—No debieron hacer esto. En serio, estoy bien —Mi honor está por los suelos pero eso no parece importarle a las dos personas que comen tan despreocupadas frente a mi persona.
—Cierra la boca si no quieres que Noona se enoje —Sehun toma de su bubble tea y me echa una mirada de soslayo —Solo dedicate a comer Kim.
—Piensa que es una comida como cualquier otra y ya Nam —Mi Jung me sonríe pero sus ojos son firmes. Obviamente ella tiene la última palabra por ser la mayor y no puedo refutar aquello.
En silencio, agradezco por la comida y tomo de la cazuela gigante un poco del tteokbokki. Mi mirada viaja por los alrededores del local y, muy a pesar de mi renuencia, lo siento acogedor. El toque de la música clásica de fondo me hace sentirme en paz.
—No creí que existiera un lugar tan apacible en Seúl —Suelto sin más.
—Es el restaurante favorito de Mi Jung. Ella ama la comida picante —Sehun codea a su hermana y esta solo asiente.
—Es increíble, aunque por la música de fondo supongo que no termina siendo de tu agrado —En un intento por verme intelectual ante la chica que me gusta, me mofo de su odio hacia mi música favorita.
—Sigue siendo agradable —Mi Jung agacha la mirada pero no dice más, mientras tanto mi enemigo/amigo/no amigo (aun no sé que término ponerle a nuestra nueva relación) me mira inquisidoramente y niega levemente con su cabeza.
—Mi Jung, si tu quisieras podría enseñarte algo de la buena música. Ya sabes, los vinilos de Vivaldi, Lizt, Satie, Tchaikovsky... Hay toda una infinidad de canciones que estoy seguro que te encantaran —Sonrío y, como si el mundo estuviese de mi lado, de fondo la melodía de Prelude in E Minor comienza a sonar —Ahhhh... Una melodía triste pero muy bonita....
No comprendo el motivo, pero Sehun se pone recto en su asiento y me señala que me calle. Mueve insistente sus manos y abre sus ojos como platos.
—Ustedes los aficionados solo seguían por su instinto —La chica levanta lentamente el rostro y su mirada es impenetrable.
—Acaso... ¿He dicho algo malo? —Con el rabillo veo a su hermano soltar el aire y elevar los hombros restándole importancia a todo. Continúa comiendo quitado de la pena.
—Namjoon... ¿Alguna vez te has dedicado a buscar el porqué Chopin hizo semejante locura con la armonía de esa obra?
—¡¿Has escuchado a Chopin?!
—El señor Frédéric terminó de componer todos sus preludios cuando estaba viajando a Mallorca con su amante. El que suena es tan triste que decidieron ponerlo el día de su funeral —Por un instante se relaja al tomar un pastel de arroz y comerlo con parsimonia —También llamada asfixia, es una obra en la que los acordes siempre descienden a la distancia de un semi tono, dando así la sensación de que poco a poco te sumes en la oscuridad. Primero, Chopin lo que hizo fue tomar acordes en séptima dominante y en vez de colocarlos hacia arriba toma la decisión de hacerlos menores y aún estando inconforme lleva esos mismos acordes a disminuidos —La veo soltar los palillos y coloca sus manos frente a ella como si estuviera frente a un... ¿Piano? —Séptima de dominante con novena aumentada —Mueve sus dedos al aire —En el compás doce toca la dominante con la izquierda y con la derecha todas las que se le ocurre —Sus dedos se mueve al ritmo de lo que suena a nuestro alrededor. La música finaliza y deja de moverse —Nada de qué alegrarse si decimos que ni los más expertos saben realmente que hizo Frédéric con ese preludio.
Mi boca está igual que mi cerebro... Fritos. ¿Qué acaba de pasar?
—¿Tu...? ¿Pero... Cómo...? ¿Chopin...? —Mi sentido de la coherencia no puede formular ninguna pregunta completa.
—Noona estudia producción y composición musical en la universidad Namjoon —Mis ojos viajan al chico a su lado y solo se ríe el muy idiota.
—¿Universidad? ¿Composición musical? —Toda es nueva información me deja en jaque.
—¿Recuerdas que siempre me preguntas a donde voy todas las tardes después del trabajo? —Asiento no muy convencido —Bueno, la universidad no sólo da clases por la mañana.
—¿Sabes de los clásicos? —Pregunto escéptico.
—Por supuesto, es la base de toda música; sin embargo, yo los odio. Quedé tan asqueada de ellos que no me gusta siquiera mencionarlos.
—¿Me dejabas hablar de ese tema siendo que tu eres la experta?
—Bueno... Te veías muy feliz hablando de eso y nunca quise interrumpirte, aunque muchas veces me daban ganas de poner una cinta en esa bocaza.
Mi varonilidad termina por quedar allí, en el suelo y pisoteado por la chica más extraordinaria que jamás hubiese creído que existiera.
—Debí verme como todo un tonto... —Hablo en voz baja pero Sehun de inmediato responde.
—No soy el único genio de la familia... Entonces sí, supongo que habrás quedado como todo un idiota frente a Noona —En serio, no es momento para que mencione aquello.
La comida termina entre pláticas triviales de los hermanos mientras yo sigo en lo más oscuro de mi miseria.
Resulta que el estafador... Resultó estafado.
¡Buena esa Nam!