Me desperté y algunos minutos pasaron para que llegaran de golpe todos los recuerdos de la noche anterior. Me levante, pero me percate de que me encontraba sola en la cama al igual que en la habitación, salí de la habitación para revisar la casa, pero de igual forma yo era la única persona en el lugar.
<Te he preparado el desayuno perdón por no despertar junto a ti. Con Amor Jonatan>
Encontré la nota en la barra de la cocina y el desayuno que él me había hecho no pude evitar sonreír, “eres un tonto” pensé.
Devoré casi todo lo que se encontraba en la cocina, por alguna extraña razón yo me encontraba muy cómoda en este lugar, no se si debido a lo sucedió en la noche anterior, pero me sentía como en mi hogar andando por ahí solo con mi ropa interior y una camiseta de Jonathan para cubrirme del frio.
No sabia si irme o esperar a su regreso, pero el gran temor de Bobby se estaba haciendo realidad, estaba perdiendo de vista mi objetivo ante toda esta situación, estaba olvidando lo que realmente era lo importante de esta situación, hacer caer a Dayana y a Jonathan.
Mis pensamientos estaban volando, sentía que me encontraba contra la espada y la pared, aunque no debería ser así, debería haber enterrado estos sentimientos desde hace mucho tiempo.
Cori a la habitación principal para vestirme adecuadamente e irme del lugar y completamente lista para que Bobby me regañara por lo que hice, pero a punto de salir de ahí, me percate que había una habitación que nunca había visto.
“Debe ser su oficina o algo así además que carajo te importa” pensé de inmediato, baje las escaleras, pero algo me detuvo “Estoy en todo mi derecho de ver lo que quiera de esta casa” me respondí a mi misma el regaño anterior.
Me acerqué lentamente, probé la cerradura, pero se encontraba libre, entre lentamente con algo de miedo de hecho, pero lo que encontré ahi me provoco muchos sentimientos, pero ninguno de ellos fue el miedo.
Se encontraba todos los objetos que me pertenencia, jamás paso por mi cabeza que había conservado todo, yo ya daba por perdidas muchas de estas cosas.
En los últimos meses de nuestra relación este lugar se había convertido en mi hogar, casi ya no pasaba tiempo en mi casa y como nuestra ruptura fue tan abrupta pensé que cada quien seguirá su vida como pudiera.
Veía desde mis vestidos floreados hasta mis zapatos llenos de arena por ir cada fin de semana que pasábamos en la playa, había fotos en las paredes es como si quisiera mantener el recuerdo vivo, pasaba mis manos por cada prenda que se encontraba ahí, anhelaba volver a vivir cada una de esas aventuras, anhelaba volver a estar a lado del amor de mi vida.
En un mueble de la esquina se encontraba una foto que me rompió en el momento que la vi, era la foto del día que me propuso matrimonio, mi vestido lila se movía con el viento y el se encontraba agachado y fue ahí cuando lo pidió.
Sali de la habitación y me apoye en el barandal de la escalera, sentía como unas lágrimas comenzarían a brotar, pero si me lo permitía sabía que me sentiría aun peor.
—¿Aun puedo tener mi final feliz?—grite a la aire y unas cuantas lagrimas cayeron--¡Basta Katherine! ¡Basta!
Bajé las escaleras como pude.
—¡Basta Katherine!—me regañe de nuevo y me golpee la cabeza—Tropezar con la misma piedra una y otra vez ya no es error, es una decisión.
Tenia que tomar una decisión en este momento si continuar con este absurdo plan o dejarlo ir de nueva vez por todas para poder continuar y eso era la decisión más sensata pero el timbre corto mis pensamientos.
—¿Se encuentra el señor Jonathan?—pregunto la mujer al otro lado de la pueta.
—Se encuentra fuera en este momento—respondí de inmediato.
—¿Le podemos dejar unos papeles? —preguntó la mujer con la carpeta—Sabemos que es una decisión difícil pero quizás sea lo mejor para ambos.
Estaba completamente en blanco ¿Quién cree que soy? Esta mujer.
—¿Quién cree que soy?—pregunté confundida.
—¿No es la madre del hijo de Jonathan?—pregunto apena.
El semblante de mi rostro cambio enseguida y ya tenía la respuesta a mis dudas, si tenia que seguir con el plan.