Aquel amor que casi me llegó a matar

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Sentía como todas las miradas se clavaban en mí, como si mi alma estuviera desnuda y mi privacidad hubiera sido abierta para todo el mundo, era obvio la razón del porqué, podía escuchar los susurros al caminar por los pasillos de la universidad, yo era el tema de conversación recurrente estos días y al parecer todo se agravio con mi presencia.

—¡Señorita Katherine!—Olga hablo, fue directa y no paraba de sonreírme, pero podía notar toda la incomodidad en su rostro—Bienvenida en un momento la atenderá el coordinador.

—Gracias—respondí sin ganas, sin fuerzas, no la mire en lo absoluto—Yo espere en el sofá.

Se reincorporo a su trabajo, presionaba las teclas con fuerza y evitaba a toda costa volver a establecer cualquier tipo de contacto conmigo, solo se concentraba en su computadora, en parte le agradecía que estuviera ignorando mi presencia al igual que el tema que estaba rondando por todos los pasillos.

Salieron dos chicas de la oficina del coordinador, al segundo de verme ahí sentada se voltearon a mirarse fijamente con una evidente complicidad y comenzaron hablar con un tono bajo, pero creo que una pequeña habitación en completo silencio con solo cuatro personas era evidente que todos escucharíamos su conversación.

—¿Es ella verdad? —una pequeña risa salió de la boca de una de ellas—si la miras detenidamente te darás una idea de porque no se casó ese día.

—Cállate—regañó la chica a su compañera—pero si, todos pensamos que era muy guapo para ella.

Las dos chicas salieron del lugar y la atención de Olga ya no se concentraba en mí, su cara lo decía todo, no podía creer las palabras de aquellas “personas” si se les puede decir así.

Pero seamos honestos en algún punto todos nos hemos burlado, hablado a sus espaldas y creernos con el derecho de poder opinar sobre el dolor por el que se encuentran atravesando algunas personas.

Lo peor de todo era que sabía que ese tipo de ataques o comentarios solo estaban por comenzar, además de mi corazón roto también tenía que lidiar con las miradas, con los susurros, con las preguntas, con las opiniones de personas que creen que conocen mi historia, pero para ser sinceros en este punto de mi vida… ya ni siquiera yo me conozco.




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