Aquel día

En la portada

En el camino, le contaba cómo me fue en el casting a Rebeca y a Lú. Ellos solo reían de mí cuando describía al "papisito" de los ojos verdes.
—¡Nunca te habías fijado así en un hombre!—me decía Rebeca, mi mejor amiga, sin poder contener la risa.
Lú,mi primo, sacudía la cabeza con una sonrisa burlona.
—Ustedes dos son muy chicas para andar pensando en hombres—nos regañó, como si él no tuviera una novia diferente cada semana. En el fondo sé que le gusta Rebeca, pero la va a hacer esperar hasta que se canse de sus propios juegos.

—¿Y Nico? ¿Ya le contaste lo del casting? —preguntó Rebeca, bajando la voz.
Un nudo se formó en mi estómago al recordar a Nicolás, mi novio desde la secundaria. Mecánico de motos, dulce pero terriblemente celoso. Sabía que no le gustaría que me metiera en ese mundo.
—No... todavía no. Quiero darle la noticia en persona. Pero con cómo se puso la última vez que modelé en ese desfile local... —dejé la frase en el aire. Lú puso los ojos en blanco.
—Ese tipo te ahoga, sirena. Un día vas a tener que elegir entre respirar o complacerlo.

Los tres llegamos juntos a la casa y nos encontramos con una mujer parada frente a la puerta, mirando el número con inseguridad. Llevaba un vestido ligero y una maleta pequeña.
—Hola,¿busca a alguien? —pregunté.
—Sí,buenas tardes. Disculpe, ¿es esta la casa de Rafael? —preguntó con un suave acento mexicano.
—¡Sí!Él es mi tío. ¿Usted es Luciana?
—¡Exacto!Mucho gusto —dijo, iluminándose su rostro.

En ese momento, mi papá abrió la puerta desde adentro.
—¿Alexa?Ah, ya llegaron —vio a Luciana y una sonrisa cálida se le dibujó.
—¡Luciana,bienvenida! Pase, pase. Rafa está en la cocina, acabando unos detalles. Soy Eduardo, el hermano —dijo mi papá con su mejor tono de anfitrión.
Rebeca y Lú,detrás de mí, observaban con curiosidad.
—Mucho gusto,Eduardo —dijo Luciana, estrechando su mano.
—¿Y ustedes son...? —preguntó Luciana, mirándonos a los tres.
—Somos la familia —dije yo rápidamente—. Yo soy Alexa, la sobrina. Él es Lú, mi primo, y ella es Rebeca, mi mejor amiga.
—Ah, claro —dijo Luciana con una sonrisa—. Rafa me habló de todos. Especialmente de su "pequeña sirena".

Entramos. El aroma a comida deliciosa llenaba la casa. Mi tío Rafa salió corriendo de la cocina, con su delantal manchado de achiote y un gorro de cocina torcido. Se le veía nervioso y emocionado.
—¡Luciana!—exclamó, y sin más preámbulos la envolvió en un abrazo. Se besaron con una ternura que a todos nos conmovió.
—Bueno,que se enfría la comida —dijo mi papá, rompiendo el momento con una sonrisa.

Cenamos y fue una velada estupenda. En medio de las risas, mi teléfono vibró insistentemente. Era Nicolás. «¿Dónde estás? Te llamé al bar y dijeron que te habías ido temprano. ¿Con quién estás?». Los celos ya asomaban en sus mensajes. Suspiré y le escribí rápido: «En casa de mi tío, con la familia. Luego te llamo, cariño». No mencioné el casting. No era el momento.

---

Mientras tanto, en un lujoso departamento con vista al mar, el aire estaba cargado de otra tensión.

—¿En qué estabas pensando, Eli? —La voz de David era cortante. —¿Llamar a mi madre para decirle que te bajabas del desfile? ¿Y luego aparecer en el casting?
Elisabeth estaba junto a la ventana. Ni siquiera se volvió.
—Pensé que necesitabas recordar que no todo te lo pueden regalar.
—¿Competir? —David soltó una risa amarga. —¿Contra quién? ¿Contra esa chica que claramente te hizo sentir insegura?
Ella se giró, sus ojos destellando furia.
—¡Esa... camarera! No tiene idea.
—Es exactamente lo que necesita la marca —replicó David. —Frescura. Autenticidad. Algo que tú perdiste.
Elisabeth palideció. Se acercó, deslizando una mano por su pecho.
—David, cariño... tú y yo siempre hemos sido un buen equipo. ¿Por qué traer a una extraña?
David le retiró la mano.
—No hay un "lo nuestro", Eli. Eso terminó. Y esto es negocio.
—Muy bien —dijo ella, fría—. No será fácil para tu nueva protegida. Este mundo se come a las ingenuas.
—¿Eso es una amenaza?
—No —sonrió sin calidez—. Es una promesa.

---

Al día siguiente, salimos todos al bar a mostrarle a Luciana nuestro humilde recinto.
—Es estupenda la vista—decía, admirando el mar.
Y de repente,como salido de una revista, el joven de ojos verdes apareció por el puente.
—Hola,buen día. ¿Ya están abiertos? —preguntó.

Todos giramos la cabeza. El sol brillaba a sus espaldas. Llevaba jeans y una camisa de lino blanca. Sus ojos eran inconfundibles.

Mi corazón dio un vuelco. Rebeca me dio un codazo.

Lú fue el primero en reaccionar.
—¡Claro,hermano! Siempre abiertos —dijo. Mi tío Rafa le lanzó una mirada.
—Sí,pase —dijo mi tío.

David escaneó el lugar hasta que su mirada se encontró con la mía.
—En realidad...vine buscando a Alexa Pereira.

El silencio fue absoluto.
—Yo soy Alexa—logré decir.
—Soy David Ferrer.De Ferrermods. Necesito hablar con usted sobre el casting. Es urgente.

Mi tío se puso alerta.
—¿Mi sobrina está en problemas?
—No,al contrario —aclaró David. —Es algo profesional.

Nos sentamos en una mesa cerca del mar. David abrió su portafolios.
—Mi padre y yo queremos que seas la imagen principal del desfile de invierno.La portada de la revista.

El mundo se detuvo.
—¿Yo?Pero...y la rubia...?
—Ella ya no es parte del proyecto—dijo con firmeza. —Buscamos algo auténtico. Y tú lo eres.

Miré las fotos que me mostró. Yo, pero una versión que no reconocía del todo.
—Es un gran honor—murmuré.
—Implica que tu vida cambiará por completo—dijo, sacando un contrato. —¿Estás lista?

En ese momento, mi tío Rafa dejó dos vasos de jugo de maracuyá en la mesa.
—Para lo que sea—dijo, guiñándome un ojo.

David levantó su vaso.
—¿Entonces?

Tomé el mío, mis dedos temblorosos rozando los suyos.
—Entonces—dije, con una sonrisa que nacía desde adentro—. Comencemos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.