Dos meses después ¡Y ese tonto arruina un día importante!...
Quién diría que el paso del tiempo continuaría sin ningún acontecimiento para recordar.
En 60 días logré adaptarme a mi nuevo trabajo.
La paga resultó ser buena y a pesar de todo pronóstico las ventas han sido geniales.
Pero hoy, precisamente hoy, el hijo de la dueña tuvo que llegar tarde.
Y conociéndolo como lo conozco... solo dirá tonterías.
Lo odio, pero supongo que ese sentimiento nunca ha predominado sobre el cariño que le tengo.
𝘔𝘪 𝘑𝘶𝘯𝘨