Aquel amor que casi me llegó a matar

21

Dayana ya se encontraba con nosotros, se podía sentir la tensión en el aire.

—Ya veo que esto ha sido un completo error—solté al aire—Es mejor que me vaya.

—Por favor Katherine…—me hablo Dayana pero la pare bruscamente.

—¿Por favor que Dayana? ¿Por favor que estúpida?—grite y ella solo me miro fijamente.

—Katherine cálmate hay personas aquí—hablo Jonathan.

 —Y eso a mi me importa una mierda, me importa una reverenda mierda—respondí molesta con un  nudo en la garganta y los ojos a punto de estallar en llanto—¿Por qué me importaría lo que piensa la gente Jonathan? ¿Ellos saben lo que he llorado? No ¿Ellos saben cuantas noches me abrace a mi misma pidiendo que esto acabara? No ¿Ellos saben cuántas veces pensé con acabar con este dolor ya? No, nadie sabe una mierda de mi y de lo que pase.   

Los dos solo callaron y bajaron la mirada.

—¡Eras mi amiga, mi puta dame de honor Dayana!—grite y sentí como las lagrimas comenzaron a brotar.

—Se que lo hice no tiene perdón, pero de verdad espero que algún día me puedas perdonar—me respondió la que se suponía era mi mejor amiga con algunas lágrimas en las mejillas—Mi intención jamás fue lastimarte simplemente lo mío con Jonathan se dio.

—¿Y de todos los hombres en el mundo tenia que ser el mío y justamente el día de mi boda?—pregunte bajando la cabeza y aun con lagrimas en los ojos.

—Queremos enmendar eso Katherine—hablo Jonathan.

—¿Si me iban a decepcionar y romper el corazón por que no lo hicieron antes?—las lágrimas seguían cayendo.

Ninguno de los me respondió, Dayana seguía ahí parada llorando y con la mirada perdida.

—Eras el amor de mi vida, eras el chico que lleno todos los espacios, eras la persona que había escogido para pasar toda la eternidad y aun así me mentiste Jonathan, me besabas, me mirabas a los ojos y me hiciste tuya, pero todo fue una mentira—solté al aire.

Jonathan se trato de acerca a mi, pero lo detuve en seco.

—Tu sigues siendo el amor de mi vida Kat—hablo Jonathan—Significas mucho para mi, significas tantas cosas y fui un estúpido al dejarte ir.

—No me dejaste ir, tu tomaste tu decisión y si no queda nada para mi aquí es porque así lo decidiste —le respondí mientras lo señalaba.

El cielo trono y algunas gotas de lluvia comenzaron a caer, Dayana seguía ahí sin decir nada, con la mirada buscando algo, pareciera que después de hablar se hubiera ido a otra parte.

—¡Estoy embarazada!—grito interrumpiendo nuestra pelea.

Pude ver en la mirada de Jonathan que estaba tan sorprendido como yo y que parece que ambos nos acabamos de enterar de tan importante noticia.




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