Aquel amor que casi me llegó a matar

37

Los golpes en mi puerta sonaban desesperadamente, corrí a abrir por tal insistencia.

—¡Hoy es el gran día!—grito Bobby desde el otro lado de la puerta.

Sole le sonreí y lo invité a pasar.

—Las invitaciones ya están enviadas, el salón ya se encuentra listo—el hablo muy emocionado por el día de hoy—Todo se encuentra como lo habíamos pactado.

—Entonces al fin llego—di un suspiro—¿Estarás ahí verdad?

—Tal como lo acordamos Kat, ahí estaré para lo que necesites—me sonrió.

Hace unos días me encontraba decidida a actuar, estaba decidida a destruir como en su momento lo hicieron conmigo, pero ahora no estoy completamente segura.

—¿Sera esto correcto?—pregunte—¿Crees que esto realmente está bien?

El me miro algo sorprendido.

—¿Lo que ellos te hicieron estuvo correcto?—me respondió con otra pregunta.

—No—dije de inmediato—No fue lo correcto.

—Esto será el principio de la nueva tu—hubo una pequeña pausa—Ya no debes dejar que nadie pase sobre ti, nadie.

—Tienes razón—le sonríe falsamente.

Bobby se encontraba realmente emocionado por todo esto, tenía hasta una pequeña lista de todo lo que teníamos que hacer hoy, recoger el vestido, arreglar mi cabello, a qué hora llegaría la maquillista entre otras cosas que se supone que me harían ver deslumbrante para la noche de hoy.

El día paso algo lento, primero pasamos por la Boutique por el vestido que me tenían que arreglar, el vestido lila lo descarte hace unos días no quería manchar los recuerdos de ese vestido con lo que fuera a pasar hoy.

El vestido me quedaba muy bien, era un rojo vino brillante, era de mangas largas, con una parte de la espalda descubierta y me un poco arriba de las rodillas.

—Luces increíble y chica la forma en la se amolda a tu figura—Bobby rio y checaba cada detalle del vestido.

—NI yo esperaba que me quedara tan bien—me reí de igual forma.

Pasamos por los zapatos y los accesorios, confirmamos la hora en la que las personas del salón de belleza irían a mi hogar para terminar de arreglarme, almorzamos juntos Bobby y yo para después disponernos a regresar a casa.

—En media hora deben llegar las señoritas del salón Kat—hablo mientras yo metía la llave a la cerradura¿ —Crees que puedas esperarla solas?

—Claro que si—solté una pequeña risa.

—Perfecto, yo también necesito estar presentable para la gran noche—rio y me abrazo-

—Gracias por todo—le respondí el abrazo—No tienes una idea de lo agradecida que estoy de tenerte en mi vida.

—Y estaré el tiempo que me lo permitas—me abrazo con más fuerza—Te adoro y mucha fuerza amiga.

Las maquillistas llegaron en la hora que teníamos acordado, eran dos jóvenes muy amables se instalaron en mi sala de inmediato, me dieron algunas instrucciones entre ellas que me vistiera de una vez para que no se arruinara el peinado y maquillaje después.

—¿Nerviosa?—pregunto una de las dos jóvenes.

—Algo—les sonreí—¿Acaso se me nota?

—Es normal si es una noche importante—respondieron ambas.

—Es un nuevo comienzo—solté una pequeña risa—Solo que me da algo de miedo perderme en el proceso.

—Los cambios siempre vienen acompañados de miedo, pero dicen que al conseguir esos cambios es algo muy satisfactorio—dijo la mas pequeña de ellas.

—Gracias necesitaba un poco de aliento—me reí de nuevo.

Ambas chicas siguieron dándome ánimos sin saber de qué se trataba toda esta noche, una arreglaba mi cabello y la otra me maquillaba, se tomo mas tiempo de lo que yo esperaba, pero terminaron justo a tiempo.

—Mucha buena vibra para la noche de hoy—me sonrió una de ellas—Recuerda que para poder conseguir los cambios tienes que cortar de raíz lo que no te hace bien.

Se fueron más rápido de lo que llegaron, ya estaba sola de nuevo, me mire en el espejo que se encontraba en la sala, un pequeño mechón de cabello pasaba por mi rostro y mis labios rojos al igual que mis parpados le daban un toque increíble a mi rostro.

—Demasiada producción para ir a destruir a alguien—solté al aire—Pero tienen razón aquellas jóvenes, debo cortar de raíz el veneno de mi vida.

Sali de mi casa al notar que el taxi ya se encontraba afuera, ahora no había vuelta atrás, le di la dirección al taxi para que me llevara al lugar sin tener en cuenta lo que se avecinaba.




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