Me levanto de la mesa y la silla chirria bajo mi cuerpo.
—¡Vuelve en este instante a la mesa Kim Namjoon! —El grito atronador que sale de la boca de mi padre me altera los nervios.
—Por favor, cariño no... —Mi madre se ve nerviosa y trata de calmar a mi padre tomándolo del brazo.
—¡Debe de entender que su futuro es en la abogacía! —El gran abogado Kim Nam Kwan se desprende del agarre de su esposa y queda frente a mi. Puedo sentir su aliento rozando mi cara —Tú serás lo que yo diga Namjoon. Tus estúpidos sueños no tienen cabida en esta vida ni en esta casa.
—No puedes obligarme a hacer lo que tú quieras —Las palabras salen de mi boca debido a la frustración y el congojo, así que la bofetada llega tan rápido que me aturde por un segundo.
—¡Eso lo veremos niño!
Mi padre sale del comedor y yo me quedo parado como idiota.
Mamá por su parte sale corriendo detrás de él.
¡Muy bien madre, sigue siendo la misma mujer dócil de siempre!
Mi vista gira hasta la mesa y se quedan fijos en los tres platos de comida casi intactos. Mi hambre se ha ido en un solo segundo y dudo mucho que regrese en lo que resta del día.
Arrastro mis pies y subo las escaleras hasta mi habitación. Mi lugar seguro. Mi refugio.
Me tiro en la cama y el techo blanco se abre en todo su esplendor como si fuese lo más maravilloso del momento.
Decido colocar mis audífonos y sorprendentemente "Dance of the sugar plum fairy" me lleva de nuevo a cuando tenía seis años.
Cuando salía de la escuela me pasaba las tardes en casa de los abuelos, padres de mi padre. Amaba con toda mi alma ese lugar... bueno, a decir verdad, amaba la biblioteca del abuelo y a su máquina de vinilos.Los cientos de libros eran todos de diferentes tamaños, colores, temas, autores. En cuanto a los vinilos... en su mayoría música clásica. Era mi tesoro favorito. Fue en esa época cuando decidí convertirme en escritor y mi gustó por lo clásico se intensificó.
Esa precisa tarde, sonaba Tchaikovsky de fondo mientras sostenía en mis manos"La leyenda del rey errante". Sin duda era un libro para niños pero la trama era rebuscada y hasta confusa. El hecho de que el protagonista fuera un príncipe y estuviera celoso de una persona sin recursos, quien era mejor que él en la poesía, era algo de no creer para la propia alteza. Así que me ví en la necesidad de preguntarle al abuelo, a lo que él me tomó de los brazos y me sentó en su regazo. Subió los lentes que le caían por el puente de la nariz y me sonrió.
—En esta vida no todos son conscientes del talento que tienen Joonie. Aquel príncipe celoso sabía que era bueno en la poesía pero siempre se comparó con el resto y aún así su inseguridad lo llevó a ser el peor. Si tu tienes valentía y un sueño que te guíe... Entonces debes lograrlo. No importa qué o quienes te detengan, debes luchar por ello; aunque claro, no siendo celoso del talento de los demás. Debes ser siempre tu mismo y no compararte con nadie más.
—¿Papá hizo lo que quería? ¿Él deseaba ser abogado? —Me era imposible creer que papá realmente quisiera convertirse en abogado, ya que todos los días lo veía enojado y frustrado.
—Tu padre nunca supo en que quería convertirse o que quería hacer que lo hiciera feliz. Por ello solo tomo la vía de acceso rápida —Mi abuelo suspiró y sus ojos miraron el piso —Él envidiaba a sus amigos por verlos felices haciendo lo que les gustaba. En esos años tampoco era que tuvieras opción de elegir las cosas felices, pero solo si yo lo hubiese apoyado más...
En aquel entonces no entendí a la perfección las palabras del abuelo. Me había quedado con más dudas al respecto; sin embargo, hoy día resuenan como nunca.
Mi padre estaba celoso de que fuera bueno en algo que realmente me gustara, algo que hiciera palpitar mi corazón y me pusiera eufórico de emoción.
Él creía que yo debía ser tan infeliz y despechado como lo fue en aquella época, donde no podías pensar en soñar porque eso nunca te iba a dar de comer.
Lo cierto es que yo también tengo miedo de que nunca llegue a convertirme en el gran escrito que ansío ser pero soy de la firme convicción de que, si nunca lo intentas... ¿Cómo sabrás si hubiese realmente funcionado?
Esta es mi vida, y yo decidiré cómo vivirla.
Las lágrimas salen una a una de mis ojos y las limpio con parsimonia.
Nada logrará detenerme de seguir adelante.
Ni mi padre.
Ni mi madre.
Así tenga que dejar de ser de la prestigiosa familia Kim.