Aquel amor que casi me llegó a matar

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La habitación se encontraba completamente helada, nunca fui muy tolerante al frío, pero sobre todo hoy sentía que el frío invadía hasta lo más profundo de mi ser, como este recorría cada fibra de mí, que nada podría quitar lo helado de mi corazón y ahora menos, ya que no tenía a nadie que me brindara un poco de calor, un poco de amor para sofocar el invierno que ahora habita en mí.

—Lo siento—hablo por fin el coordinador después de un largo silencio—sé que no han sido unos días muy fáciles para ti.

—En lo absoluto—respondí de inmediato—Y espero que pueda entenderme, al igual que brindarme un poco de apoyo.

—No me imagino lo difícil que debe ser esta situación y claro que sí, sabes que nosotros como institución te apoyaremos en todo lo que esté en nuestras manos—me hablaba mirándome directamente a los ojos, sin embargo, mi mente no se encontraba del todo aquí—Pero como institución lo primordial es el bienestar de cada uno de nuestros estudiantes.

—Honestamente no sé a dónde quiere llegar con todo esto—respondí algo confundida y algo en mi me decía que no era nada bueno.

—A lo que quiero llegar es que creo que ambos podemos estar de acuerdo en que no estás en óptimas condiciones para regresar al trabajo—decía mientras acomodaba algunos papeles en su escritorio—sabes la importancia de ser la orientadora de los chicos, es un trabajo primordial, pero ahora ¿Cómo vas a guiar alguien si tú estás pérdida?

Sus palabras solo retumban con fuerza dentro de mi cabeza, quería gritar, llorar, arrojar todo lo que se encontraba a mi merced, pero ya no tenía las fuerzas para hacerlo solo quería aceptar lo que viniera, no importara que fuera un golpe tras golpe simplemente aceptaría lo que la vida o Dios tuviera planeado para mí.

El coordinador me entrego una carpeta con mi renuncia, claro que me apoyarían, pero para romper aún más mi espíritu al cual se le ha ido poco a poco la fuerza hasta quedar vacío.

La conversación no duro mucho más y simplemente salí de aquella universidad que había sido mi hogar durante muchos años, donde estos pasillos estaban llenos de tantos recuerdos, llenos de sueños, llenos de risas, llenos de amor, llenos de promesas, pero ahora solo me dieron la espada y con una gran duda la mire por última vez, preguntándome si regresaría algún día, de si volvería pisar este lugar.

 




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