Nunca fui de muchos amigos o amigas, podía convivir con muchas personas, pero solo eran conocidos con los cuales me la pasaba bien, me iba de fiesta a tomar un café entre otras cosas, pero creo que nadie me llegaba a conocer realmente.
Era mi forma de mantenerme segura, si no dejaba entrar a nadie no podían hacerme daño y esa forma de pensar la tengo desde pequeña ya que mis padres siempre me decían que no existían eso que todo el mundo llama “Amigos”.
Pero como cualquier ser humano, cualquier persona que siente, tendría que llegar en algún punto de mi vida en el que necesitaría a un “Amigo o amiga” y Dayana lo fue en todo lo sentidos.
La conocí en la Universidad, desde los primeros días tuvimos una química increíble y sin darnos cuentas eso fue creciendo hasta convertirnos en personas muy cercanas.
Nos volvimos inseparables, ella estuvo cuando me propusieron matrimonio, yo estuve cuando se entero que su padre tenia otra familia, estuvimos en un sinfín de situaciones para apoyarnos como lo que éramos, éramos mejores amigas.
Fue de las mejores personas con las que me pude tomar en la vida, todo iba bien, yo pensé que ella me acompañaría hasta el final de mis tiempos y yo en los de ella, dicen que si tienes la suficiente suerte en esta vida podrás encontrar a dos personas que te acompañaran por siempre; el amor de tu vida y tu mejor amiga.
Yo creí tener a ambos, pero toda esa ilusión se cayó pedazo a pedazo cuando los dos estaban listos para escaparse el día de mi boda, estaban tomados de las manos dispuestos a dejarme ahí como si yo y lo que sintiera no valiera nada.