Aquel Chico - Namjoon

CAPÍTULO 15

Respira Mi Jung, no pasa nada.

El mes de enero de un nuevo año nos da la bienvenida con su ya conocido clima frío pero nada de eso importa gracias a la vista que tengo. El río Han, tan espléndido y monumental como el puede, se abre ante mi persona, dejando ver un atardecer maravilloso y lleno de magia. Todo eso podría apreciarlo de mejor manera si no fuera por el chico a mi lado, quien ha sonreído a la nada por los últimos diez minutos y me pone los nervios de punta.

¡Habla de una maldita vez!

—¿Ahora sí me dirás qué hacemos aquí Nam? —Gira su rostro hacia el mío y continúa sonriendo. Esos hoyuelos me fascinan y no puedo quitarles la mirada.

—Solo quería pasar tiempo contigo Mi Jung —Me toma de la mano y mis ojos se abren como platos.

¿Podría alguien decirle que no haga eso? Siento mi corazón a punto de salirse del pecho.

—Nam... —Estoy segura que el color escarlata inunda mis mejillas pero decido en tomar la iniciativa y hablar claramente —Esto... —Levanto mi mano la cual está entrelazada con la suya —No es algo que hagan los amigos Joonie. ¿Puedes decirme qué sucede? —Intento zafarme de su agarre pero este se vuelve más fuerte.

La cara contrariada de mi amigo se vuelve inescrutable. Su mandíbula se cuadra y frunce el ceño.

¡Woah! Se ve tan varonil con esa expresión...

—Mi Jung... —Mi nombre entre sus labios hace que una electricidad me recorra por todo el cuerpo —Hace un tiempo que nos conocemos y no hace mucho que comenzamos a llevarnos bien —Siento su pulgar trazar líneas sobre el dorso de mi mano, nervioso —Para ser franco jamás he hecho algo como esto pero no puedo evitarlo más —Eleva su rostro y está tan rojo como el fuego ardiente —Te confesaré mis sentimientos... Noona.

¡Esperen un segundo! ¿Dijo sentimientos?

—¿De qué hablas? —¡Tengo edad suficiente para saber de qué rayos habla pero no estoy lista para escucharlo de su boca! ¿O sí?

Toma aire dramáticamente y esta vez acorta el espacio entre los dos, quedando más cerca de mi.

—Ese primer día que te vi en la farmacia desee nunca haber ido. Al verte, la revolución de emociones en mi estómago me hicieron marearme pero no le tomé importancia. La segunda vez que te vi quise golpearme a mi mismo por ser un patán grosero de primera —Me río por lo bajo al recordarlo —La tercera fue en la tienda de discos de Chanyeol. Allí, fue cuando creí que me estaba volviendo loco: la cercanía que mostraste con él me dieron naúseas y quise estar en su lugar. Después de eso... bueno, realmente fue un caos para mí. El punto es que Hoseok habló conmigo y...

En un punto de su larga explicación dejo de prestarle atención y solo me enfoco en sus labios. Un par de labios gruesos, carnosos y tan suaves que me pierdo en ellos.

¿Cómo se sentirán unidos a los míos?

Con mi mano libre tomo su cabeza por el cuello y lo acerco a mi, rozando mis labios con los suyos en un beso sutil pero lleno de emociones, haciendo que se calle de una vez por todas.

—¿Te han dicho que hablas demasiado? —Lo veo directo a sus hermosos fanales y los veo brillar como nunca antes.

—Sí, bueno... algunas veces —Su aliento roza con el mío y lo siento cálido y abrumador.

—Cierra la boca y bésame Namjoon —Sonríe ladino y por fin, me besa como dios manda. Como lo predije, sus labios son suaves y dulces, tan dulces que creo me dará diabetes pero la aceptaré con tal de no separarme de él.

Mi mente comienza a soltar babosada y media mientras mi respiración comienza a escasear:

"¡Tiene la edad de tu hermano!"

"¡Estás besando a un niño mujer!"

"Esto te traerá graves problemas y se joderá todo"

"¡Son cuatro años de diferencia!"

"¡¿Acaso no te importa lo que la gente diga?!"

Y así se mantuvo por un buen rato hasta que Nam y yo no tuvimos otra opción más que separarnos en busca de oxígeno, pero nuestras frentes se mantuvieron unidas, no rompiendo ese pequeño contacto.

—Noona... —Aún se le escucha agitado —¿Quieres ser mi novia?

Río entre dientes y lo abrazo por la cintura.

—Creí que yo tendría que pedírtelo a ti —Ambos soltamos una carcajada de nervios y nos volvemos a besar.

Allí es cuando callo por completo a mi cabeza y rezo para que esto no termine siendo una pésima idea.

 




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