El clima del día era los cuales me gusta decir que están llenos de nostalgia y melancolía, solo algunos escasos rayos de sol se podrían divisar por las nubes y algunas gotas de lluvia golpeaban mi ventana.
Mi única compañía era la taza de café que tenía entre mis manos y de pronto alguien golpeo a mi puerta.
—Soy yo, traje un poco de pan y algo de café—dijo una voz que perfectamente reconocía al otro lado de la puerta.
—¿Qué haces aquí?—pregunte mientras abría la puerta.
—Sé que me necesitas y te prometí que siempre te ayudaría—dijo Bobby mientras me abrazaba.
Solo sonreí, pero esas palabras bastaron para mover algo dentro de mí, estaba a punto de llorar y solo me dije a mí misma “Contrólate”.
Toda la tarde hablamos de porque un momento a otro desaparecí aquella noche en la playa, del mensaje sin responder y del daño que me había hecho a mí misma por volver a buscarlo.
Sólo hasta momento me había dado cuenta de lo egoísta que fui esa noche, de que el haberme ido esa noche sin explicación de seguro le arruino la fiesta a Bobby y no me imagino la angustia que le hice pasar por responderle hasta horas después.
Y a pesar de todo eso, a pesar de ser un dolor de cabeza, a pesar de no saber controlar mis emociones, a pesar de llorar todo el tiempo y a pesar de muchas cosas él está aquí conmigo tratando de sanarme.
Sin darme cuenta había encontrado a alguien tan especial, había encontrado un compañero y había encontrado a alguien que siempre está ahí para levantarme.
De un momento a otro, sin si quiera darme cuenta empecé a llorar.
—¿Qué ha pasado?—pregunto confundido Bobby.
—Gracias—respondí entre lágrimas.
—¿Pero porque?—pregunto aún más confundido.
—Por siempre estar conmigo a pesar de todo, a pesar de ser un desastre—dije aun llorando.
—Kat—dijo mientras me abrazaba—siempre estaré contigo y no eres ningún desastre solo eres alguien a la que la vida le ha golpeado tan fuerte que no ve la salida de todo esto.
—Bobby…--susurre de tal formada que el entendiera lo agradecida que estoy con él.
—Y no tienes nada que agradecer, es un privilegio ser amigo de una increíble mujer que a pesar de todo se levanta para luchar día con día—dijo mientras me abrazaba con aun más fuerza.
Solo lo abrace con más fuerza, solo sentía como ese abrazo trataba de darme todo su amor, como trataba de repararme, como me demostraba que él estaría para mí siempre.
De pronto unos golpes en la puerta nos interrumpieron.
—¿Esperas a alguien?—preguntó.
—No—respondí de inmediato.
Comencé a caminar hasta la puerta, pero la voz me detuvo antes de llegar a ella.
—¡Soy yo Katherine ábreme por favor!—grito Jonatán al otro lado de la puerta.