y me miro directamente a los ojos, hice un movimiento con mi cabeza y me gire dándole la espalda, en ese instante un extraño olor vino a mi nariz y recordé el vaso que Joe traía consigo cuando llego. Me voltee a verlo y vi que tomaba de él.
-qué es eso?- dije señalando el vaso.
-es un vaso.... Dahhh- se echó a reír.
-noo tonto, hablo de su contenido- dije.
-es agua, porque quieres un poco- me estiró un poco el vaso, yo retrocedí y una gran sonrisa se dibujó en mi rostro, era mi oportunidad. Era obvio que Joe no sabía cómo funcionaba mi poder y mucho menos que no debe entrar a mi habitación con agua.
-mmm, no gracias- levante mi mano y el agua del vaso de alzo, el cayó de espaldas contra la pared totalmente horrorizado al ver lo ocurrido.
-no te dijeron cuál era mi poder ¿cierto ?- sonreí con orgullo- que lastima que no te advirtieron de nada- dicho esto tome algunos de mis dibujos y mi cuaderno. Di la orden al agua, la cual derribo la puerta abriéndome pasó, Joe estaba tan asustado que ni se atrevió a detenerme. En el pasillo me encontré con contenedores de agua, lo que me dio mucho más poder, varios guardias trataron de atraparme, pero los derribe a todos con mi poder en juego.
Todo este tiempo había planeado muy bien todo esto, estaba totalmente decidida a no matar a nadie en mi intento de libertad, solo golpearlos y huir. Baje cada piso del edificio con precaución, y cuando me acercaba a la gran puerta de salida, escuche la voz del Sr. Cromwell a mis espaldas.
-Aqua- me gire a mirarlo- no te vallas, el mundo afuera es muy peligroso, allí te juzgaran, aquí te queremos- sonreí con cinismo si claro era obvio que me querían, nótese mi sarcasmo, cuando iba a responderle este continuó- esta es tu casa, no puedes irte!- dicho esto se tiró de rodillas al suelo y comenzó a llorar. Lo miré sorprendida.
-NO OTRA VEZ NO!!!- gritó a todo pulmón el Sr. mi rostro reflejaba interrogación, no sabía de qué hablaba y de verdad que me estaba preocupando.
-no que?- me acerque un poco a él, pero me detuve en secó. Y un pequeño gritó escapo de mi boca, al ver mi reflejo en un vidrio, pude ver que tenía mis ojos totalmente blancos, los cerré con fuerza y continúe acercándome al hombre hasta quedar a solo centímetros.
-claro que me iré, estoy harta del maltrató, de no ser libre, de la horrible comida, aunque ahora la hayan cambiado, quiero ver el mundo, el sol, la luna, todo, también conocer personas y lo más importante encontrar a mi hermano, además es obvio que este nunca será mi hogar- pude ver como la cara del Sr, reflejaba mucho dolor, en especial cuando mencione a mi hermano.
-estas perdida Aqua, nadie te va a aceptar, eres un monstruo- en ese momento recordé la última vez que vi a mi hermano, el me llamó a si “monstruo”, no pude evitar soltar una lagrima de dolor- todos se reirán de ti, no entiendes que aquí te queremos- se puso de pie y se acercó a mí, retrocedí dándole un último vistazo al lugar y por ultimó a él, me acerque a la puerta. Dos guardias se interpusieron en mi camino, los mire retándolos con la mirada para que se quitaran pero no lo hicieron,- podrían quitarse- dije casi en un susurró llena de ira, pero ambos negaron con la cabeza.
-no digan que no se los advertí,- los mire con odio, pero la verdad era esa, no quería matar a nadie, no quería ser asesina de nuevo, pero ellos se lo buscaron, tome posesión del agua asiendo que atravesara los pechos de ambos, cayeron al suelo inertes dejando un gran charco de sangre a su alrededor, no pude evitar sentirme mal, pero tenía que hacerlo si no me quedaría aquí para siempre.
La puerta se abrió y un gran rayo de luz me cegó, apreté mis ojos con fuerza.
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Editado: 19.09.2018