Aquel invierno de Londres

Capítulo 45: Solo estar.

Habían pasado algunos días desde que hablamos. Desde que nos dijimos todo. Y aunque las heridas seguían ahí, abiertas y sensibles, algo dentro de mí estaba en calma. Como si, después de tanto tiempo, por fin pudiera volver a respirar sin ese nudo en el pecho.

Era tarde, estábamos en mi habitación. Afuera llovía despacio aunque fuese primavera, como si el cielo solo quisiese acompañar, sin hacer ruido. Nick estaba acostado a mi lado, mirando el techo, con una de sus manos entrelazada con la mía.

No hablábamos mucho. Pero no hacía falta.

—¿Sabes en qué pensaba hoy? —dije, con voz tranquila.

—¿En qué?

—Que me gusta esto… estar en silencio contigo. Me hace sentir segura.

Él sonrió, suave, y giró el rostro para mirarme.

—A mí también. No necesito hacer nada especial para que estés bien. Solo... estar.

Se acomodó un poco, y yo recosté la cabeza en su pecho. Sentí su respiración, pausada y estable. Me abrazó con un brazo y me acarició el hombro con los dedos, como si no quisiera dejar de recordarme que estaba ahí.

—¿Tienes miedo? —me preguntó de pronto, en voz baja.

—¿De qué?

—De que esto no funcione. De que volvamos a lastimarnos.

Lo pensé. No mucho, pero con sinceridad.

—Sí —respondí—. Pero también tengo más miedo de no intentarlo. De dejarte ir sin saber qué podríamos haber sido.

Él se quedó callado unos segundos. Luego me besó la frente.

—No voy a soltarte de nuevo, Olivia. Esta vez, no.

Me acerqué más. Cerré los ojos.
No necesitábamos nada más.
Estábamos rotos, sí. Pero estábamos juntos.

Y eso ya era un comienzo.




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