Aquel invierno de Londres

Capítulo 2: De nuevo.

Volvimos el viernes siguiente. No sabíamos si era por la banda, por el pub, o simplemente porque algo en esa noche anterior nos había dejado con ganas de más. El mismo rincón, los mismos tragos, y esa sensación extraña en el aire, como si estuviéramos por vivir otra vez algo que todavía no entendíamos del todo.

Y ahí estaban.

-Mira -dijo Charlie con una pequeña sonrisa, señalando con la cabeza hacia el escenario-. Vinieron otra vez.

Emily comversaba con el técnico de sonido, Harry reía con alguien en la barra, y Nick... Nick estaba sentado detrás de la batería, ajustando algo, con la cabeza baja y el cabello cayéndole un poco sobre los ojos. Pero justo levantó la mirada. Me vio. Y yo... no sé cuánto duró. Un segundo. Dos. Lo suficiente para que un cosquilleo me recorriera la espalda.

-¿Nos acercamos? -preguntó Sam, ya de pie, con esa energía suya que nunca pedía permiso.

-¿No quieres esperar a que empiecen? -pregunté, tratando de sonar casual.

-¿Y perdernos la previa? Ni en sueños -respondió con una sonrisa, jalando a Charlie del brazo.

Las seguí, claro. A esa altura, ya sabíamos que no eran solo una banda más. Y ellos también nos habían visto.

Cuando llegamos a la barra, Harry fue el primero en girarse.

-¡Las chicas del otro viernes! -exclamó, levantando su vaso a modo de saludo-. ¿Vinieron por la banda o por las bebidas a mitad de precio?

-Depende de quién pregunte -dijo Sam, alzando una ceja con picardía.

Harry soltó una risa contagiosa, justo cuando Emily se acercaba desde un costado.

-Qué gusto verlas de nuevo -dijo con una sonrisa cálida, mirando a cada una como si nos reconociera de toda la vida.

-Era imposible no volver -comentó Charlie, tranquila como siempre, pero con ese aire encantador que tenía sin intentarlo.

Nick se aproximó unos pasos más atrás, sin decir nada al principio. Me miró otra vez. Esta vez más rápido, pero lo noté igual. Y no sé por qué, pero sentí que ese gesto decía más que cualquier saludo.

-Hola -me dijo, en voz baja.

-Hola -le respondí igual, como si estuviéramos hablando en otro idioma, más callado, más propio.

Y aunque los seis estábamos allí, entre risas, comentarios sobre música y promesas de que el show de esa noche sería aún mejor... por un instante, todo pareció volverse un poco más lento entre él y yo.

El murmullo del bar crecía mientras las luces bajaban apenas, anunciando que el show estaba por empezar. Harry dejó su vaso en la barra, se sacudió las manos y lanzó una sonrisa rápida antes de desaparecer entre la gente rumbo al escenario.

-Hora de volver a hacer magia -dijo Emily, guiñándonos un ojo antes de seguirlo.
Nick fue el último en moverse. Caminó con calma, como si no tuviera apuro, aunque sus dedos jugaban con las baquetas como si necesitaran moverse. Me lanzó una última mirada, corta, pero firme. Como si quisiera decirme algo sin usar palabras.

-Eso fue raro -murmuró Sam a mi lado-. Pero del tipo de raro que te deja con la piel erizada.
Me reí por lo bajo, sin contestar. En el fondo, pensaba lo mismo.

Subieron al escenario sin presentaciones innecesarias. Emily tomó el micrófono, ajustó la altura, y su voz llenó el lugar con una calma natural.

-Buenas noches otra vez. Somos Neos Back, y esta noche queremos probar algo diferente.
Una breve pausa. Unos acordes suaves de guitarra. Harry afinó una cuerda y Nick golpeó suavemente el borde del redoblante, marcando el ritmo.

-Esta canción es nuestra -continuó Emily, sin levantar demasiado la voz-. Se llama "Still In The Silence".

El primer verso entró suave, casi como un susurro, y el bar entero pareció callarse al mismo tiempo. La melodía tenía algo de nostálgico, pero cálido. Como esas canciones que uno no sabe por qué le suenan familiares aunque nunca las haya escuchado.
Harry acompañaba con armonías tenues, y Nick... Nick era otra cosa. Cada golpe suyo era contenido, preciso, como si midiera la fuerza exacta para no romper el momento. Y aunque estaba detrás de todos, yo no podía dejar de mirarlo. Él tampoco parecía evitarlo.
Me pregunté si alguien más lo notaba. Ese algo que se tejía en medio del humo, las luces tenues y una canción que no existía hasta esa noche.

La última nota se apagó como una exhalación lenta, y por un instante nadie dijo nada. Después, el bar estalló en aplausos, algunos más eufóricos que otros, pero todos con esa energía genuina de quien acaba de ver algo especial.

-Eso fue hermoso -susurró Charlie, casi como si tuviera miedo de romper el momento.

Sam, en cambio, aplaudía con fuerza, entusiasmada.
-Estoy obsesionada. Lo juro, necesito esa canción en mi playlist ya -dijo, girándose hacia nosotras con los ojos brillantes.

No dije nada. Solo seguí mirando al escenario, donde los tres integrantes de Neos Back bajaban sin apuro, todavía envueltos en esa aura que se les pega a los artistas después de un tema que salió perfecto.

Emily fue la primera en llegar. Tenía el rostro levemente enrojecido, pero la sonrisa tranquila.

-¿Qué les pareció? -preguntó, apoyando su peso sobre una pierna, relajada.

Charlie fue la primera en contestar, con esa elegancia suave que la caracteriza.

-La canción original fue... muy linda. Tenía algo melancólico, pero reconfortante.

-Ese era el objetivo -respondió Emily, y se quedó conversando con ella, como si se conocieran de antes.

Harry se acercó justo después, saludando con una risa abierta, el tipo de persona que llega y cambia la energía del grupo sin esforzarse demasiado.

-¿Saben que se nota cuando alguien realmente escucha, no? -nos dijo-. Gracias por eso.

Sam respondió enseguida, encantada con su presencia. Y entre ellos dos se armó una charla rápida, natural, como si no fuera la primera vez.
Nick llegó en silencio. Se ubicó a mi lado sin decir nada, apenas un gesto breve con la cabeza a modo de saludo. No buscó conversación, pero tampoco se fue. Y por alguna razón, su quietud se sentía cómoda.




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