Aquel amor que casi me llegó a matar

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<Todo está saliendo conforme al plan, concéntrate, por lo que más quieras no te olvides del objetivo>—mensaje recibido a las 8:45 p.m.

<Lo tengo claro, lo de hace unas noches fue solo un contratiempo>—mensaje enviado a las 8:45 p.m.

<Volver a enamorarse de él no es un contratiempo mujer>—mensaje recibido a las 8:46 p.m.

Guarde el celular en el pequeño bolso que llevaba conmigo, no me encontraba en lo absoluta nerviosa a comparación de los primeros días de empezar todo este plan, ya han pasado algunas semanas desde que Bobby se presento a mi puerta con esos zapatos negros y ese vestido rojo.

Jamás me considere una persona vengativa, ni siquiera cuando paso todo aquel día, en vez de desearles el mal a los dos, me sumergí en mi propia miseria era yo la que se sentía la mujer más estúpida en el planeta y ahora me doy cuenta de que lo que debí hacer era acabar con ellos uno por uno.

Pero Bobby tiene razón, volver a dejar que Jonathan me atrape con sus encantos no es un contratiempo es un maldito error, pero he de confesar que tenerlo comiendo de mi mano es algo excitante, verlo como un cachorro babeando por mi sin saber lo que se avecina es doblemente excitante.   

El taxi se detuvo justo en la entrada del restaurante, como era de esperarse Jonathan ya se encontraba esperándome se podía notar su desesperación por que yo cruzara la puerta.

—Hola Kat—se levanto enseguida al verme acercándome a la mesa—Luces hermosa esta noche.

 —Lo sé—solté una pequeña risa—Tu también luces muy bien.

Solo me sonrió, ambos nos sentamos, el mesero se acerco para dejar una botella de vino sobre la mesa, era mi favorito, aunque también algo costoso.

—Hoy no escatimaremos en gastos—de nuevo solté una pequeña risa.

—Simplemente lo mejor para un ser extraordinario como tu—me tomo la mano con fuerza.

Bajé la mirada y solo pensé “Para ti soy el ser mas extraordinario, pero eso no impidió que me rompieras el corazón” en otro punto estos pensamientos me romperían el corazón y mas por el hecho de tenerlo aquí conmigo, pero ahora son el motor para seguir con todo esto, porque deseo destruirlo, deseo destruir a ambos como ellos hicieron conmigo.

Me reincorpore, le sujete la mano con fuerza y le sonreí.

La velada a partir de ahí fue tranquila, el solo se la pasaba adulándome, llegando al punto de la incomodidad, cada vez que él decía algo yo solo sonreía, pasaron las horas y llego el momento de la despedida.

Él dijo que pagaría todo, le dije que lo esperaría afera para despedirnos.

El frio en la calle era penetrante, sentida como se helaba cada parte de mi por lo que sin darme cuenta comencé a temblar, era obvio que el sexy vestido escotado negro no me ayudaba para nada en esta situación.

Se acerco y coloco su saco en mis hombros.

—Parece que el frio esta insoportable—dio una pequeña risa y se colocó justo al lado mío.

Se veía imponente parado justo ahí, aquella camisa roja carmesí le quedaba de maravilla podrá ser lo que quieras, pero de que el estúpido era apuesto era algo completamente cierto, debido a eso todas me decían que era muy afortunada por tenerlo, incluso mis amigas se morían por el y algunas literalmente se pasaron de la raya.

Me reí de mi propio mal chiste. Lo notaba algo inquieto como si quisiera decir algo, pero no tuviera el valor.

—¿Qué pasa?—pregunte con algo de curiosidad.

—Me preguntaba si quisieras…—una pequeña pausa—acompañarme a casa.

Me reí casi por inercia y por fin entendí por qué los halagos llegaron a otro nivel esta noche, el tipo estaba desesperado por meterme a su cama.

Note como mi risa le daño un poco el ego, camine unos pasos, mire su auto para reírme de nuevo, el solo bajo la cabeza.

—¿La puerta se va abrir sola?—pregunte burlando de nuevo.

El corrió a abrirme y la sonrisa en su rostro me daba a entender que el sentía que gano esta noche pero lo que no sabía era que yo todavía no había jugado mis mejores cartas de esta noche.  




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