El calor en la ciudad ha sido cambiado por un clima en el que el viento sopla fuerte y hace que me cale en todo el cuerpo, pero no me rindo hasta llegar a mi objetivo. Cruzo el umbral del local y hablan por lo alto.
—Bienvenido —La voz de ella resuena a mi lado izquierdo y giro mi rostro para verla, pero está sumida en un libro que tiene en el regazo.
El simple hecho de escucharla hace que mi corazón de un vuelco.
Fui una pésima persona y no quiero darle la cara, pero ya estoy aquí y no hay nada que pueda hacer. Con paso titubeante me acerco al mostrador.
—Disculpa... —Mi voz es apenas un susurro.
—¿En qué puedo...? —La pregunta queda en el aire al momento en el que eleva sus ojos —¡¿Pero qué rayos te pasó?!
De inmediato deja el libro sobre el mostrador y lo rodea para quedar de frente a mi persona. Es la primera vez que la veo de cerca y no tengo que agachar tanto mi cabeza para sostenerle la mirada. De inmediato me pongo nervioso pero no dejo que le gane a mi razón.
—Lo siento, pero... ¿Sabes qué puedo hacer con esto? —Le señalo la cortada que tengo en la cabeza y de la cual continúa saliendo sangre.
No es que me estuviese desangrando, pero el líquido rojo es muy llamativo, así que seguramente me veo peor de como me siento.
—Deberías ir al hospital —Dice mientras la veo sacar el móvil del bolsillo trasero de su pantalón. Involuntariamente la tomo del brazo y detengo su acción.
—No hospitales... por favor —No quiero que llamen a mi madre y tenga que responder las miles de preguntas que estoy seguro que me hará —¿Podrías ayudarme y decirme cómo limpio esto?
Escaneo su reacción y lo único que hace es soltar el aire que contiene en sus pulmones. En un par de segundos logro visualizar esos ojos color avellana y una electricidad me recorre la espalda.
—Si mi jefa te viera sin duda llamaría al hospital —Se muerde el labio al hablar y esa acción no pasa desapercibida por mí—No soy doctora ni enfermera... —Me hala del brazo y me sienta en la silla donde estaba ella antes —Pero supongo que podré limpiarlo.
La veo alejarse por los pasillos y recorrerlos uno a uno, tomando un par de cosas de los estantes. En menos de un minuto regresa con alcohol, torundas de algodón, guantes, ungüento y banditas.
La veo colocarse los guantes de latex y, como si fuese realmente una experta, comienza a limpiar la zona afectada.
Mis reacciones son las de un cobarde cada cinco segundos al sentir el alcohol quemarme la herida, pero trato de que ella no lo note.
—Deberías denunciar a esos tipos —Siento el frescor del ungüento cubrir mi piel.
—No es nada, solo son unos chicos idiotas —"Sí, idiotas que posiblemente me sigan haciendo la vida imposible"
—Yo que tú, lo haría —Finaliza colocando un par de banditas y tapándolas con un mechón de mi cabello —Listo. Creo que así no se verá mucho.
Me pongo de pie y, con el costado doliéndome todavía, me fijo en un pequeño espejo que tengo a mi izquierda. No puedo creer que toda esa sangre haya desaparecido como por arte de magia y no se vea ni una pizca de ella.
—Eres muy buena en esto.
—Sí, bueno... no es la primera vez que lo hago —Eso último lo dice tan bajo que no estoy seguro que lo haya dicho.
Decido pagar su amabilidad comprando los productos que usó en mi y realmente agradecido le sonrío de forma genuina.
—Lamento haberte causado problemas....
—Mi Jung —Me extiende la mano y nuevamente esa electricidad recorre mi cuerpo al responder su presentación.
"Sé cómo te llamas, pero que lo digas por ti misma es encantador" Escucho mi voz interna hablar pero sacudo mi cabeza en un intento de ahuyentar esas palabras.
—Soy Namjoon. Kim Namjoon.
Por primera vez en todo lo que llevo de vida, agradezco el haber entablado conversación con una desconocida.
Sonará loco,pero me siento mejor con solo verla.