Me puse un abrigo ya que había mucho frio afuera, confieso que no soy muy fan del frio como casi todo el mundo en mi ciudad, yo prefería el calor, ese calor que con solo caminar algunos metros al medio día te deja sediento.
No era muy común el frio en mi ciudad por eso mi abrigo no era el más bonito de todos, pero cumplía su función me daba calor, no tarde en llegar al lugar acordado me acerqué a recepción di mi nombre y me informaron que ya se encontraban esperándome.
Estaba ahí sentado esperándome, podía percibir que se encontraba nervioso, no paraba de mover su pierna y eso era algo que solo hacia cuando se sentía nervioso.
—Hola—mi cara hizo una sonrisa casi por inercia.
Me respondió el saludo, se levanto me quito el abrigo y me ayudo a sentarme.
—¿Quieres algo de vino?—pregunto incómodo.
Le respondí con mi cabeza, los minutos pasaban lentamente, no hablábamos mucho, hablábamos más con el mesero que entre nosotros dos.
Trajeron la comida y sentía que por pequeños momentos el me veía fijamente pero no decía nada.
Seguía sin entender como habíamos llegado a todo esto, creo que ambos extrañábamos nuestra compañía, el verlo ahí sentado me hacia darme cuenta lo mucho que lo he extrañado, lo mucho que he extraño que me abrazara, lo mucho que extraño despertar y verlo en mi cama.
Algunas lagrimas comenzaban a caer y sentía ese vacuo crecer de nuevo en mi pecho.
—Esto fue un error—me levante de golpe.
—Yo...—trato de hablar, pero lo detuve.
—Nada de lo que digas me hará cambiar de opinión—dije mientas buscaba el dinero en mi bolsa.
—Yo te extraño—solto al aire.
Sentí un nudo en la garganta y mis ojos apunto de estallar en llanto.
—Ya no hay nada aquí Jonathan solo cenizas de lo que tuvimos—di un suspiro—Fuiste mi primer amor, no la primera persona en mi vida, pero si mi primer amor.
—Kat todo lo que paso fue un error—se levantó.
—Esta noche fue un error—lo mire fijamente—Y sabes no será la clase de mujer que dirá que todo lo nuestro fue basura, te ame como jamás creí poder amar a un hombre
—Podemos empezar de nuevo si tú lo quieres—me tomo de las manos.
—No se puede empezar algo nuevo donde todo se encuentra roto—solté sus manos.
—Quizás podamos empezar algo mejor, algo mejor que lo que un día tuvimos Kat—me sonrió.
—Solo hay algo que quiero saber—lo mire fijamente—Y mas te vale ser honesto.
—Está bien—se plantó frente a mi muy seguro sin tener idea de lo que iba a decir.
—¿Por qué hiciste que me corrieran del trabajo?—pregunte y la expresión de su rostro cambio completamente.
La seguridad en su rostro desaparecido de inmediato y ya no me miraba en lo absoluto.
—Así que es cierto—sentí una pequeña presión en mi pecho.
—No fue mi idea…—Suspiro—Fue petición de Dayana.
La expresión de mi rostro era la que había cambiado ahora ¿A qué carajos están jugando estos dos?