Siempre creí que las historias de amor eran para otros, que nunca encontraría algo digno de ser contado. Pero luego llegó él, Adán.
Esta no es la típica historia de amor. No es perfecta, ni justa, ni siquiera feliz. Es real. Llena de risas, caricias y susurros, pero también de lágrimas, gritos y silencios.
Adán me enseñó a amar con intensidad, pero también me mostró lo frágil que puede ser el amor cuando se enfrenta a sus propios demonios.
Hoy escribo esto desde un rincón de Barcelona, donde todo comenzó. Este libro no es solo para él, ni para mí; es para cualquiera que haya amado hasta romperse. Para quienes hayan perdido a alguien y aún sientan su sombra en cada rincón.
Esta es mi historia. Esta es nuestra historia.