Aquel amor que casi me llegó a matar

Epilogo

Los golpes en la puerta de mi habitación eran intensos y una voz me apresuraba del otro lado.

—¡Kat solo nos quedan 15 minutos!—Larisa entro con premura a la habitación—¡Date prisa mujer!

Yo seguía con mi mirada fija al espejo, colocando las últimas flores a mi cabello para darle el toque final a mi vestimenta, unos cuantos mechones de cabello caían delante de mi frente, me sonríe al espejo.

—¿Cómo me veo?—día unas cuantas volteas para que mirara desde cada ángulo—Me siento sexy.

Ambas reímos, ella traía un vestido color rosa pálido que la hacía ver increíble, se acercó y me abrazo como si hace tiempo no nos hubiéramos encontrado, salimos de la habitación, bajamos lentamente por las escaleras y ahí estaba Bobby con un smoking azul esperándonos.

Larisa lo abrazo para después dejarnos solos y dirigirse a la orilla del mar donde sería la ceremonia.

—Luces increíble, tanto por fuera como por dentro—nos teníamos tomado de las manos con fuerza—Te mereces el cielo y sé que Emir te lo va a dar, te mereces todo esto amor, te mereces este final feliz.

El apretón de manos ya se había transformado en un cálido abrazo, ese tipo de abrazos llenos de amor que te impregnan de cariño todo tu ser.

Con nuestros brazos entrelazados, caminos juntos hasta la orilla del mar, pasamos por el jardín que se veía simplemente espectacular con toda la decoración, con hermosas flores rodeando el lugar.

Una delicada alfombra roja se extendida por la arena hasta llegar a un simple pero hermoso altar a la orilla del mar, todos los invitados estaban esperando a la hermosa pareja. Los músicos comenzaron a tocar, todos se pusieron de pie,

Primero paso la hermana de Emir tirando algunos pétalos de rosa en su caminar, después yo con una pequeña caja donde se encontraban los anillos.

Y ellos dos entraron junto a sus madres, la madre de Bobby le dio un beso en la frente y lo dejo ahí para que fuera feliz con el amor de su vida.

La ceremonia dio comienzo, la brisa del mar nos rozaba delicadamente nuestras espaldas y el ruido de las olas eran uno con las palabras del oficiante.

El amor es lo que le hace falta a este mundo lleno de maldad, lleno de odio, lleno de miedos y hoy aquí somos testigos de lo grande que puede ser el amor, el amor que trasciende fronteras, razas, religiones o género; hoy somos testigos de la valentía de estos jóvenes por apostar por el amor, por apostar el resto de su vida por alguien más ya que de eso se trata el amor de vivirlo día con día no por ti si no por ese alguien que será tu compañero para toda la vida…”

Se detuvo un momento y me pidió que yo entregara los anillos, me acerque con algo de miedo y se los entregue a ambos.

Se los colocaron lentamente, ambos temblaban pero estaban seguros de esto, seguros que estaban destinados a estar unidos toda la vida.

Lo que ha nacido con amor está destinado a durar para siempre, vean aquí una prueba de lo que puede crear el amor; que sean sumamente felices en esta nueva etapa de sus vidas, esposo y esposo”

Y ahí frente a todos, sellaron su amor con un beso, prometiéndose cuidar uno del otro toda la vida, todos aplaudían, unas cuantas lágrimas rodaban por mis mejillas porque he visto que es cierto que eso que dicen por ahí, que el amor aún existe en esta tierra de locos.

Una vez que la ceremonia termino y el sol se había ido también, la fiesta comenzó, se podía sentir el amor en el aire, se podía ver esa sonrisa en el rostro de todos, se podía ver que cada persona presente amaba a Emir y a Bobby.

Todos tomaron sus asientos y el primer gran baile había comenzado, se veía tan felices, mi amigo tenía esa sonrisa en su rostro, esa sonrisa que decía que todo iría bien mientras lo tenga a él, Emir lo tenía sujeto de sus caderas, esa sensación de “Te tengo y nada te ocurrirá en mis brazos”.

Quizás si existen los finales felices pero no todos estamos destinados a un mismo final. 

—Se ve feliz—Larisa se acercó a mí con dos copas de champan—Y se lo merece.

—Se merece el cielo y lo ha encontrado en esos brazos—seque mis lágrimas y tome la copa de champan.

Ella paso su brazo sobre mi espalda y me tomo de un hombro, todo estaría bien para los tres. Bobby se acercó a nosotras, pidió que bailáramos pero Larisa dijo que ya tenía pareja esta noche señalando su copa y nos pidió que bailáramos sin ella.

—¿Estas feliz con esta nueva vida?—pregunte y entrelace mis brazos detrás de su nuca—¿Estás listo para la mejor aventura de tu vida?

—Le ofreceré lo que reste de mi vida y sé que él también me lo ofrecerá, es mi persona—el me tomo de mi cintura y bailábamos delicadamente por toda la pista de baile— ¿Y tú estás lista para tu nueva vida?

—Estoy lista, pero tengo miedo de despedirme de todo lo que conozco, de despedirme de ti—unas cuantas lágrimas recorrían mi rostro—Y aun con todo ese miedo, estoy lista para seguir adelante.

—Sabes que no importa el tiempo o el lugar yo siempre te acompañare—el seco delicadamente mis lágrimas—Solo tienes que colocar tu mano encima de tu corazón y en cada latido que des yo estaré ahí.

Lo abrace con mucha fuerza, ese abrazo sirvió para darles las gracias, las gracias por haberme salvado a vida.




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